Perder el trabajo por ofender a un Comandante de la Revolución
[30-11-2012]
Andy P. Villa
Escritor
(www.miscelaneasdecuba.net).- Esta es una historia real, como pueden
haber ocurrido muchas similares en nuestra "Cuba Revolucionaria". Hace
varios años atrás, un joven que trabajaba en una empresa mixta en Cuba
sufrió un percance con su auto al ponchársele una goma en una barriada
del municipio habanero de Diez de Octubre. Tiene que detener la marcha y
se dispone a cambiar la goma del auto. Coloca la rueda extraída sobre el
césped de la acera mientras se dispone a sacar la otra llanta de
repuesto para colocarla en su lugar.
Cuando de repente sale de una de esas amplias casas de La Víbora o
Santos Suárez una señora muy enfadada, y a través de la cerca que
protege su jardín arma un gran escándalo por la rueda colocada sobre el
césped bien cortado, a pesar de estar fuera de su morada, en el espacio
común de la ciudad.
El muchacho, de forma muy correcta, se disculpa con la señora, retira la
rueda del césped y le aclara que no ha ocurrido nada malo, ya que el
pasto se encuentra intacto. Como la señora no dejaba de protestar, salió
de la casa otro señor, enfundado en una bata de casa al mejor estilo
"burgués", quien trató de calmarla y de convencerla de retirarse hacia
dentro de la vivienda.
Ya cuando estaban a punto de entrar, el muchacho, apenado, se dirige al
señor y le dice: - Disculpe señor, por la molestia.
En ese mismo instante el hombre se voltea hacia atrás y le contesta: -
¿¿Cómo fue que me dijiste??
Yo no soy ningún "señor". ¡Yo soy el Comandante de la Revolución Juan
Almeida Bosque! El hombre hace una llamada telefónica y el joven es
arrestado y conducido a una unidad de la policía, donde permaneció por
varios días. Pero, ante las gestiones de su familia y su abogado,
finalmente tuvieron que soltarlo, ya que no tenía antecedentes penales,
poseía vínculo laboral, buenas referencias de su CDR y no se incurre en
ningún delito por colocar una rueda sobre la acera, ni por llamar a
alguien respetuosamente con el calificativo de: "señor".
A los pocos días, cuando ya creía el protagonista que todo había pasado,
fue llamado a la oficina del gerente de la empresa, quien muy apenado le
pidió que redactara su renuncia, porque de muy arriba exigían su
expulsión del trabajo. Dijo que le daba mucha pena, pues él era un
excelente trabajador, pero que era mejor que renunciara voluntariamente
y con carácter urgente a tener que manchar su expediente laboral con una
expulsión por cualquier motivo inventado.
Así lo hizo, y muy apenado de dedicó a buscar trabajo. Al poco tiempo
consiguió otro empleo, no tan bueno como el anterior, pero que lo
ayudaba a mantenerse él y a su familia. Pero pareciera que aquel
fatídico día en que le dijo "señor" al Comandante de la Revolución le
hubieran colocado un GPS para rastrearlo, pues a los pocos días se
repitió la historia y fue igualmente llamado a la oficina del director,
donde con mucha pena le volvieron a pedir que renunciara urgentemente,
para no tener que botarlo.
Hace unos años que esta persona reside fuera de Cuba, no le quedó otra
opción. Me imagino que el fallecimiento del Comandante Juan Almeida
Bosque en septiembre de 2009 haya sido un alivio para él. Ya podrá
regresar a Cuba de visita sin peligro de que lo metan preso o no lo
dejen entrar o salir del país.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=37845
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