Thursday, June 11, 2015

Quién responde por el deterioro de la Terminal de Ómnibus?

¿Quién responde por el deterioro de la Terminal de Ómnibus?
De frente a la propia Terminal de Ómnibus se levanta el edificio del
Ministerio de la Construcción. Lamentablemente, como reza el dicho: "No
hay peor ciego que el que no quiere ver"
jueves, junio 11, 2015 | León Padrón Azcuy

LA HABANA, Cuba. – El desastre del transporte en la capital de Cuba no
sólo se puede suscribir al pésimo servicio urbano por falta de ómnibus,
hay también que agregarle las terribles condiciones que hoy presenta el
otrora palacio del transporte nacional (Terminal de Ómnibus), cuyo
deterioro arquitectónico ya está que le mete miedo al susto.

Por la Avenida de Rancho Boyeros, entre las calles Bruzón y 19 de Mayo,
en el municipio Plaza de la Revolución, enfrente a la ya semi-destruida
Sala Polivalente Ramón Fonst (terminada en 1991 donde antes había un
concurrido parque de diversiones: La Feria de la Juventud), está
enclavada la que en su época clasificó a nivel mundial como la segunda
mejor instalación de ómnibus para el transporte de pasajeros hacia
lejanas localidades, pues la primera se hallaba en Washington, Estados
Unidos.

La Terminal de Ómnibus de La Habana, que consta de tres niveles, y costó
tres millones de pesos, se inauguró el 29 de junio de 1951 con la
partida hacia Cienfuegos del primer autobús, marca Camberra. La
construcción de la misma se comenzó a finales de los años 40, por Moenck
y Quintana S.A, una firma con sede en La Habana Vieja, propiedad de dos
arquitectos cubanos, Miguel Ángel Moenck, y Nicolás Quintana.

En 1960, José Florencio Gelabert, escultor y dibujante cubano, colocó en
la esquina de la Terminal de Ómnibus, hacia la calle 19 de Mayo, una
alegórica fuente sobre la que corre una escultura titulada La Velocidad,
tomando de modelo a una antigua diosa, mensajera de Zeus.

En la actualidad la fuente permanece descuidada, a oscuras por la noche,
y siempre sin agua. A cada extremo de la Oficina de Reservaciones se
encuentran dos relegados bustos de Martí. Por la fachada de los altos,
pero a nivel del techo que recubre la entrada, aparece un letrero
difícil de descubrir: Terminal de… (Y el dibujito de una guagua, como
decimos en cubano). Y si se entra por el pasillo del costado, se verá el
local del Café Ex-(preso), que sigue aún preso entre los escombros.

Al continuar caminando, se observa el penumbroso ambiente que predomina.
Y todo aquel que se aventure a bajar por la escalera central, y se asome
al sótano, saldrá huyendo aterrado. Luego, si logra recuperarse, y
prosigue el avance, después de pasar los baños públicos, podrá detenerse
ante un túnel por donde antiguamente salían los pasajeros con equipajes
al término del viaje, el cual fue clausurado, a punto de colapsar. Por
fuera del mismo, hacia el portal que da a la calle, abundan la suciedad,
los grafitis, el mal olor a orina, y una acera que parece un colador.
Los talleres de reparación, situados al fondo, por la calle Pozos
Dulces, sufren una crisis de parálisis general.

Este reportero conversó con Manuel, alias el Mota, de 68 años, residente
en Ayestarán, quien me comentó: "Desde que empecé a trabajar, siendo muy
joven, hasta el sol de hoy, en que me jubilé como arquitecto, he venido
a esta Terminal. Yo visitaba noche tras noche, primero la desaparecida
Feria de la Juventud, de martes a domingo, porque los lunes no abría.
Conocí en mis años mozos a mucha gente soltera igual que yo, que
veníamos a conquistar mujeres. Ellos te pueden dar testimonio sobre el
pasado esplendor de esta Terminal de Ómnibus y sus alrededores… Hasta
desaparecieron los oportunos maleteros, con sus carretillas especiales,
situados en la puerta principal".

De frente a la propia Terminal de Ómnibus, exactamente a una cuadra, se
levanta el edificio del Ministerio de la Construcción, el cual se
encarga (entre otros objetivos) de velar por el mantenimiento
constructivo y la rehabilitación de la Vivienda, y de las
Urbanizaciones. Lamentablemente, como reza el dicho: "No hay peor ciego
que el que no quiere ver".

La triste verdad, es que ni el ministro de la Construcción, ni los
viceministros, desde sus cómodas oficinas del piso sexto, y disfrutando
al máximo de las prebendas del poder, en medio de una burocracia
mediocre, jamás se han hecho sensibles a los sufrimientos del ciudadano
de a pie con el transporte, y mucho menos han querido asomar sus narices
desde la altura del despacho por alguna ventanita, para atisbar (sólo
por un minuto) el estado paupérrimo de la histórica Terminal de Ómnibus
de La Habana, patrimonio espiritual de toda Cuba.

Leonpadron16@gmail.com

Source: ¿Quién responde por el deterioro de la Terminal de Ómnibus? |
Cubanet -
http://www.cubanet.org/mas-noticias/quien-responde-por-el-deterioro-de-la-terminal-de-omnibus/

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