Abren esta semana primeras cafeterías estatales con gestión privada
Los antiguos asalariados deberán competir con el alto nivel de oferta y
servicio alcanzado en un par de años por los cuentapropistas del sector.
Rolando Cartaya/ martinoticias.com
noviembre 27, 2012
En una nueva medida de control de daños de la desastrosa ofensiva
revolucionaria decretada en 1968 por Fidel Castro, y hacia la
introducción de formas de gestión cooperativas en un sector sumamente
degradado bajo la administración estatal, las autoridades cubanas
arrendarán desde este sábado 1ro de diciembre, a sus empleados, pequeños
locales dedicados a la gastronomía, hasta ahora gestionados por el Estado.
La movida tiene el carácter de "plan piloto" con rienda y paso cortos
que ha caracterizado las lentas reformas (la "actualización") de Raúl
Castro: las plantillas no podrán tener más de cinco trabajadores, pero
se comenzará con aquellos que sólo tienen uno o dos; la puesta en
práctica se limitará a las provincias de Artemisa, Villa Clara y Ciego
de Ávila: y como señaló a martinoticias.com Osmar Lafitta, especialista
en temas económicos del semanario "Primavera Digital", abarcará
solamente una mínima fracción de los establecimientos del sector.
Lafitta observa que el 23 de diciembre del 2011, durante la segunda
sesión anual de la Asamblea del Poder Popular, el zar económico Marino
Murillo anunció que pasarían a la forma de trabajo no estatal 225.000
trabajadores gastronómicos, o sea, prácticamente todo el personal que
trabaja en los cerca de 34.000 establecimientos del sector que hay en el
país.
Ahora resulta que sólo tomarán parte en el ensayo unos 1.180 locales, y
eso, paulatinamente, pues el grupo inicial será de unos 200.
ARROJANDO LASTRE
Como reconocen medios oficiales, la razón primaria de la medida no es
remediar la proverbial mala calidad de los servicios gastronómicos
estatales, sino que el Estado se libere "de una carga que ha llegado a
ser onerosa por diversas causas, que van desde la pérdida de recursos
hasta la desorganización".
(De hecho los restaurantes y cafeterías del Estado han sido en los
últimos años centros abastecedores de aceite, harina, y otros renglones
alimentarios al mercado negro, como lo eran también los comedores
estatales clausurados hace un par de años por el gobierno. Y también los
mal pagados empleados ya estaban gestionando estos establecimientos
estatales para su provecho personal).
La misma fuente estatal anticipa que la medida "modernizará los
servicios, en un sector que es "un gran aportador de ingresos a las
arcas nacionales".
El experimento sería apenas el tercero en cooperativizar un área de la
economía de servicios del país, después de la experiencia inicial con
las barberías y peluquerías, y luego con algunas formas de transporte
público.
PERO SIGO SIENDO… EL DUEÑO
Según dio a conocer en conferencia de prensa la viceministra cubana de
Comercio Interior, "los inmuebles, equipos y otros medios continúan en
propiedad del Estado, y los gastos de mantenimiento y reparaciones de
estos, así como la electricidad, agua, teléfono, anuncio y publicidad,
serán asumidos por los trabajadores".
Lafitta señala que con esto el Estado se desmarca de su responsabilidad
en cuanto al deterioro por décadas de estos establecimientos. Los
trabajadores tendrán que asumir su reparación pagando los materiales de
construcción que sólo se venden a particulares a precios minoristas.
Una vez firmado el contrato de arrendamiento,--que como sucedió con las
tierras en usufructo, será de hasta diez años, tras lo cual habrá que
renovarlo-- los Consejos de Administración Municipales fijarán las
tarifas, según la ubicación de los establecimientos, sus características
y dimensiones. El colega independiente anticipa unos 700 pesos mensuales
para los restaurantes y 400 para las cafeterías, cantidades que podrían
ser perdonadas por un año para aquellos que asuman la reparación.
Aunque ni el local ni los medios de trabajo serán nunca de su propiedad,
salvo el ron, tabacos y cigarros, que se les seguirá suministrando a
través de las empresas de comercio interior, el personal tendrá que
agenciarse a precios sin subsidios el resto de los insumos necesarios y
los combustibles de cocción.
¿QUIERES CHOCOLATE? PAGA LO QUE DEBES
Una vez suscrito el contrato de arrendamiento y obtenida la autorización
de la Dirección de Trabajo municipal, el trabajador por cuenta propia
tendrá 15 días para presentarse en la Oficina Nacional de Administración
Tributaria de su domicilio fiscal, a tramitar la inscripción o
actualizar su situación fiscal en el Registro de Contribuyentes. Luego
de un período de gracia de tres meses, empezarán a tributar rebanadas de
sus ingresos al fisco.
Aunque se prevé que los trabajadores que se acojan al nuevo sistema de
gestión tendrán gastos de nivel comercial en los servicios básicos,
deberán pagar el Impuesto sobre los Servicios Públicos sobre la base de
los ingresos generados, partiendo de un tipo impositivo de un 10 por ciento.
Además, deberán abonar un impuesto sobre los ingresos personales y,
quienes contraten eventualmente a más de cinco trabajadores, quedan
obligados al pago del impuesto (de hasta 50 por ciento) por Utilización
de la Fuerza de Trabajo.
ANTECEDENTES Y DESVENTAJAS
El primer intento de cooperativización emprendido por el gobierno en sus
esfuerzos por arrojar lastre fue en el sector de las barberías y
peluquerías.
No menos controlado en sus inicios que éste de ahora, ha sido un éxito
total, según el colega de Primavera Digital. Señala Lafitta que barberos
y peluqueras eran dueños de facto de sus establecimientos antes de la
medida, pues el Estado no podía vigilar, salvo mediante ocasionales
inspecciones, las transacciones entre quienes ofertaban el servicio y su
clientela. Estas se movían generalmente muy por encima de las tarifas
establecidas (un corte de pelo que se facturaba en 80 centavos podía
involucrar en realidad 10 o 20 pesos).
La mayor remuneración también les había permitido hacer contactos para
adquirir insumos, en muchos casos de mejor calidad que los suministrados
por el Estado.
Apunta el comunicador que, apoyándose en sus familiares en Estados
Unidos, estos tutores de la apariencia y la belleza han reconstruido los
locales hasta dejarlos irreconocibles, y han revolucionado también el
servicio. Si antes éste era afectado por la crónica carencia de
recursos, ahora adquieren sistemáticamente los productos, bien en la red
estatal minorista, o "por la izquierda", un término cubano para el
mercado negro, en el que circulan con profusión mercancías procedentes
del extranjero, en especial de Miami.
Y aunque cargan sus nuevos gastos a los precios que cobran, el nivel de
satisfacción de la clientela con el servicio es alto, al menos en La
Habana, asegura el periodista.
Nuestro entrevistado observa que a diferencia de los salones de belleza
y barberías, los gastronómicos que empiezan ahora su gestión privada en
locales arrendados por el gobierno se encontrarán con la competencia de
cuentapropistas ya consolidados en el sector.
Al aporte financiero de sus familiares éstos le han agregado su
iniciativa y su imaginación para ofertar un servicio moderno, de buen
gusto, con un tratamiento amable y personalizado que no se conocía en
Cuba. Muchos de sus insumos los encargan a Estados Unidos, a pesar del
decretado aumento de los aranceles aduaneros.
Para subirle la parada a su competencia, algunos ofrecen ahora música o
espectáculos en vivo por las noches. Y cobran la cuenta en moneda dura.
Su éxito –apunta Lafitta-- está incluso provocando el éxodo de chefs,
ayudantes de cocina, camareros y bartenders desde los hoteles hacia
estos nuevos restaurantes y cafeterías privados donde pueden ganar en
una noche lo que en sus centros de trabajo ganarían en un mes
¿McDONALD'S? ¿PIZZA HUT?
Lafitta pone algunos ejemplos de similar eficiencia en restaurantes
privados de comidas rápidas.
Uno especializado en hamburguesas que vende en moneda nacional, se
encuentra en la esquina de la Calzada de 10 de Octubre y Santa Catalina,
en el reparto habanero de La Víbora.Recauda cada día en su equivalente
en pesos, de 1.200 a 1.500 dólares. Las hamburguesas –la más barata por
25 pesos-- son invariablemente de carne de res (algo que en Cuba sólo se
oferta en las tiendas de recaudación de divisas del gobierno) y
mantienen una constante calidad y sabor.
Otro establecimiento, la pizzería La Roca, en el municipio Boyeros,
vende diariamente entre 10.000 y 12.000 pesos. El queso no es de
producción nacional, sino importado.
Lo más barato, un plato de spaghetti a la marinera, cuesta 25 pesos,
pero el colega afirma que la venta es "de campana a campana", al punto
de que antes cerraban los lunes y ahora también están abiertos el
segundo día de la semana, hasta las 10 de la noche.
¿De donde sacan los cubanos, cuyo salario medio es de unos 25 dólares
mensuales, el dinero para afrontar estos precios?
Una parte importante, de las remesas que les envían sus familiares,
indica el periodista; otros, de su actividad en un mercado informal que
se ha visto enriquecido y expandido con la visita en los últimos dos
años de unos 800.000 cubanos residentes en el extranjero, y con las
demandas de insumos ilegales del propio cuentapropismo, en ausencia de
un mercado mayorista.
De modo que los nuevos gestores privados de establecimientos
gastronómicos estatales van a entrar a la competencia un poco
tardíamente, pasito a pasito y bajo el ojo vigilante del Hermano Mayor.
Tienen una ventaja: otros tuvieron que desarrollar el "modus operandi",
el "know how" usando el incierto (y con frecuencia costoso) método del
ensayo y el error. Ahora ya está ahí, listo para ellos.
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