20 años de trabajo = 3 bolsas de cemento
Lunes, Abril 1, 2013 | Por David Canela Piña
LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -La Empresa de
Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) –única compañía, gubernamental, que
brinda servicios de telefonía fija–, acaba de anunciar que a partir del
1ro de abril "los equipos telefónicos que hayan sido instalados por
ETECSA" pasarán a ser propiedad de los usuarios. Y a continuación,
cuando uno espera un listado de los nuevos derechos y oportunidades,
viene el jarrito de agua fría: "En consecuencia, desde ese momento,
usted deberá asumir los gastos de reparaciones de dicho equipo en pesos
cubanos (CUP), durante el tiempo que la empresa disponga de las partes y
piezas" de los aparatos.
Este ligero "perfeccionamiento" es una nueva declaración del
"arréglatelas como puedas, y cuando nosotros podamos", o sea, cuando "el
país tenga los recursos necesarios y disponibles para…" (bla bla bla).
Aunque todo no es tan malo, ya que se puede tener un chance: "En el caso
de que la empresa declare no reparable su equipo, usted tendrá el
derecho de comprar, por única vez, un teléfono al precio de 60.00 pesos
cubanos". ¡Ay, qué felicidad! Por una vez, me puedo ahorrar unos
"kilitos". Seguro que próximamente anunciarán cuánto va a costar el
segundo y el tercer teléfonos, cuando haya que sustituirlos.
Esa medida se pone en el contexto de una política de recortes a los
subsidios, que tan metódicamente ha venido aplicando el gobierno de Raúl
Castro. Por tanto, se especifica en la nota que "esta acción contribuye
a la eliminación de gratuidades, aunque se mantienen subsidiados los
precios en CUP asociados a la comercialización y reparación de los
equipos telefónicos". Y para más información, "llame al 118, servicio de
Información Comercial".
Desde que Raúl Castro asumiera oficialmente los máximos poderes del
Estado, ha ido desembarazándose, poco a poco, de algunos lastres
económicos –como por ejemplo, de más de un millón de trabajadores
improductivos, los cuales producían (¡oh, aporía socialista sobre la
abundancia equitativa!) quién sabe qué cosa en las instituciones del
Estado. Sin embargo, las medidas de liberalización de la economía siguen
cayendo a cuenta gotas. Y de los derechos civiles, para qué hablar: lo
más que se ha logrado es una hosca permisibilidad. Ahora, el último
grito de las reformas es: "¡Salgan todos (los que puedan); pero regresen
cargados de dinero! ¡Y no se olviden de enviar remesas!". Aunque dejar
que muchos disidentes viajen puede ser una forma de limpiar un prestigio
político que ostentaba muy poca credibilidad a nivel internacional, y
quizás, de rebote, hasta pueda traer nueva fuentes de inversión.
Vista a vuelo de pájaro, puede advertirse una tendencia "feudalista" en
las políticas económicas actuales. El gobierno, soberano absoluto de las
leyes y los recursos del Estado, y de los bienes inmuebles más valiosos,
se dedica a cobrar gabelas sobre todos los productos que vende en las
tiendas de divisa, y a alquilar algunos bienes raíces, con grandes tasas
de renta. ¿Su interés mayor? Recaudar más dinero a través de los
impuestos, y seguir manteniendo el control político.
Los productos subsidiados de la libreta de abastecimientos han ido
menguando, aunque no han desaparecido totalmente, ya que sería un trauma
"psicológico" para la sociedad cubana, y además económico para muchas
familias pobres, sobre todo las de los ancianos que viven de su magra
pensión. También se ha liberado la venta de los productos de la
construcción; y así, tres bolsas de cemento pueden costar el equivalente
a una jubilación de más veinte años de trabajo.
Los subsidios estatales se desmoronan, y muchos negocios particulares
prosperan. Aunque lo peor es no saber si mañana el capital que se vaya
acumulando en las arcas privadas será declarado "ilegal", o "ilícito".
¿Pero dónde están esas leyes, sino en los dedos de los gobernantes, que
se mueven de acuerdo con su veleidosa conveniencia?
Lo más probable es que muchos productos y servicios sigan siendo
"liberados"; pero mientras los bienes económicos sean más libres que los
ciudadanos, seremos hojas sueltas en medio de los vientos políticos. Y
mientras se liberen más los bienes y servicios, a fin de que los regule
la ley de oferta y demanda, pero no así las fuerzas productivas
endógenas –que serán estimuladas y retroalimentadas por la riqueza que
genere su trabajo– la carestía de la vida no sólo irá en ascenso, sino
que muchos cubanos, olvidados por el socialismo paternal, serán más pobres.
http://www.cubanet.org/articulos/20-anos-de-trabajo-3-bolsas-de-cemento/
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