Las cajas del sexo suizas y el avestruz cubano
CLIVE RUDD FERNÁNDEZ | Londres | 28 Sep 2014 - 9:38 am.
Suiza adopta un nuevo método para controlar la prostitución legalizada.
¿Y Cuba qué?
Por estos días la prensa europea y estadounidense reporta sobre otro
experimento suizo para controlar la prostitución: las cajas del sexo. El
objetivo es sacar la prostitución del centro de Zúrich, crear un
ambiente más seguro para las prostitutas y, de paso, cobrarles el debido
impuesto por el trabajo.
Las cajas del sexo consisten en una especie de drive-thru o pequeños
garajes donde las trabajadoras sexuales pueden negociar sus servicios
con los interesados. El diseño está ideado de tal forma que la
prostitución tenga mayor protección, sanidad y control social.
El problema de la prostitución es casi global, pero en Cuba el Gobierno
prefiere meter la cabeza en la arena como el avestruz y decir que la
prostitución es mínima o no existe. Los suizos no solo han reconocido su
existencia, sino que la legalizaron desde 1942. Esta legalización,
además de atacar directamente al tráfico de personas, se focaliza en uno
de los peores problemas que trae consigo la prostitución ilegal y que
golpea muchísimo a la sociedad cubana actual: la prostitución infantil.
Allá por el año 1991 salió un artículo en la revista oficialista Somos
Jóvenes que estremeció La Habana. Recuerdo que estábamos en la Facultad
de Artes y Letras de la Universidad para el lanzamiento de un libro
cuando se interrumpió la sesión por la algarabía que se creo en la sala.
Todo parecía indicar que la glásnost había llegado a nuestra pequeña
isla y ese artículo era el primer signo de su aterrizaje.
El artículo estremecía los cimientos de la sociedad "perfecta" en que
vivíamos hablando por primera vez de forma abierta y sin timidez de la
"jinetera" cubana. Lo más alarmante del artículo era que revelaba lo que
ya era de conocimiento público: los jóvenes cubanos alquilaban su cuerpo
no para comprarse autos de lujos o hacer vida de hoteles cinco
estrellas, sino para comprar desodorantes, una libra de arroz o para
resolver todos esos problemas mundanos de una vez y por todas con un
pasaporte italiano, español o chileno.
Muy pronto vimos la respuesta contundente de los "estrategas"
gubernamentales. Una vez más el Gobierno escogía la estrategia del avestruz.
Por supuesto, enterrar la cabeza en arena nunca funciona ni en Cuba ni
en ninguna parte del mundo y esta no fue la excepción. De hecho, al no
reconocerse y no regularse esta práctica, la prostitución en Cuba se
enterró más en el mercado negro y comenzaron a brotar otros males como
la violencia de sexo, enfermedades venéreas y la distribución de drogas
duras como la cocaína y la heroína.
Sin embargo, algunos países europeos como Holanda, Alemania, Austria,
Suiza, Grecia, Turquía, Hungría y Letonia no tienen alma de avestruces y
han decidido regular y controlar en lugar de prohibir y negar.
Las instalaciones suizas que abrieron sus puertas este lunes fueron
construidas con dinero público. Según Reuters, la solución "ha costado
2,1 millones de francos suizos (2,2 millones de dólares) su construcción
y 700.000 francos suizos (750.000 dólares) el coste de operación anual".
En Suiza se exige que las trabajadoras sexuales se registren en la
ciudad donde operan y con las autoridades sanitarias, que le ofrecen
controles de salud gratuitos. Se requiere que las trabajadoras sexuales
tengan por lo menos 18 años, de acuerdo con el convenio del Consejo de
Europa sobre la protección de los niños contra la explotación y el abuso.
Este experimento de las cajas de sexo ha estado en fase de prueba por
más de un año y ha sido aclamado como un éxito por los servicios
sociales suizos.
A ver si algún día los gestores del Gobierno cubano se despojan de los
debates de izquierda y derecha o de los de adentro y afuera, sacan la
cabeza de la arena y comienzan a implementar medidas que resuelvan
problemas sociales con creatividad e innovación, en lugar de prohibir y
negar su existencia.
Source: Las cajas del sexo suizas y el avestruz cubano | Diario de Cuba
- http://www.diariodecuba.com/cuba/1411889916_10590.html
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