Disidencia cubana entre la violencia y el caos
11/30/2014 5:00 PM 11/30/2014 10:00 PM
Lo que se viene fraguando durante los últimos años en Cuba es un
escenario extremadamente volátil. De ese caos y violencia no se salva la
oposición.
Por ignorancia e interés, la mentira se propaga en Madrid y Miami:
informaciones tergiversadas que, por una parte, buscan vender a
exiliados la imagen de una disidencia que enfrenta a la represión
castrista en la isla, mientras se omiten las divisiones y otros
objetivos más cercanos y materiales. Ilusión del minuto que se olvida
mañana. Tragedia resumida en cápsulas.
Como un nuevo episodio del famoso programa radial en que se narraban
hechos violentos, con la Guantanamera como eje musical, se exageran
detalles y se reduce todo a la maldad de un gobierno —que indudablemente
lo es—, a la vez que se soslaya el peligro de desintegración que pesa
cada vez con más fuerza sobre la sociedad cubana.
Por la otra llegan también comentarios y declaraciones contradictorias,
que dejan la duda de si fueron formuladas por quien supuestamente las
firma o si se trata de un hacker del régimen cubano.
Mientras, siguen aumentando los ejemplos de que una parte de la
población cubana está dispuesta a realizar actos violentos, o no sabe
controlar sus pasiones e instintos, y de que este tipo de conducta se
generaliza a diario.
Recurrir al expediente de que los culpables son simplemente
"infiltrados" no deja de abrir una puerta peligrosa. Más allá de la
veracidad del hecho en casos específicos, se abre el camino a la
paranoia y la acusación fácil.
Así leemos en este periódico que Guillermo Fariñas, "coordinador general
del Frente Antitotalitario Unido (FANTU) y portavoz de la Unión
Patriótica de Cuba (UNPACU)" fue atacado por "un agente provocador de la
Seguridad del Estado", que irrumpió cuando se realizaba un encuentro
opositor.
Al limitarse a esta lectura de los hechos, surge la impresión de que,
estando los opositores reunidos, llegó un miembro o simpatizante del
gobierno cubano y los agredió. Visto de esa manera, lo ocurrido
constituiría un paso más allá, en la escalada de violencia, dentro de
los tradicionales "actos de repudio".
Por supuesto que en esos actos de repudio se ha pasado en ocasiones de
la violencia verbal a la física. Es cierto también que existen motivos
más que suficientes para sospechar de la penetración de agentes
castristas en las organizaciones disidentes.
Nada de lo anterior, y su necesaria denuncia, debe constituir motivo
para cubrir con un manto de silencio las dudas y contradicciones que
cada vez con mayor fuerza brotan ante diversas acciones de ciertos
grupos opositores. Lo esencial es conocer lo ocurrido y divulgarlo. Sin
exagerar las diferencias, pero sin omitirlas.
El agresor no "entró" al sitio donde se celebraba la reunión, sino
formaba parte de ella: "El agresor, José Alberto Botell Cárdenas,
asistía a la reunión como miembro de la organización, cuando de forma
inesperada esgrimió un cuchillo y comenzó a agredir a los asistentes",
explicó Fariñas a 14ymedio.
En otra información a 14ymedio, Fariñas especifica que el agresor "tenía
dentro de la organización un estatus de oyente", con lo que se aclara
que no era miembro pleno, pero sí se le permitía asistir a las reuniones
del grupo.
Este intento de agresión —y otros denunciados por José Daniel Ferrer— no
ocurre de forma aislada, sino en medio de un clima de diferencias entre
algunos activistas, que ha ido en aumento en la internet; un medio ideal
de divulgación, pero que también se (mal)utiliza con fines desinformadores.
Todas estas diferentes agresiones son hechos independientes, pero que
forman parte de una situación alarmante.
Los opositores tienen todo el derecho de solucionar entre ellos sus
problemas internos. En lo que respecta a sus problemas externos es otra
cosa. Y esto es un problema externo, que tiene que ver con la imagen que
están dando al exterior algunas agrupaciones.
En las últimas semanas se ha producido una escalada de denuncias y
acusaciones, en algunos casos de recriminaciones mutuas, que perjudica
la imagen de algunos miembros de la disidencia.
Es fuerte la sospecha de que se trata de una campaña de desinformación
del propio régimen, en un intento de dañar la reputación de figuras
reconocidas internacionalmente.
Así es en el caso de Fariñas, quien en declaraciones a este diario dijo:
"Ellos [el régimen cubano] están en función de desprestigiar a la
oposición tradicional para que obtenga preponderancia un tipo de
oposición que a ellos le conviene".
Aunque también es cierta la existencia de divisiones, según el propio
activista: "Estoy ejerciendo como mediador en un conflicto que surgió
entre las Damas de Blanco y la UNPACU en la zona oriental".
Por ello es necesario que Ferrer y Fariñas realicen una conferencia de
prensa juntos, para aclarar dudas y disipar malos entendidos. Las
diferencias y discrepancias están siempre presentes en una lucha
política —y en la historia de Cuba sobran los ejemplos—, pero se ha
llegado a un punto en que se imponen las explicaciones.
Source: Disidencia cubana entre la violencia y el caos | El Nuevo Herald
-
<http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/alejandro-armengol/article4187861.html>
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