Crónica de un Primero de Mayo anunciado
Orlando Delgado | La Habana | 30 Abr 2013 - 10:43 am.
Los trabajadores no alcanzan a vivir de su trabajo y las autoridades no
adoptan las medidas necesarias para conseguirlo. Mientras tanto, el
desfile oficial se convoca con este lema: 'Unidos por un socialismo
próspero y sustentable'.
Una pesadilla orwelliana impregna el ambiente de los centros laborales
cubanos. El lema que presidirá el desfile del Primero de Mayo mueve a
risa: "Unidos por un socialismo próspero y sustentable". Pero es solo
eso, una consigna vacía que nos hace recordar aquel Ministerio de la
Verdad de la novela 1984. Donde la mentira se convierte en verdad y la
verdad está a la vista de todos, pero para el poder no existe.
El ambiente en la capital cubana transcurre sin grandes sobresaltos. En
años anteriores, días antes de esa señalada fecha se llenaban las calles
con carteles alegóricos al desfile, se anunciaba que Fidel Castro
pronunciaría uno de sus largos discursos y se preparaban grandes
pancartas. Sin embargo, el ambiente que respira La Habana no se asemeja
al de años atrás: en la Plaza de la Revolución solo se ven las
señalizaciones que guiarán por donde entrar y salir para el desfile, y
en los edificios aledaños no se han desplegado grandes pancartas.
Solamente la televisión oficial pone un spot entre programa y programa
convocando a todos a asistir.
Será un acto muy gris, empezará muy temprano para que el sol no castigue
demasiado, y las palabras centrales estarán a cargo del secretario
general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Salvador Valdés
Mesa. El discurso de este señor, muy predecible, reafirmará el
compromiso de los trabajadores con la "actualización del modelo
económico, con el socialismo, con Fidel…" Bla, bla, bla.
Son tantos los compromisos a los cuales está obligado el obrero cubano
que los burócratas "olvidan" que el principal compromiso de cualquier
trabajador es con la manutención de su casa y su familia. Y que el
salario devengado es incapaz de garantizarles a los trabajadores cubanos
un sustento digno.
Muchos de los allí presentes harán como que le escuchan, pero "Salvador"
no le hablará a los trabajadores, sino que recitará el mismo gastado
parlamento que la tribuna desea escuchar. Si el inclemente sol comienza
a picar, muchos aprovecharán el menor descuido de sus jefes para
escabullirse, ansiosos porque termine la pantomima.
Lo más probable es que el acto no dure más de dos horas y que la
asistencia carezca de la masividad de décadas atrás. Para la
inasistencia cualquier justificación será válida en función de librarse
de tan pesado trámite.
Los más comprometidos con el régimen serán los que rompan el desfile y
les seguirán muchos que no desean perder alguna de las prebendas que el
sistema les da. Se combinarán carteles de apoyo a los Castro con la
petición de la liberación de los cinco espías, convertidos en campos de
batalla del régimen para mantener entretenidos a los incautos. Y habrá
muchas consignas y llamados rimbombantes a lo que el sistema es incapaz
de generar: eficiencia, productividad y disciplina.
Tal vez Castro II se aventure a hablar, pero si no lo hace es porque
nada nuevo tiene que anunciar.
La prensa oficial dedicará grandes espacios a las protestas laborales y
huelgas en el mundo entero, para reafirmar el supuesto paraíso insular
frente a la difícil situación de muchos trabajadores en distintos puntos
del planeta. De igual manera, recogerá declaraciones de participantes
del acto habanero donde declararán su satisfacción por estar allí
"ratificando su adhesión a la Revolución" y un sinfín de lugares comunes.
Este Primero de Mayo es tan dibujable de antemano como el resultado de
las "elecciones" castristas. Un día donde no habrá sorpresas de ningún
tipo y los cubanos de a pie aprovecharemos para degustar un buen filme,
compartir con la familia y descansar. El gran anhelo de la clase
trabajadora cubana seguirá pendiente: poder vivir de su trabajo. Y el
poder sigue mostrándose incapaz de adoptar las reformas necesarias para
poder cumplir ese deseo en la Cuba actual.
Por eso el castrismo pierde tantos adeptos y el paso inexorable del
tiempo es su mayor conspirador. Este Primero de Mayo no habrá en Cuba
celebración ni fiesta —como acostumbra a decir el oficialismo—, solo
será un día más en el largo ocaso del totalitarismo caribeño.
http://www.diariodecuba.com/cuba/1367311401_3017.html
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