Monday, May 4, 2015

'Cachita' y 'Paquito'

'Cachita' y 'Paquito'
El actual papa llega cuando parece que se cumplirá el vaticinio de Karol
Wojtyła de que Cuba se abriría al mundo y el mundo a Cuba
YOANI SÁNCHEZ, La Habana | Mayo 04, 2015

Él es argentino y ella cubana. Los separan esos miles de kilómetros que
se interponen entre el Vaticano y el Santuario del Cobre. El próximo mes
de septiembre estarán muy cerca, cuando el papa Francisco I visite esta
isla donde la Virgen de la Caridad es adorada como la patrona de todos
los cubanos. Cachita lleva décadas escuchando las plegarias que brotan
por doquier, unas súplicas que pronto conocerá –de primera mano– ese a
quien ya llamamos cariñosamente Paquito.

La visita a Cuba del jefe de Estado del Vaticano, Jorge Mario Bergoglio,
podría marcar el comienzo de una nueva etapa para el país. Si el anuncio
de diciembre pasado sobre el restablecimiento de relaciones entre Cuba y
Estados Unidos le abrió la puerta a la esperanza de un cambio
sustancial, la llegada del papa quizás le otorgue a la actual
negociación un carácter que trascienda el acuerdo entre los dos gobiernos.

Como mediador de las conversaciones secretas que sostuvieron la Casa
Blanca y la Plaza de la Revolución, Francisco sabe que el proceso estará
plagado de obstáculos. Tal vez crea que el mayor de los peligros radica
en que alguna de las partes decida abandonar las negociaciones, pero el
riesgo se ubica en otra parte. Lo más alarmante sería que esa voluntad
de entendimiento no llegue a completarse con el diálogo, tan necesario,
entre las autoridades de la Isla y la sociedad civil.

Como en un escenario bíblico, el papa hallará que el pequeño David de
esta historia lo personifica el pueblo cubano, mientras el gran Goliat
está representado por un gobierno autoritario que lo controla y acalla.
La mediación que apremia es la encaminada a hacer ver a ese gigante
intolerante y agresivo que no debe seguir censurando a su propia
población, que se impone un nuevo tiempo de libertad y de convivencia
con respeto. ¿Tendrá la posibilidad Paquito de ayudarnos a elevar esos
anhelos?

Esperamos también que durante su estancia entre nosotros Francisco vaya
más allá de pedir la liberación de activistas, como sucedió con la
visita de anteriores pontífices. Esas cuotas de prisioneros entregados
al "pastor" y en muchos casos forzados a abandonar el país, no
resultarían de alivio suficiente en estos momentos. Los cubanos
necesitamos que se ponga fin al presidio político. Apura cerrar una
etapa de la historia nacional durante la que tantas personas han ido
tras las rejas por pensar diferente al partido gobernante.

Francisco puede auxiliarnos a dar por terminado el capítulo de la
penalización de la discrepancia y sugerirle a las autoridades de la Isla
que hagan un compromiso público de aceptación del prójimo, sea cual sea
su tendencia política. Devolver a los compatriotas de la diáspora su
derecho a entrar, radicarse o salir libremente del país, sería otro acto
histórico de justicia que eliminaría la dolorosa y artificial separación
entre "cubanos de dentro" y "cubanos de fuera".

Nada más tocar suelo cubano, el papa se percatará de que la nación de
Cachita está necesitada de un nuevo proyecto de futuro que incluya un
alivio económico y devuelva a los ciudadanos el derecho a la libre
asociación y a la libre expresión. En las circunstancias que vive Cuba,
urge además un proceso de entendimiento que haga saber a los cubanos que
hay vida después del autoritarismo. Que es posible tener un país
próspero sin fingir una filiación política, doblegarse a un partido ni
ofrendar a los propios hijos en el altar del adoctrinamiento ideológico.
Es hora de terminar este absurdo y entrar de lleno en el siglo XXI, con
todas las ventajas y los riesgos que eso significa.

Tampoco debe esperarse más para liquidar los oprobiosos actos de repudio
que enfrentan a cubanos con cubanos. Esos piquetes que usan el grito, el
insulto y el odio para intimidar a personas indefensas deben ser
condenados al pasado de nuestras vidas. Que el báculo y la mitra
contribuyan a impulsar un proceso de sanación nacional, donde las
víctimas y los victimarios reconozcan su papel de simples piezas en un
tablero de polarización que ha servido para que el miedo no deje paso a
la conciencia cívica.

Será difícil para Francisco superar aquel enero de 1998 en que Juan
Pablo II insufló fe en los católicos de esta Isla y esperanzas en
quienes no abrazamos ningún credo religioso. Ahora, el actual papa llega
cuando parece que se cumplirá el vaticinio de Karol Wojtyła de que Cuba
se abriría al mundo y el mundo a Cuba. Paquito, por su parte, podría
pasar a nuestra historia nacional por alentar una nueva meta: "Que Cuba
se abra a Cuba". Solo entonces Cachita dejará de escuchar tantas
historias de separación y dolor, para ser la patrona de un país que mira
hacia el futuro.

Source: 'Cachita' y 'Paquito' -
http://www.14ymedio.com/opinion/Cachita-Paquito_0_1772222762.html

No comments:

Post a Comment