Condonaciones inútiles
Negociar cambios estructurales, para evitar que la magnificencia
internacional ahonde el saco sin fondo del castrismo, no significa
mantener el embargo ni apostar por la guerra.
Michel Suárez
junio 29, 2015
A veces, la generosidad económica produce efectos contrarios a los
deseados. Un ejemplo claro son las condonaciones de deuda de algunos
países al régimen de La Habana. El alivio financiero, a fin de cuentas,
debería ser un poderoso instrumento para la reconstrucción, pero solo si
los acreedores son capaces de medir correctamente el cómo y el cuándo.
¿Hasta qué punto el perdón de la deuda ayudaría a mejorar las
condiciones de vida de los cubanos en este momento?
Si analizamos con perspectiva histórica la voracidad crediticia del
castrismo, los préstamos han resultado inútiles en la consecución de una
economía productiva. Y un factor externo reciente, la llegada al poder
de Hugo Chávez en Venezuela, ya frenó las tímidas reformas de los
primeros años 90.
¿Hasta qué punto el perdón de la deuda ayudaría a mejorar las
condiciones de vida de los cubanos en este momento?
Ahora, tras la fiebre del 17 de diciembre, algunos gobiernos y
organismos no parecen interesados en exigir reformas, a la par de quitas
y condonaciones. Habitualmente, los acreedores demandan cambios
económicos estructurales. Lejos de la beneficencia, buscan nuevos
mercados, crear clase media y generar riqueza. Piensan en economías
solventes que pidan nuevos préstamos y los devuelvan a tiempo. Ese
proceso, si se hace ética y correctamente, es un buen camino hacia el
desarrollo.
Pero, para entender hasta dónde las quitas incondicionales –y la
fantasía– hacen daño a los cubanos, basta con revisar las palabras de
Raúl Castro en el Consejo de Ministros del 30 de mayo pasado: "No
tenemos por qué acelerar el paso, tenemos que cogerle el ritmo a los
acontecimientos".
Hoy día, algunos empresarios, gobernantes, exiliados, disidentes y
analistas aseguran que la clave de las reformas internas es "darlo todo
a cambio de nada"; algo así como un fertilizante para los años
venideros. Lo segundo parece fácil de vender, en tanto el futuro suele
ser una entelequia. Nuestro peculiar ejército de tarotistas viene
pronosticado el "cambio lento" desde 1989, sin que se haga la luz; pero,
¿cómo explican en 2015 el persistente reino de carretilleros y
reparadores de sombrillas y el parón en el crecimiento de las cooperativas?
Negociar cambios estructurales, para evitar que la magnificencia
internacional ahonde el saco sin fondo del castrismo, no significa
mantener el embargo ni apostar por la guerra. Hay terreno intermedio. La
eliminación de sanciones económicas es una decisión polémica y, a la
vez, necesaria. Sin embargo, aún no es tiempo para indulgencias
financieras, ni mucho menos para estímulos ciegos.
Primero, el país debería colocarse en un escenario mínimamente creíble,
donde las condonaciones, los créditos, las inversiones y, en suma, el
desarrollo, constituyan una posibilidad real para todos los cubanos.
Source: Condonaciones inútiles -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-deuda-condonaciones-inutiles/97739.html
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