[05-04-2012]
Katia Sonia Martín Véliz
Corresponsal de Misceláneas de Cuba
(www.miscelaneasdecuba.net).- El sábado 24 de marzo mi esposo Ricardo
Medina y yo preparamos viaje rumbo a Camagüey pero con el objetivo de
luego continuar hasta Santiago de Cuba donde pretendíamos participar en
la misa que ofrecería su Santidad Benedicto XVI en la plaza Antonio Maceo.
Salimos en la guagua de las 2 pm que llegó pasada las 11:00 pm a
Camagüey. Fuimos a casa de Irel Gómez Moreira delegado del CID quien
reside en la calle Palomino No 621, llevábamos como plan de trabajo
fundar una delegación de jóvenes y conocer algunos miembros de nuestra
organización en esa zona.
Cuando llegamos nos pareció un poco sospechoso un auto lada que venía
muy suave de frente a nosotros en aquellas calles tan desoladas, al
parecer era una pareja. Al día siguiente, o sea, el domingo, nos
levantamos bien temprano para comenzar todo lo acordado y al salir de
la casa a las 6:20 am cuando un hombre vestido de civil y algo apurado
nos intercepta en el camino para pedir nuestra identificación, en la
esquina estaba esperando el mismo auto lada con la misma mujer y el
hombre a nuestros reclamos nos enseño un carne del DTI, quiso que nos
montáramos en su lada pero nos negamos pues si estábamos en calidad de
detenidos donde montamos fue en un carro patrullero junto a Irel.
Nos trasladaron hasta el Centro de Operaciones de la Seguridad del
Estado, G-2. Era tan temprano se observaba que los guardias se acababan
de levantar. Nos entraron a un salón que por la estructura me imaginaba
que se trataba de visitar nuevos calabozos .Un oficial me llamo y en un
cuartico pequeño comenzó a requisarme y me dejaron solo con el aseo y
las ropas.
Llamó a una teniente para que me revisaran el cuerpo. Me entraron al
interior donde estaban los calabozos y en una oficina esta mujer de no
más de 25 años me da órdenes de quitarme todas mis ropas, cosa que me
negué, ella por el modo en que me vio sólo me dijo que si mi ajustador
tenia varillas que se las quitara porque no me podía mandar a la celda
con las ballenas porque si sucedía algo ella era la responsable y la
llevaban para fiscalía militar.
Yo por debajo de mi blusa quite mi sostén, ella trato de romperlo y le
dije que lo llevara para donde estaban mis pertenencias pero que no me
lo iba a romper. La joven hizo como le dije y no me insistió,
enseguida llamó al control como le dicen al calabocero y me llevaron a
la celda 3 donde estaba una mujer al borde de la locura pues llevaba
más de 12 días por un delito económico y la tenían bajo presión.
Enseguida que me vio y comenzamos a conversar y dije porque estaba allí
ella desesperada me comenzó a contar todo lo que sucede en ese lugar.
A los minutos me sacan de la celda un guardia llamándome por el número
96 al cual no conteste, éste en forma descompuesta me dice que si yo
era sorda que me estaba llamando, en el instante le contesté que yo
tenía nombre y que por números no le respondía a nadie que no se
molestara en volverme a llamar.
Me sacan y un mayor llamado Fernando, según él , me enseña el celular de
Ricardo que tenía en los sms varios Twitter de algunos amigos
informándonos cómo estaba la represión por la visita de papa y me dice
que nos estaban incitando a que fuéramos a la misa a gritar libertad,
ahí comencé a reír y le dije, mire busque en internet esos son Twitter
de nuestros amigos déjense de miedo , por qué les molesta tanto la
palabra libertad, si ella es un derecho que nace con todos los seres
humanos y a que a ti también te la quitaron.
El tipo dio una palmada en la mesa y me dijo mira lee la orden de
detención para que la firmes. Cuando la leí decía que nos detuvieron por
alterar el orden, por supuesto que me negué a firmarla y él se molestó
grandemente y mandó que me llevaran de vuelta a la celda.
Pasada una hora más o menos, porque en aquella celda tapiada era
imposible calcular el tiempo, no se podía ver ni un rayito de luz, viene
un guardia, el mismo que me hizo la requisa, a traerme un colchón, le
dije llévatelo que estaré aquí sin colchón, sin comer y sin tomar agua,
lo dejé observándome y me acosté como si nada me importara en una cama
de angulares y madera y de espaldas a la puerta.
Al rato me traen una doctora preguntando si padecía de algo, sólo le
contesté, sí de alergia a tu revolución y al verde olivo. Ella sólo me
miró, tomó la tensión a la mujer que estaba allí y con la misma salió,
todo muy rápido.
En unos minutos me vuelven a sacar y me llevan a una oficina donde me
esperaban el Jefe del cuartel quien me dijo que debía responder una
serie de preguntas que haría el mayor Fernando y que luego resolverían
llevarnos a mi esposo y a mí para la Habana.
Salieron todos porque había más guardias en la oficina que me
llevaron y aquel me preguntó qué íbamos hacer en Camagüey y qué hacia
el partido Cuba Independiente y Democrática, de donde conocíamos a
Irel. Yo le respondí que estaba en Camagüey porque como cubana andaba
por toda Cuba como se me diera la gana, que conocía a Irel como mismo
conocía a un montón de camagüeyanos y que el partido al que yo
pertenezco lo que quiere es que hayan elecciones libres y que exista el
pluripartidismo, que se respeten los derechos Humanos y no metan mujeres
en los calabozos por su forma de pensar y de expresarse.
El hombre ya molesto me pregunta qué grado de escolaridad yo tenía, le
digo técnico medio superior, me gradué de técnica en Biología Clínica
pero no pude continuar porque no era confiable. Enseguida abrió la
puerta y le dijo al guardia que me llevara de vuelta al calabozo.
Al instante me vuelven a sacar y para firmar un acta según ellos de lo
que habíamos declarado acta que me negué a firmar y así lo puso, SE
NEGÓ, rápidamente me sacaron porque según ellos ya no había tiempo,
devolvieron mis pertenencias, las revise minuciosamente y nos llevaron a
Ricardo y a mí en un lada que decía en grande G-2 y nos dejaron en la
terminal de ómnibus nacionales Astro, me pidieron dinero para sacar
pasajes , atrasaron el ómnibus por 45 minutos, toda la gente a la
expectativa y un oficial nos escoltó todo el viaje observando con
detenimiento todos nuestros pasos, llegando a la Habana en una parada
ya cercana a nuestra casa, en Manglar, nos bajamos inesperadamente
dejando al hombre que nos custodiaba sin poder reaccionar.
Gracias a Dios ya estamos en casa y agradezco a todos mis amigos por la
preocupación y por sus Tweets.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35672
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