Monday, November 26, 2012

Robo a un cadáver

Robo a un cadáver
Lunes, Noviembre 26, 2012 | Por Alberto Méndez Castelló

BANES, Cuba, noviembre, www.cubanet.org -Antiguos pobladores de Veguita
3, donde cayó el avión de exploración U-2, derribado por los rusos,
causando la única muerte de la Crisis de los Misiles, la del piloto
Rudolf Anderson, concuerdan en un suceso misterioso.

Según los vecinos, antes de ellos llegar a los restos del avión, lo
hicieron dos militares cubanos, que al verlos acercarse,
precipitadamente, abordaron el camión donde se transportaban y se
marcharon del lugar.

Concluida la Crisis de los Misiles, en la ceremonia oficial de entrega
del sarcófago, con el cadáver y las pertenencias del Mayor Anderson,
realizada a las tres de la tarde del 4 de noviembre de 1962, en el
aeropuerto de Rancho Boyeros, en La Habana, el doctor Emil Stadelhofer,
embajador de Suiza en Cuba, y el doctor Antonio Carrillo, director de
Protocolo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, firmaron un
documento que textualmente dice en una de sus partes:

"Confirma por la presente haber entregado y acopiado, respectivamente,
el sarcófago que contiene los restos mortales y así mismo las
pertenencias personales según relación adjunta".

Pero resulta que el diplomático cubano no entregaba todas las
pertenencias del piloto norteamericano caído en Cuba.

Visiblemente, el cadáver del Mayor Anderson había sido despojado de dos
de sus objetos personales, y así lo entendieron los militares y el
personal médico que acondicionaron sus restos. Luego se conocería la
sustracción de un tercer objeto.

Según los reglamentos militares, y hasra las leyes no escritas de la
humanidad, sea en tiempo de paz o de guerra, en presencia de
acontecimientos extraordinarios, se preservará el lugar del suceso hasta
la llegada de la autoridad competente.

Para los militares, solo es lícito tomar como trofeo armas y otros
objetos en acciones en las que participan directamente, y con la
aprobación expresa de sus superiores, constituyendo actos de pillaje
cualquier otra apropiación.

Cuarenta años después de cometerse un delito de robo sobre el cadáver
del Mayor Anderson, en su edición del sábado 30 de noviembre de 2002, el
semanario Ahora, órgano oficial del Partido Comunista en Holguín,
publicó una entrevista que en lugar de Secreto Develado, debió titularse
Confesión de pillaje.

No me mintieron los antiguos vecinos de Veguita 3. Entrevistado por la
periodista María Julia Guerra Ávila, Miguel Ángel Rivero Benítez,
apodado Manolito El Gordo, confesó que cumplía misiones de
abastecimiento a las tropas cubanas, junto a su chofer, Orlando, cuando
vieron caer los restos del avión con el cadáver del piloto: "Entonces yo
tomé por un hueco la pistola y el bolígrafo, y el compañero Orlando tomó
el reloj, un Rolex grande".

Según Manolito El Gordo, la pistola era de un acero especial, muy
liviana, calibre 45, con número de serie 280828-C.

"Durante años, conservé la pistola, sin decirle a nadie a quién
pertenecía. Luego, cuando se dio la orden de que no se podía tener armas
de fuego sin licencia, fui al Ministerio del Interior para obtener
licencia, y la deposité allí. Después, me arrepentí y no fui a buscar el
arma ni la licencia. El bolígrafo del piloto norteamericano Anderson sí
lo conservo como trofeo de la Crisis de Octubre", dijo el entrevistado a
la periodista María Julia.

Del destino final de la pistola y del Rolex sustraído de la muñeca del
cadáver del Mayor Anderson, nada se dijo.

Cabe preguntarse: ¿En manos de quién están esos objetos que, hace 50
años, un diplomático cubano debió entregar al embajador de Suiza en
Cuba? ¿Acaso permanecen en un museo? ¿En cuál, desde cuándo?

Si no fuera así, sería honesto entregar esas pertenencias a los
familiares de la única persona que perdió la vida en un conflicto donde
todos los cubanos estuvimos a punto de morir por el fuego termonuclear.

Ese sería el único modo de resarcir el robo a un cadáver.

http://www.cubanet.org/articulos/robo-a-un-cadaver/

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