El peligroso pragmatismo economicista
julio 28, 2012
Por Pedro Campos
HAVANA TIMES — He vuelto a escuchar en voz de representantes de una
tendencia pragmática-economicista, que “lo importante era que la
economía funcionara, no la forma de propiedad o producción en que se
lograra”.
No importa su nombre, el lugar, o el momento en que se dijo. No tengo
ninguna predisposición hacia ellos, no tengo ninguna intención de que mi
crítica hacia esa manera de ver la economía, pueda servir para
descalificar a persona alguna.
Los comunistas democráticos y libertarios, no criticamos a las personas,
debatimos sobre ideas, criterios y no para hacer daño a nadie en
particular, sino para tratar de contribuir al debate socialista.
Esa forma pragmática y economicista de concebir la economía, conlleva
graves peligros: “no importa el color del gato, lo que importa es que
cace ratones”, fue la manera “graciosa” a la que Den Siaoping acudió,
para encubrir la amplia introducción del capitalismo privado nacional y
extranjero en China.
Para los cubanos, apenas a 90 millas de la más grande potencia
imperialista de la historia, que ha añorado anexarse real o virtualmente
a nuestro país, semejante pensamiento tiene un muy claro peligro: “como
nadie duda de que el capitalismo norteamericano funciona, desarrolla la
economía, produce crecimiento y bienestar para sus asalariados, una
buena opción sería entregar nuestra economía a las empresas
norteamericanas.” Algo que, por cierto, escuché decir a una persona en
una conversación en una guagua.
Efectivamente, esa manera de ver el desarrollo económico, tiene el
peligro de terminar entregando el país al capital norteamericano, por
medio del fomento del capitalismo privado, como ya se viene haciendo con
la autorización anticonstitucional para que los privados exploten
trabajo asalariado, algo que para algunos de nuestros economicistas
pragmáticos, no es tan malo “pues esos trabajadores han encontrado
empleo y no se sienten explotados, ya que ganan más que en el estado”.
Si eso no es propaganda lisa y llana al capitalismo privado, baje dios
del cielo a convencerme.
Y no estoy diciendo nada que no se sepa: existen algunos capitalistas
norteamericanos de origen cubano que ya tienen invertido dinero en
jugosos negocios en Cuba, aprovechándose de las posibilidades que ha
ofertado la “actualización” al permitir la explotación asalariada por
privados. Ejemplos: fincas, restaurantes, almendrones y casas de alquiler.
Y si fuera nada más dinero para ayudar a un negocio familiar que no
explote trabajo asalariado, o para impulsar una cooperativa, no sería
anti socialista, ni sería anticonstitucional enviar dinero a Cuba para
esos fines, habría que aplaudir.
Pero en gran escala y para explotar a otros, con beneficios económicos
que están saliendo incluso fuera del país, solo es el principio del fin
de la revolución cubana.
Al capitalismo, como a la gangrena, si le das un dedo, te coge la mano,
después el brazo y termina agarrándote todo el cuerpo. Ya lo había dicho
el Che: “Al imperialismo, ni tantico así”.
El pragmatismo economicista, en las circunstancias actuales de Cuba, que
se resiste indirectamente al cooperativismo (“no hay espacio
constitucional al cooperativismo más allá de la agricultura…en las
cooperativas de los países capitalistas también hay corrupción”, etc.),
constituye el peligro más grave de restauración capitalista que enfrenta
hoy el proceso revolucionario cubano.
Los interesados en desviar la atención de ese peligro mayor, tratan de
concentrar la opinión pública en las actividades de Generación Y, Estado
de SATS y los grupos de oposición.
Los comunistas, los revolucionarios, los verdaderos demócratas, no
pueden caer en esa trampa de que “lo importante es desarrollar la
economía”, sin tener en cuenta el cómo, sin tener en cuenta a quién
beneficia ese desarrollo y a quién perjudica.
Obsérvese lo que está ocurriendo hoy mismo en la Europa con ese
capitalismo que nos quieren colar por la ventana del patio.
Y mírese hacia China, donde el supuesto desarrollo ha sido alcanzado
sobre la base de millones de obreros en régimen de semi-esclavitud y más
de mil millones de convertidos en reserva proletaria viviendo en la
miseria.
Comparece que sucedería en Cuba con apenas 11 millones de envejecidos
habitantes, si se trata de imponernos la experiencia china.
¿Desarrollo de los dueños de capital a costa de los trabajadores?
¿Desarrollo de la burocracia corrupta a costa de los trabajadores?
No. No es ese el desarrollo que queremos. Queremos desarrollo para
todos, compartido, donde todos participen y se beneficien
equitativamente; una sociedad, como dijo Martí y nuestra Constitución
socialista establece, “con todos y para el bien de todos”, no una
sociedad para beneficio de una parte y perjuicio de otra, no divida en
explotadores y explotados, no donde unos dirijan y otros sean dirigidos,
no una sociedad donde unos vivan del trabajo de otros. Si perdemos ese
horizonte lo perdemos todo.
La Revolución Cubana, no se hizo para venir ahora e entregar el país al
capital nacional y extranjero y nadie está negando la necesidad de usar
financiamiento externo que aporte capital tecnología y mercados que no
sea para explotar a los cubanos, como tampoco nadie está proponiendo
cerrar el intercambiar de productos necesarios con el mundo exterior, a
partir de una especie de autarquía.
De lo que se trata es de cómo hacerlo, qué entidad y qué tipo de
entidad, a quién responde esa entidad, qué compromisos se adquieren a
cambio, cuáles son los propósitos de la inversión, sobre qué bases
socio-económicas se establecen.
El peligro del pragmatismo economicista es muy claro. No lo ve quien
solo piensa en el desarrollo económico, sin reparar en cómo lograrlo, en
sus otras consecuencias y a costa de qué. No lo ve quien no quiere o
quien oculta sus intenciones pro-capitalistas.
Por esa vía se llega al relativismo filosófico, de entender que”
cualquier camino conduce a Roma”, solo que unos llegarán más pronto y
otros nunca.
Los que reniegan de la utopía socialista, tienen todo el derecho a
hacerlo; pero no traten de confundir al pueblo con un lenguaje
desarrollista-burgués, ni sigan diciendo que el “socialismo” demostró ya
su fracaso, cuando ya está más que demostrado que aquello, ni esto que
tenemos en Cuba, es socialismo, sino una tergiversación de las ideas de
Marx, una caricatura de socialismo, que en verdad siempre encubrió un
capitalismo monopolista de estado para beneficio principal de la burocracia.
No traten de “barrer el piso” con la idea socialista, utilizando como
escoba el tal “socialismo real de estado” que nunca fue.
Y que nadie se ponga bravo, porque no estoy acusando a nadie de ser
culpable de nada, ya he explicado que fueron aciagas circunstancias las
que nos llevaron allí, yo –entonces- incluido.
La crítica al “socialismo de estado” de los partidarios del Socialismo
Participativo y Democrático, no podrá ser usada jamás por los que
pretendan restaurar el capitalismo en Cuba; sencillamente, porque
siempre ha ido acompañada de la propuesta del socialismo de tipo
cooperativista-autogestionario y democrático, en la dirección concebida
por Marx y los socialistas originales.
No ha sido para denigrar el socialismo, para burlarse de él, ni para
destruir a nadie, como al parecer pretenden algunos economicistas, sino
para reivindicarlo y sanearlo de desviaciones.
—–
Para contactar con Pedro Campos: perucho1949@yahoo.es
http://www.havanatimes.org/sp/?p=68327
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