Tuesday, September 9, 2014

Respetemos la inocencia de los niños

Respetemos la inocencia de los niños
¿Se imagina alguien la plática que Fidel Castro le habrá bajado a su
infante idólatra sobre las bondades de la moringa?
Félix Luis Viera, México DF | 09/09/2014 2:43 pm

Por estos días he escuchado y leído algunos comentarios críticos que me
parecen desproporcionados cuando aluden a un niño de solo ocho años de edad.
Se trata del pequeño Marlon Méndez, quien desde los tres años de edad
colecciona fotos de Fidel Castro, las cuales se podría decir que forran
la pared de la habitación del muchacho.
Los niños son niños, deben tomar en cuenta quienes cuestionan la pasión
de Marlon por Castro. Hay que ser suaves, comprensivos, condescendientes
con ellos, sus mentes inocentes tienden a esas idolatrías; a veces por
un héroe mítico, otras por un personaje de aventuras, un boxeador, un
beisbolista, un yudoca y aun por esos monstruos de juguete imponentes,
verdes casi siempre, que ahora se han puesto de moda, y con los cuales
suelen cubrir las paredes de sus dormitorios.
Eso es así, les enfatizo a los criticones de Marlon Méndez. Y es
totalmente comprensible.
La adoración de este niño por Fidel Castro es tanta que lo lleva a
vestir un uniforme similar al que utilizaba el Comandante en sus tiempos
de campaña —que le confeccionó su abuelita (la de Marlon)— y asimismo
botas de combate y una gorra semejante a la que llevaba Castro en
aquella etapa; aunque "como es lógico —según avisa el periódico mexicano
Excélsior en su edición del 25 de agosto—, sin la barba y el habano que
fueron una marca registrada del líder cubano en el pasado".
Desde finales del pasado mes de agosto y aún hoy, esta noticia de que
Fidel Castro recibió al niño Marlon Méndez en su casa particular, el 16
del propio mes —cuando el pequeño al fin "cumplió su sueño de darle la
mano al Comandante"—, le sigue dando la vuelta al mundo.
Allí, en la casa de Castro, el niño y los familiares que lo acompañaban
merendaron con el anfitrión (algo que no les habrá caído nada mal a los
visitantes, ya sabemos cómo está en la Isla la tarea alimentaria).
La charla entre Fidel Castro y el niño Marlon, versó, entre otros temas,
sobre la educación, la agricultura y Venezuela.
Dios mío, ¿se imagina alguien la plática que el Comandante le habrá
bajado a su infante idólatra sobre las bondades de la moringa, del riego
por aspersión, de la pasada producción de mangos o de la gran obtención
de sorgo que se espera en la provincia de Pinar del Río?
¿O de la docencia que Castro le impartió al niño acerca del
bolivarianismo y su esplendente futuro?
Habría que ver.
Por mi parte, me hago varias preguntas:
¿No es el niño Marlon la golondrina que no hace verano?
¿Habrá muchos, muchos, muchísimos niños en la Isla que sientan
veneración tanta por Fidel Castro?
¿Habrá en Cuba, muchos, muchos, muchísimos niños que en las paredes de
su cuarto no tengan emblemas de "los países", como fotos de cantantes,
actores, actrices, deportistas estadounidenses y de otras naciones; y
pósteres anunciadores de juguetes, automóviles, héroes de aventuras,
libros y películas infantiles de aquellos lares que por alguna vía les
llegan?
¿Habrá en la Isla, muchos, muchos, muchísimos niños que, como sí Marlon
Méndez, no tienen ni una mísera habitación solamente para ellos?
Y muchas, muchísimas más preguntas de este tipo que faltarían.
Bueno, de lo que sí estoy seguro es que el Comandante, de alguna manera,
creamos que en tono amistoso, le habrá reprochado al niño, nacido en
2006, en plena madurez revolucionaria y antiimperialista, que ostente
tan curioso nombre, "Marlon", como, por ejemplo, el de aquel célebre
yanqui, Brando.
Claro, Marlon Méndez es un niño honesto, y despierto: "Es que nadie es
perfecto, mi Comandante", le habrá respondido seguramente.
Ya ven, así van las cosas.

Source: Respetemos la inocencia de los niños - Artículos - Cuba - Cuba
Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/respetemos-la-inocencia-de-los-ninos-320149

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