El repasador, un cuentapropista imprescindible
Viernes, Noviembre 30, 2012 | Por Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba, noviembre, www.cubanet.org -En días pasados recibí la
visita de una vecinita que cursa el segundo grado de la enseñanza
primaria. La niña se hallaba angustiada porque esa tarde su repasador
había tenido que dedicarse a otros menesteres, y por tanto no contaba
con nadie que la ayudara a hacer la tarea, la cual debía presentar al
día siguiente en su escuela. Por suerte, pude ayudar a la niña y la
tarea quedó resuelta.
El hecho, sin embargo, dio pie para el advenimiento de una gama de
meditaciones, las que, en su mayoría, giraron en torno a la involución
que ha sufrido el sistema educacional cubano. Porque, en mi época de
estudiante primario— años 60, o sea, ya instalado el actual gobierno—,
no hacían falta los repasadores. El horario de clases en la escuela era
suficiente para que los maestros transmitieran todos los conocimientos,
lo que les permitía a los alumnos resolver las tareas en sus casas sin
la participación de nadie más.
Ahora, en cambio, casi ningún muchacho puede hacer las tareas por sí
mismo. Necesitan la ayuda de los padres o de un repasador, con el
correspondiente desembolso monetario si se acude a este último, como es
el caso de mi vecinita. A veces da la impresión de que los maestros
están insuficientemente preparados, pero también puede suceder que el
desgano con que acometen su tarea, debido a la falta de estímulos, los
conduzca a un pobre desempeño en las aulas. Claro, no hay que descartar
aquellos casos calificados por las autoridades como "actos de
corrupción", en los cuales el propio maestro "esconde la bola" en la
escuela, y después cita a los alumnos, en horario extraescolar y
cobrando sus servicios, para explicar cabalmente el contenido de las
asignaturas. De una u otra forma, lo cierto es que los crecientes gastos
que deben realizar los padres para que sus hijos hagan las tareas, pasen
de grado, o simplemente aprendan de verdad, están dando al traste –aun
más- con la tan cacareada "gratuidad" de la enseñanza en Cuba.
Hay que admitir que los repasadores— casi todos maestros jubilados o que
abandonaron la profesión— no son de nueva aparición en nuestro panorama
educativo. Pero antes de la ampliación del trabajo por cuenta propia,
la labor de ellos no era reconocida oficialmente, lo que significa que
trabajaban "por la izquierda". Es decir, que no poseían visos de
legalidad, aunque todos sabían que existían. Y esa innegable existencia
obligó a las autoridades competentes a incluir a los repasadores entre
las casi 180 actividades autorizadas a ser ejercidas por cuenta propia.
Con ello se acepta explícitamente la necesidad del repasador, y por
carambola se toma conciencia de las carencias que afronta la escuela
cubana. Aunque, por supuesto, esto último se maneje con la mayor reserva.
Ah, y los repasadores sirven también, y en una proporción que aumenta de
año en año, para preparar a los estudiantes del nivel medio que
enfrentan los exámenes de ingreso a las universidades. Los repasadores
conocen los tipos de ejercicios que tienen más posibilidades de aparecer
en esos exámenes, por lo que sus repasos resultan muy eficaces. Si
hiciéramos una encuesta entre los estudiantes que han logrado aprobar
los referidos exámenes, sería difícil encontrar alguno que no haya
recibido los servicios de un repasador.
Así las cosas, nadie duda de que, junto a los elaboradores de alimentos
y los taxistas, los repasadores clasifican entre los cuentapropistas más
demandados por la población. Porque, qué sería de la enseñanza en Cuba
sin la presencia de ellos.
http://www.cubanet.org/articulos/el-repasador-un-cuentapropista-imprescindible/
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