Monday, November 5, 2012

La soledad del desierto: A la espera de mi sentencia judicial

La soledad del desierto: A la espera de mi sentencia judicial
Publicado el Lunes, 05 Noviembre 2012 03:34
Por Angel Santiesteban Prats*

El lunes pasado, finalmente, decidieron efectuar la vista pública de mi
caso después de tres años de continuas torturas, falsas investigaciones,
luego que la Fiscalía retirara más de cinco cargos que llegaban a la
exorbitante suma de 54 años de cárcel -los que aún con varias
acusaciones añadían otros 30 años más, por lo que la suma total se
acercaría a los 90 años de reclusión para mi persona-, pero alguna mano
poderosa decidió desestimarlos, porque comprendieron que no lograban su
propósito de atemorizarme y detener el blog loshijosquenadiequiso y,
también, porque ante la opinión internacional hacían el ridículo.

El juicio lo hicieron en la sala especial del Tribunal de la barriada de
la Víbora (no es casualidad el nombre del reptil), dispuesta para
"connotados contrarrevolucionarios"; allí le hicieron las vistas a
Sebastián, el español que cumplió varios años injustamente, a los 75,
inocentes también, y, hace poco, al contratista norteamericano Alan
Gross que cumple injusta prisión en Cuba.

Desde que llegamos al tribunal ya los miembros de la "Seguridad del
Estado" habían montado por los alrededores, en mi honor, un despliegue
peliculero al estilo de los regímenes totalitarios. Habían estacionado
autos oficiales de la policía y algunos encubiertos en todas las
intercepciones que rodeaban la zona. También tenían listas las famosas
turbas paramilitares, el supuesto "pueblo enardecido", que lanzan encima
de las Damas de Blanco y el resto de los opositores, los que, según la
versión oficialista, "acuden espontáneamente a los actos de repudio", y
que nos mantenían la mirada fría, rebosante de odio, como los perros de
presa de los rancheadores, dispuestos a saltar sobre el Cimarrón a una
orden del amo.

Sin pruebas verosímiles

Como se esperaba, la Fiscalía no presentó ninguna prueba contundente o
verosímil, se limitó a exponer una palabrería hueca, carente las más
mínima credibilidad. La parte risible fue cuando la perito, Teniente
Coronel, aseguró que, por las pruebas caligráficas, yo era culpable, por
el estúpido detalle del tamaño y la inclinación de mi escritura. Mi
abogado le preguntó que si la pericial era una hipótesis, un
diagnóstico; a lo que la oficial respondió que era seguro 100 por ciento
que yo era culpable y que no había margen de error. Esa fue la "prueba"
que presentó la Fiscalía, y, por ese motivo, mantuvo la petición de seis
años de cárcel. Es decir que: ¿voy a ser culpable sólo por algo tan vago
e impreciso como el tamaño y la inclinación de mi caligrafía? Creo que
seré el primer escritor acusado en la historia de la humanidad por
escribir con "cierta" inclinación, y dibujar mis letras de un tamaño muy
sospechoso.

Sin embargo, por parte de la Defensa se presentaron una variedad de
testigos que aseguraban mi inocencia en cuanto a los falsos cargos que
se presentaron en mi contra. Se demostró, además de la falta de
literatura de la perito, errores de estructura, de forma y de hecho en
las acusaciones, y se desnudó las falsas estrategias de la Fiscalía, y
su búsqueda fallida al intentar atrapar a un inocente que había
demostrado con creces su inocencia en cuanto a las acusaciones en su
contra. También se mencionó una serie de autores que científicamente
demuestran que las pruebas caligráficas no son una ciencia segura, y que
sus resultados no pueden usarse como pruebas "inequívocas", por el
amplio margen de error que existe en cada diagnosticado.

Según los amigos que presenciaron la vista, algunos de ellos abogados,
ex jueces, y ex fiscales, me dijeron que era una vergüenza que la
Fiscalía presentara aquella farsa tan evidente, y que, con seguridad,
era indiscutible que se había demostrado que los cargos presentados
contra mí, no tenían ninguna seriedad. Pero, algunos me aseguraron que,
antes de comenzar el juicio ya estaba tomada la decisión, que el
veredicto no lo toman los jueces cuando existe, como en mi caso, un
criterio político que es el que decide mi inocencia o no.

Concluso para sentencia

También asistió una representación de la Unión de Escritores y Artistas
de Cuba (UNEAC), y la jurídica que representa esa institución, quien
permaneció en el juicio, y aseguró que, desde su punto de vista, debían,
sin lugar a dudas, dictaminar mi absolución.

Finalmente la vista terminó conclusa para sentencia, que dictaminará la
Jueza en los próximos días, no sin antes advertirme que si no quedaba
conforme con su dictamen, que tendría diez días para la apelación.

Insisto, como inocente, que no aceptaré ni cinco pesos de multa, que el
tiempo de condena en prisión que se disponga, lo cumpliré, desde el
primer día, en huelga de hambre.

Al salir del tribunal, uno de los agentes de la "Seguridad del Estado",
informaba por celular que no hacía falta que enviaran a más nadie, ya
que no sucedió lo esperado, que todo estaba en orden y en plena
tranquilidad, que no se habían cometido "indisciplinas".

No quise darles el gusto de maltratar a los que deseaban ir a reclamar
justicia por mí, y demostrar su inconformidad por los abusos
gubernamentales a los opositores al régimen. Se quedaron esperando
alguna "indisciplina" para golpearnos. De todas formas nos vieron
marchar y sus miradas herían nuestras espaldas.

Ahora suceden las horas de espera por una sentencia, que será dictada en
contra de la honesta decisión de un cubano de informar al mundo, a
través de su blog, los atropellos que comete el régimen cubano.

*Escritor cubano residente en La Habana. Su libro de cuentos Dichosos
los que lloran ganó el premio Casa de las Américas en el 2006. Es autor
del blog Los hijos que nadie quiso. Desde hace tres años enfrenta un
proceso legal, que incluyó cargos de robo con fuerza, violación,
amenaza, daños, pero que finalmente se redujo a las acusaciones de
violación de domicilio y lesiones.

http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/sociedad/2308-la-soledad-del-desierto-a-la-espera-de-mi-sentencia-judicial

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