Friday, May 8, 2015

Dentro de la revolución, todo…

Dentro de la revolución, todo…
La célebre frase de Castro en sus es una evocación a la idea de
Mussolini: "Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el estado"
jueves, mayo 7, 2015 | Alberto Roteta Dorado

EL ORO, Ecuador -La conocida frase de Fidel Castro: "dentro de la
Revolución, todo; contra la Revolución, nada", así como las
consecuencias derivadas de su significado han pasado a la posteridad.
Sin embargo, el ambiente de incertidumbre, inseguridad y temor de
aquellas históricas reuniones del dictador con la intelectualidad cubana
no logra reflejarse en dicha frase. El propio líder declaró: "Había
ciertos miedos en el ambiente, y algunos compañeros han expresado esos
temores" (…) "El temor que aquí ha inquietado es si la Revolución va a
sofocar el espíritu creador de los escritores y de los artistas".

¿Por qué miedos y temores de la intelectualidad ante la naciente
revolución, que se suponía traería cambios <para todos y para el bien de
todos>? Ya lo había percibido prematuramente el dramaturgo Virgilio
Piñera cuando expresó que sentía mucho miedo. Lo que fue intuitivo,
luego lo comprendió al quedar en el silencio y olvidado, porque la
revolución de su país prefirió las mediocridades de aquellos que
reflejaban las transformaciones revolucionarias y no el talento del
autor de "Aire Frío".

Desde principios del proceso revolucionario el líder comunista hizo
referencia de forma despectiva a <artistas mercenarios> y les invitó a
marcharse. Lo que resulta contradictorio – como lo es todo su discurso-
por cuanto, en otra parte expresa:

"La Revolución tiene que comprender esa realidad, y por lo tanto debe
actuar de manera que todo ese sector de los artistas y de los
intelectuales que no sean genuinamente revolucionarios, encuentren que
dentro de la Revolución tienen un campo para trabajar y para crear; y
que su espíritu creador, aun cuando no sean escritores o artistas
revolucionarios, tiene oportunidad y tiene libertad para expresarse".

Pero al instante declara que dentro de la Revolución, todo; contra la
Revolución, nada, lo que significa que todo aquel que no coopere con su
obra artística con la revolución, no será aceptado y todo el que se
pronuncie en su creación artística contra los principios de la
revolución, será rechazado. Los que no sean genuinamente
revolucionarios, según las palabras del mandatario: ¿tendrán o no un
espacio para su trabajo creacional y una posibilidad para expresar de
forma libre su talento? Lo ocurrido a través de medio siglo de dictadura
y de socialismo impuesto demuestra que solo hubo espacio para aquellos
que estaban <dentro de la revolución>, los que no eran <genuinamente
revolucionarios> fueron marginados, sepultados, obligados a guardar
silencio. La depresión, frustración, ansias de libertad y el soportar el
peso de la enajenación, condujo a muchos a adoptar posturas de
autoaislamiento, otros siguieron las recomendaciones del señor
comandante y se exiliaron, otros, lamentablemente, decidieron mostrar
solo una de su dos caras y aceptar y colaborar <dentro de la revolución>
para tenerlo <todo>.

Las transformaciones de los años iniciales en el terreno cultural
pudieran parecer sorprendentes, si se tiene en cuenta la creación de
varias instituciones. La formación de la Orquesta Sinfónica Nacional,
del Teatro Lírico, la reorganización del Ballet Alicia Alonso, la
compañía de Danza Moderna, la estructuración del Teatro Nacional, la
creación de un movimiento coral, la fundación de la Imprenta Nacional y
del ICAIC, son muestras de lo que no podemos negar, aun cuando no
estemos al lado del régimen. Pero lo que se hizo en pos del bien,
resulta paradójico, cuando se le dan orientaciones y trazan pautas y
normas que frenan la libertad creacional y la razón de ser de dichas
instituciones. Téngase presente que todas responden al mandato del único
partido y son vehículos para la difusión de las ideas consideradas
<dentro de la revolución>.

Es algo maravilloso que se organice una Imprenta Nacional y se hagan
tiradas del Quijote, pero resulta imperdonable que durante más de medio
siglo los cubanos no encuentren obras de Aristóteles, Platón, Hegel,
Balmes, Krause, por el hecho de ser idealistas y en contrapartida se les
imponga una colección de las obras completas de Lenin, en ediciones de
lujo, traídas desde la desaparecida URSS, o que se mantuviera en
silencio la obra de Lezama, Piñera, Medardo Vitier o Mañach y a cambio
se publicara todo lo realizado por Guillén, el poeta de la revolución
que dedicó sendos poemas al Che, o por Carpentier, declarado comunista,
aunque viviendo en París parte de su vida. No pongo en duda la calidad
de estos pilares de la literatura cubana, la poesía de amor del primero,
está dentro de lo más trascendental de las letras hispanas del pasado
siglo y las novelas del segundo lo sitúan en los planos más elevados de
la literatura universal. Solo se trata de actuar con justicia y de poder
disponer de las obras de los ocultados, al lado de las de los servidores
de la revolución. Recordemos que Dulce María Loynaz tuvo que esperar a
que el mundo le rindiera honores con su premio Cervantes para que su
patria la sacara del misterio que la envolvió por casi medio siglo. Aún
estamos esperando por las obras de Guillermo Cabrera, ganador del
Cervantes, como Carpentier y la Loynaz, y tan cubano como ellos, pero
aún desconocido en Cuba, o las de Leonardo Padura, más editado en el
exterior que en su patria, cuyo delito ha sido mostrarse abiertamente
crítico con los sucesos de la sociedad cubana como consecuencia del
régimen comunista y declarar que: <el pueblo que por temor a cambios
soporta una tiranía las merece todas>. Dejemos para otra ocasión lo que
se ha derrochado editando las obras del Che Guevara, Fidel Castro, los
testimonios de altos militares y más reciente la ridícula y anticuada
poesía – si es que hay que llamarle de este modo- de uno de los cinco,
ninguno de ellos escritores, ni pensadores, pero si <dentro de la
revolución>.

La célebre frase de las <Palabras a los intelectuales> es una evocación
a la idea del principal ideólogo del fascismo, Benito Mussolini: "Todo
en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el estado", llevada al
terreno de la intelectualidad. El fin de la dictadura y consiguiente
instauración de una democracia, pondrá fin a las prohibiciones de la
creación para que todos los artistas puedan expresar sus ideas, dentro o
fuera de la futura revolución.

Source: Dentro de la revolución, todo… | Cubanet -
http://www.cubanet.org/colaboradores/dentro-de-la-revolucion-todo/

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