Friday, April 6, 2012

Transición o cocción?

¿Transición o cocción?
Viernes, Abril 6, 2012 | Por José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -En versos de madurez, Nicolás
Guillén reconocía el apuro de los jóvenes poetas por deshacer el soneto,
pero les aconsejaba que antes de deshacerlo, aprendieran a hacerlo. Algo
más o menos parecido debiéramos aconsejarnos a nosotros mismos los que
hoy estamos apurados por descubrir señales de transición en este pantano
de lava hirviente que es el sistema totalitario en Cuba.

Tanto nos apuramos que a veces nos gusta pensar que el proceso ya está
en marcha. Vemos el inicio de la transición en lo que no es sino una
reculada estratégica de la dictadura. Nos proyectamos con tal ansiedad
que somos proclives al riesgo de confundir las señales, olvidando,
aunque sea por momentos, que el dogmatismo ideológico del régimen no
sólo es impermeable al cambio, sino, a la vez, lo suficientemente
camaleónico para aturdir a sus críticos.

Dentro de una tiranía, las señales de transición deben manifestarse en
acciones y efectos de cambios hacia otro sistema esencialmente distinto.
Pero según mi raquítico entender, en Cuba, hasta hoy, no ha estado
ocurriendo nada de eso.

No hay paso hacia la transición mínimamente esencial mientras no existan
evidencias de ruptura con el viejo orden. Y aquí todas las evidencias
indican lo contrario.

De hecho, Marino Murillo, considerado graciosamente el tanque pensante
de las actuales reformas en la Isla, lo dejó claro hace pocos días, al
puntualizar, ante los micrófonos, que nada de reformas, que lo que están
pretendiendo es recomponer o remediar eso que también graciosamente
llaman su modelo económico.

Quedamos entonces, según la última declaración oficial, en que no está
en plan la transición, ni siquiera al modo en que los propios
perfeccionadores del socialismo la pretendían, es decir, traspaso del
mando absoluto de un caudillo hacia el mando de consenso por parte del
partido comunista. Ya que aquí el partido sigue siendo lo que siempre
fue: un instrumento fantasma de la dictadora.

De modo que allí donde a los pretendidos salvadores del socialismo, y
aun a nosotros, sus contradictores, nos ilusiona ver señales de
transición, no hay sino burda cocción.

Claro, en medio de este naufragio sin costas que las circunstancias nos
imponen, es natural que prefiramos la cocción (en tanto paso, digamos,
hacia adelante), y hasta quizá se justifica que la ansiemos y la
aplaudamos. Pero lo que no se sostiene, desde la perspectiva de lucha
contra la dictadura, es asumir la cocción como un signo de transición,
ni siquiera como un leve paso hacia ella.

Es sólo mi punto de vista particular, apasionado tal vez, y tal vez
erróneo. Al fin, ya sabemos que la realidad nunca es unívoca. Y menos en
política, donde son corrientes las verdades contradictorias, y hasta las
mentiras con patente de verdades.

Pero según yo lo veo, ni en lo económico hay esenciales amagos de
transición. Por el sencillo motivo de que los medios de producción y las
propiedades básicas (que son la sustancia del poder) continúan en las
manos totalitarias del Estado.

Que el régimen le permita a un millonario cubanoamericano aterrizar en
La Habana, y dar muela sobre la reconciliación, en un espacio limitado,
no es un hecho que alcance, por sí mismo, a convertirse en señal de
transición. Al contrario, mientras la realidad no demuestre otra cosa,
más bien confirma la cocción.

Por cierto, entre las verdades socorridas, las medias verdades y las
raras verdades que expresó en La Habana este millonario, hay una por la
que podemos suponer que no conoce suficientemente a sus posibles futuros
socios de negocios. Dijo que el socialismo cubano ha demostrado ser
capaz de administrar la pobreza, pero incapaz de generar las riquezas
imprescindibles para sostener su sistema.

Ojalá que el régimen hubiese sido capaz, por lo menos, de administrar
competentemente nuestra pobreza. Pero lo único que administra de
maravilla son sus propias riquezas y sus dogmas, porque, ante todo, y
por encima de todo, ha sido siempre su único objetivo. También
administraba muy bien (y por lo visto, continúa administrando) sus
recursos propagandísticos, que tantas veces, y en tantos y tan disímiles
escenarios le han permitido vender gato por liebre.

http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bftransicion-o-coccion/

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