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Aimé Cabrales: secuestro, firmeza y solidaridad
[01-10-2012]
Aime Cabrales
Dama de Blanco y Responsable de Atención a los Presos Políticos en el
Partido Cuba Independiente y Democrática (CID)
(www.miscelaneasdecuba.net).- Exactamente a las 7:30 de la mañana
del domingo 23 de septiembre (día de mi cumpleaños) fui secuestrada
frente a mi vivienda, ubicada en la calle Fonts y Beales, reparto
Lawton, del municipio 10 de Octubre; por el teniente Ronald, de la
Sección 21 del Departamento de Seguridad del Estado
(DSE)-(Enfrentamiento al Enemigo), quien desde el miércoles 19 me había
entregado una citación para el día 20 con el fin de prohibirme
participar en el Té Literario del Movimiento Damas de Blanco "Laura
Pollán" el sábado 22, en la misa y marcha por la 5ta Avenida del reparto
Miramar el domingo 23 y en la festividad de la Virgen de Las Mercedes "
Patrona de los Presos" a celebrarse el lunes 24 de septiembre, citación
a la que no me personé y declaré ilegal.
Saliendo a la puerta de mi casa estaba el teniente Ronald
amenazando a mi esposo Abdel Rodríguez Arteaga, Vicepresidente
Nacional del Partido Cuba Independiente y Democrática (CID). Entre un
grupo de descalificativos le pidió que me exigiera a mí que no
saliera de la casa porque sería detenida. Al escuchar la amenaza
salí y llegando a la esquina el represor
corría a buscar el carro patrullero 443. Allí tuvo una fuerte discusión
con mi esposo y mi mamá. De la patrulla bajaron cuatro policías de
ellos dos mujeres las que me cogieron violentamente por el brazo, yo
logré soltarme con un empujón y les dije que no me empujaran. Me
mandaron a callar, orden que no obedecí.
Fui conducida a la estación policial de Zanja y Dragones, municipio
Centro Habana. Me esperaban allí con un acta de detención en la
mano que me dieron a leer, acusándome de participar en actividades
contrarrevolucionarias, me carcajeé de ellos y NO la firmé.
A las 11.00 am me despojaron de todas mis pertenencias y me trasladaron
a la celda cifrada con el número 3. Cuando llegó el superior de
guardia de la unidad me pidió que saliera a comer, le contesté que
estaba en ese lugar en contra de mi voluntad y de forma injusta,
violándoseme mi derecho a la libertad de expresión y de asociación y por
lo que me negaba a comer.
Con soberbia e impotencia le pidió al oficial que me trasladara a la
celda # 1, en una verborrea en la que solo se podía entender que yo NO
era Dama de Blanco, sino una mercenaria al servicio de gobiernos
extranjeros y dando órdenes de vigilancia estricta. Estando en el
interior de la celda traté de conciliar el sueño, pero no pude porque
había una fuerte discusión entre dos oficiales. Me paré en la reja y
los requerí diciéndoles que eso era una falta de ética, porque un
militar no denigraba de otro órgano (DSE), bajaron avergonzados la
cabeza consintiendo mi regaño e hicieron silencio.
Nunca pude dormir, llegó la hora de la comida y nuevamente el Oficial de
Guardia Superior fue a pedirme de favor que comiera, me volví a negar
diciéndole: "aquí hay una mujer con principios definidos y línea
política trazada".
Airadamente me amenazó con trasladarme al Vivac (un centro de detenidos
en espera de sanción ubicado en las afueras del municipio Boyeros), le
respondí con que me llevaran para donde ellos quisieran que mis ideas,
no las podrían cambiar ni en la unidad de Zanja, ni en ningún otro lugar.
Al amanecer todo fue un caos. Era imposible poder entrar al baño, la
letrina destilaba amoniaco puro por la concentración de orina. Llamé al
calabocero y le exigí limpiar el calabozo. Me contestó en muy mala
forma que él no estaba allí para limpiar, que solo podía echar un cubo
de agua al baño para amortiguar la pestilencia.
Traté de conciliar nuevamente el sueño y ayudada por el cansancio lo
conseguí. Nuevamente en el horario del almuerzo se personó la
enfermera, me preguntó padecimientos, le dije secamente –migraña-, me
chequeo los signos vitales, me dijo que todo estaba bien, le pedí mi
regreso a la celda y así lo hicieron.
Cerca de la madrugada trajeron a cuatro mujeres. No pude dormir más,
porque a pesar de que me mantenían aislada ellas pasaron todo el tiempo
escandalizando y gritando obscenidades. Enmudecí al ver que eran
muchachas muy jóvenes y como se quitaban la ropa y mostraban sus partes
a los hombres que estaban detenidos allí y a los policías, sin ningún
recato. Ellos comenzaron a gritarles groserías.
Yo deseaba que amaneciera. Luego de la hora de aseo en la celda
donde yo estaba. En esa tarea pusieron a dos mujeres presas por un
delito de violación de domicilio y amenaza: Me identifiqué con ellas y
me declararon su apoyo, me pidieron que siguiera luchando.
Al medio día del martes 25 de septiembre escuché decir que mi
esposo acompañado de un grupo de actvistas del CID y Damas de Blanco
se encontraban exigiendo mi liberación en las afueras de la estación.
Escuché que él había telefoneado a la Sesión 21 del DSE, observaba
como la policía se preparaba para enfrentar a los que estaban apostados
en el exterior de la unidad, eso me inquietó.
En la llamada mi esposo habló con el Coronel Tamayo y le exigió que
me liberara o llevarían a cabo acciones de reclamo en la vía pública.
Me cuenta mi esposo que pasados 15 minutos ya estaban allí el coronel
Tamayo acompañado de un agente represor dedicado al CID que refería
llamarse Tomás. Tamayo le pidió a Abdel que le hiciera el favor y que
se llevara "la tropa" refiriéndose a los opositores apostados, que yo
sería liberada.
Me sacaron del calabozo y fui conducida a una oficina, se encontraban
esperándome Tamayo y Tomás. Me amenazaron para que yo renunciara al
CID y a las Damas de Blanco. Estaban molestos por el crecimiento del
Partido Cuba Independiente y Democrática y me dijeron que nos llevarían
a prisión a mi esposo y a mí.
Me amenazaron: "cada vez que te veamos en la calle vas a ser detenida y
conducida a cualquier unidad militar, en cualquier momento se podía
hacer otra Primavera Negra y tu clasificas para eso". Yo les
respondí: ustedes pueden hacer lo que quieran porque tienen el poder
pero no la razón, sus amenazas no me van a hacer cambiar porque mis
principios no son negociables.
Terminé diciéndoles que no tenía más deseos de hablar, que me llevaran
para mi casa que yo estaba muy agotada y quería ver a mi familia luego
de haber estado detenida 60 horas por el miedo de ellos. Me levanté y
cuando me dispuse a salir el coronel que se identifica como Tamayo me
tocó por el hombro diciéndome: no hemos terminado de hablar, serás
citada nuevamente, le respondí: "cuando guste".
Fui custodiada por el oficial Tomás hasta el patrullero 320, en el que
me llevaron hasta mi casa. Mi familia me esperaba en la calle
acompañados de mis vecinos, que me apoyaron con frases "bravo", "Dios te
bendiga", "sigue adelante" entre besos y abrazos solidarios.
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