Publicado el viernes, 10.26.12
Devastación en el oriente de Cuba
Miriam Leiva
La aterradora devastación causada por el Huracán Sandy en las provincias
de Santiago de Cuba y Holguín, al oriente de Cuba, impone movilizar
urgentemente la ayuda a los cubanos en esas zonas que ya eran
paupérrimas desde hacía muchos años. La indefensión agobia a ciento de
miles de personas, carentes de los bienes más elementales y sin
asistencia rápida de las autoridades. Inmensa cantidad de cubanos han
quedado con la única posición del suelo o partes desvencijadas de las
viviendas, sin alimentos, leche para los niño, agua potable, ropa,
calzado, así como amenazados por el dengue y el cólera, que habían
aparecido previamente y que pueden convertirse en epidemia, junto a
otras enfermedades.
El huracán tocó tierra en la playa Mar Verde, cercana al Santuario de la
Virgen de la Caridad del Cobre, y a la ciudad de Santiago de Cuba, la
segunda en población del país, la madrugada del 25 de octubre con Fuerza
2, vientos de más de 120 kilómetros por hora y rachas de hasta 260 km/h.
También golpeó la provincia de Guantánamo y relativamente menos Granma
(Bayamo/Manzanillo). No se debilitó al cruzar las montañas, sino que
dejó incomunicados a los campesinos. Salió por Punta Lucrecia en la
Bahía de Nipe, Holguín, recorriendo 150 kilómetros en 5 horas. En esta
provincia, los municipios de Mayarí, Cueto, Antillas, Banes, Rafael
Freire, Urbano Noris, Báguanos y Sagua de Tánamo, que no habían podido
restablecerse apropiadamente de la devastación causada por el ciclón Ike
de 2008, están nuevamente arrasados. Los caprichos de la naturaleza han
hecho coincidir la entrada de Ike y la salida de Sandy por ese mismo lugar.
Aunque la comunicación con los pobladores es muy difícil debido al
colapso de los teléfonos fijos, mediante móviles algunos han podido
expresar la conmoción y los sentimientos de indefensión en que se
encuentran a sus familiares y amigos en otros lugares de Cuba y el
exterior. "Lo único que me falta es que se abra la tierra y me trague".
¿Por qué las autoridades no avisaron con tiempo suficiente para tomar
mayores previsiones. Dónde están ahora con la asistencia? La información
de los medios de divulgación oficiales y particularmente la televisión
es poca, pero se conoce sobre los derrumbes parciales o totales de miles
de viviendas; el gran deterioro de instalaciones hospitalarias,
escuelas, iglesias, estadios deportivos, centrales azucareros, tiendas
de víveres, panaderías, almacenes de alimentos y otras mercancías con
daños a los productos; la destrucción de carreteras, caminos, vías
férreas y puentes; amplias extensiones inundadas por las lluvias y las
crecidas de los ríos; la ausencia de electricidad debido a la salida de
servicio de las termoeléctricas de Felton y Renté, la caída de torres de
alta tensión y el tendido de distribución; afectaciones en la telefonía
y el centro de televisión de Santiago de Cuba; la gran pérdida de café
en el pico de la cosecha, cacao, plátano, arroz y cultivos varios
siempre deficitarios de la improductiva agricultura nacional, así como
serias afectaciones en sembrados de caña de azúcar y el gran desplome de
árboles. Podrían citarse muchísimas calamidades más.
En la zona más poblada de Cuba, después de la ciudad de La Habana, las
enclenques viviendas aquejadas por al paso de tantos años desde su
construcción, sin posibilidad de mantenimiento, y muchas con techos de
finísimas láminas de zinc o fibrocemento, no soportaron los embates, y
con ellas se fueron las escasas pertenencias de algún valor como
colchones, muebles, televisores, refrigeradores y cocinas. Quienes
salvaron los equipos para cocinar no pueden utilizarlos, pues el
Comandante en Jefe ordenó hace años que todos los cubanos tendrían que
usar electricidad, por lo que en las actuales circunstancias sin esa
energía, tendrán que consumir leña, pues no se vende carbón, keroseno u
otro combustible. Tampoco pueden acudir a las tiendas de venta en
divisas del gobierno no solo por carecer del peso convertible, el
preciado CUC, sino porque han quedado inutilizadas y sin mercancía. Los
vecinos se ayudan en remover las grandes ramas de árboles caídos sobre
las calles y viviendas, apartar los escombros y apoyar a los más
afectados emocional y materialmente.
La demora de las autoridades en momentos tan críticos para el pueblo, ha
disparado las inquietudes sobre su aptitud y cohesión. Se supone la
urgente presencia de los dirigentes nacionales con asistencia material
para la población, y su apoyo a los desbordados funcionarios de los
niveles local y provincial. El gran imperativo del momento es que el
gobierno solicite recibir ayuda material de los gobiernos, los
organismos de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales
internacionales, sin exclusiones por preferencias políticas. Asimismo,
debe levantar las restricciones aduanales repuestas recientemente, a fin
de facilitar la llegada de alimentos, medicinas, ropa, calzado,
materiales de construcción, y otros medios para trabajar, aportados por
los cubanos residentes en el exterior y otras personas.
Periodista independiente cubana.
http://www.elnuevoherald.com/2012/10/26/v-fullstory/1330982/miriam-leiva-devastacion-en-el.html
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment