Jueves, Abril 5, 2012 | Por Orlando Freire Santana
A raíz de la delegación, por parte de Fidel Castro, de sus
responsabilidades gubernamentales, y con el consiguiente ascenso de su
hermano menor a la cúspide del poder, se comentó que Raúl hablaba y
teorizaba menos que Fidel, pero que gobernaría con un sentido más
pragmático y, sobre todo, que iba a ser un mejor administrador de la
economía.
Ya una vez instalado al frente del gobierno, el Estado y el Partido, la
atención priorizada del general-presidente hacia todo lo relacionado con
la vida económica del país, así como el nombramiento de nuevos
funcionarios en ministerios y entidades, parecían dar fe de lo antes
expuesto.
El primer indicio de semejante política tuvo lugar, precisamente, cuando
hubo que escoger al nuevo ministro de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR). Había dos candidatos con prominente historial de
servicios en la cadena de mando: los generales Leopoldo Cintra Frías y
Álvaro López Miera. Ambos con amplia participación en las guerras de
Angola y Etiopía, y que sin dudas irían a priorizar la preparación
combativa de las tropas.
Sin embargo, Raúl optó por seleccionar a Julio Casas Regueiro, un
general que se destacó por perfeccionar el sistema empresarial de las
FAR, y que era famoso por el celo con que manejaba el presupuesto de la
institución. Recuerdo que por esos días, Raúl expresaba que para los
militares cubanos eran tan importantes los frijoles como los cañones. Y
es muy probable que, tras el fallecimiento de Casas Regueiro, el
general-presidente le haya leído la cartilla al nuevo ministro, Cintra
Frías, acerca de cómo conducir ese organismo.
Recientemente ha sucedido algo parecido en la dirección del Ministerio
de Cultura. La lógica indicaba que Abel Prieto fuera sustituido por
alguien que procediera directamente del gremio artístico: un escritor,
un músico, o algún intelectual reconocido. Se pensaba, por ejemplo, en
el viceministro Fernando Rojas, un pensador y ensayista que durante
mucho tiempo dirigió a los jóvenes artistas de la Asociación Hermanos Saíz.
Pero otra vez la racionalidad economicista parece haber prevalecido por
sobre los criterios funcionales. El viceministro primero del organismo,
Rafael Bernal, un hombre que apenas tiene que ver con la creación
artística, pero con vasta experiencia en lo relacionado con el
funcionamiento administrativo del sector de la cultura, ha sido el
designado.
No hay que olvidar que este es uno de los sectores más dependientes del
presupuesto estatal, de ahí que el ahorro sea esencial. Además de
incluir actividades que no generan ingresos materiales, como la
enseñanza artística, las bibliotecas y las casas de cultura, entre
otras, mantiene un departamento denominado "Atención a Personalidades",
que provee financiamiento y otras prebendas a escritores y artistas, con
tal de que conserven la adhesión al régimen.
A todo lo anterior, se añade el hecho de que otro general, Leonardo
Andollo, que administra la gestión del Estado Mayor de las FAR, en su
condición de segundo jefe de esa instancia, se encuentra al frente de la
Comisión Gubernamental que estudia la implementación de modificaciones
en el funcionamiento de los órganos de la administración central del
Estado, y que ya ha eliminado a varios de ellos.
Imagino que los ministros y viceministros de los organismos propensos a
ser próximamente fusionados con otros, se hallen intranquilos, ante la
posibilidad de perder sus posiciones privilegiadas, pues no todos son
Abel Prieto o el Gallego Fernández, quienes han ido a engrosar esa
especie de gobierno paralelo que fomenta Raúl bajo el manto de un
consejo de asesores. Tal vez asistamos a una nueva versión del Equipo de
Apoyo y Coordinación que acompañó a su hermano mayor.
http://www.cubanet.org/articulos/raul-castro-y-los-buenos-administradores/
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