Gatos y castristas
Lunes, Octubre 29, 2012 | Por René Gómez Manzano
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -En medio de grandes
expectativas de la población, interesadísima en ese tema que considera
vital, el principal canal de la Televisión Cubana transmitió el pasado
jueves, en horario estelar, un programa especial dedicado a los cambios
introducidos por las autoridades castristas en el régimen migratorio de
las personas residentes en el país.
El alto nivel de los comparecientes, entre los que se encontraban el
secretario del Consejo de Estado, señor Homero Acosta, y la ministra de
Justicia María Esther Reus, permiten catalogar esta emisión televisiva
como una información oficial del gobierno, la cual bien amerita ser
cubierta.
En lo fundamental, debo reiterar lo que ya expresé en mi artículo
"Avatares migratorios", publicado por Cubanet el miércoles 17: Las
reformas introducidas por el reciente Decreto-Ley 302 son favorables
para la gran mayoría de los cubanos residentes en el Archipiélago; es
decir, para aquellos a quienes las autoridades no les prohíben viajar:
Se trata del 99,4 por ciento, según datos brindados en el mismo Programa
Especial.
Uno de los propósitos obvios de la emisión televisiva fue justamente el
de transmitir la idea de que sólo una exigua minoría es afectada por las
medidas discriminatorias del gobierno, que impide salir del país a
determinadas categorías de personas. Aquí cabría repetir las palabras
del genial cómico mexicano Cantinflas: "¡Ahí está el detalle!"
Es común que quienes sufren arbitrariedades como ésas constituyan una
cantidad relativamente pequeña de personas. Un ejemplo: en los últimos
años, el número de presos políticos en Cuba no suele exceder de algunas
veintenas. ¿Significa eso que debe aceptarse la enormidad de que en
pleno Siglo XXI un gobierno mantenga cautivos a parte de sus ciudadanos
—¡aunque fuese uno solo!— por pensar diferente y decirlo!
De manera análoga, ese 0,6 por ciento de cubanos al que, según las
cifras oficiales, se le impidió viajar, constituyen la prueba evidente
de la violación institucionalizada de los derechos humanos
internacionalmente reconocidos, por parte del régimen de La Habana. En
este caso específico, estamos hablando del artículo 13 de la Declaración
Universal.
Hubo en el Programa Especial un aspecto que deseo destacar: el interés
marcado y evidente de los castristas en potenciar estos temas como una
faceta más del diferendo con los Estados Unidos. No en balde el plazo de
24 meses que ahora podrán estar en el extranjero los que realicen una
"salida temporal", parece diseñado para permitir a quienes así lo deseen
permanecer en el país del Norte durante el año que se requiere para
obtener la residencia permanente al amparo de la Ley de Ajuste Cubano.
En la emisión televisiva estuvo presente la subdirectora de América del
Norte de la cancillería isleña, Johana Tablada. Es cierto que el grueso
de nuestros exiliados radica en los Estados Unidos, ¿pero acaso no hay
también muchos cubanos en España o Venezuela! El número de compatriotas
nuestros que han optado por hacerse ciudadanos de la Madre Patria se
cuenta en cientos de miles. ¿Entonces por qué el único país extranjero
mencionado fue Estados Unidos! ¡Parece una manía de esta gente!
La utilización de los temas migratorios contra el país norteño tuvo otra
faceta más: la alta funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores
expresó con gran desparpajo que, en caso de triunfar en las cercanas
elecciones el candidato republicano Mitt Romney, ello implicaría
dificultades de todo género para los cubanos que deseen cruzar el
Estrecho de la Florida.
Se trata de una maniobra burda para tratar de influir en los resultados
de esos comicios. No se olvide que ya una vez, en 2000, los nacidos en
nuestro país fueron decisivos para la victoria del candidato
republicano, precisamente en el Estado de Florida, donde se encuentran
Miami y Hialeah; la entrañable Sagüesera, no sólo es peninsular, sino
también pendular, y Florida es quizás el más importante de los
territorios norteños en los que el electorado permanece hoy indeciso.
Reza el dicho popular: A los gatos no les gusta que los arañen. De igual
manera, los castristas, siempre tan dispuestos a condenar con virulencia
cualquier cosa que ellos declaren ser una injerencia en los asuntos
internos cubanos (y ya se sabe que tienen una epidermis bastante fina
para esas cosas), no vacilan en entrometerse de modo grosero en las
cuestiones propias de países extranjeros cuando así conviene a sus
intereses. Es evidente que ahora desean hacer todo lo que esté a su
alcance para evitar que llegue a la Casa Blanca un dirigente que les
apriete las clavijas.
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