Monday, March 23, 2015

Una sociedad civil mutilada

Una sociedad civil mutilada
REGINA COYULA, La Habana | Marzo 23, 2015

Haga la prueba. Pregunte aleatoriamente por la calle qué es sociedad
civil. Tendrá suerte si encuentra alguna respuesta satisfactoria y
tendrá más suerte si no le pasa como a mí, que más de una persona ni se
dignó responderme. Y es que hablar de sociedad civil en Cuba es como
impartir materia nueva en la escuela.

Primero los conceptos, luego, explicar cuál de ellos se considera más
acertado según la visión del maestro. Un educador meticuloso busca
buenos ejemplos. Es imprescindible mencionar la tesis de Alexis de
Tocqueville de la sociedad civil como intermediaria entre el individuo y
el Estado. También es interesante la aproximación de Habermas sobre los
derechos individuales que garantizan y propician la libre asociación.

Como casi todos los conceptos en las ciencias sociales, encontramos
diferentes y hasta contrapuestas visiones sobre el tema. En lo que sí
coinciden los filósofos, sin importar su afinidad política o su credo
religioso, es en que la sociedad civil existe y funciona con
independencia del Estado, y en muchos casos como su contraparte.

Solo entonces, luego de hablar lo suficiente del tema para que el
ciudadano se sienta informado, puede hablarse del papel de la sociedad
civil.

Hace todavía menos de una década, el término sociedad civil, junto con
sus parientes cercanos derechos humanos y organizaciones no
gubernamentales, era materia inexistente o maldita en la prensa cubana.
Pero el crecimiento de la sociedad civil alternativa, a la que se ataca
y simplifica, acusándola de seguir una agenda dictada por el enemigo, ha
hecho que el tema se haya ido filtrando en el discurso de la prensa
oficial. Ante la opinión pública, a la que contaminaron con una idea
malsana, tratan ahora de presentar como integrantes de la sociedad civil
a organizaciones en su mayoría creadas y financiadas por el propio Gobierno.
La próxima Cumbre de las Américas pondrá a prueba la capacidad de ambas
–la sociedad civil reconocida por el Gobierno y la alternativa, no
reconocida y denostada– para mostrar a la comunidad continental sus
proyectos y resultados. Desde la propia Constitución se observa lo
difícil de la alternancia puesto que, según el artículo 53, la libertad
de expresión solo es reconocida en función de los fines de la sociedad
socialista. Este artículo deja claro que los medios de difusión masiva
son de propiedad estatal o social, y esto asegura su uso al servicio
exclusivo del pueblo trabajador y del interés de la sociedad.

El Gobierno pretende conocer y representar los intereses de la sociedad
cubana pero, dado el deterioro de las condiciones sociales, las
fronteras se vuelven difusas entre el apoyo popular a las autoridades y
el deseo de los ciudadanos de ensayar otra fórmula. Solo dentro de un
contexto totalitario es posible controlar el descontento, asordinar las
voces discordantes y hacer prácticamente imposible la legalización de un
proyecto independiente. Ese candado está constitucionalmente establecido
en el artículo 62, que no reconoce las libertades cuando no encajan con
los fines del Estado socialista y la decisión del pueblo cubano de
construir el comunismo.

He leído en el Granma del viernes el artículo Nuestra sociedad civil.
Estoy de acuerdo con algunos puntos de vista del periodista Sergio
Alejandro Gómez. En efecto, la dominación no siempre se aplica con
fuerza o coerción y a los poderosos les gusta apropiarse de las palabras
y su significado. Sin embargo, discrepo de la manera en que el
periodista resuelve un problema actual dentro de la sociedad civil. El
Estado cubano representará los intereses de las grandes mayorías
(mientras se demuestre lo contrario), pero ese Gobierno ha propiciado el
rechazo de las asociaciones que de manera libre quieren establecer
ciudadanos cubanos.

Queda claro que la heterogeneidad del Foro La Sociedad Civil cubana
pensando Américas, se circunscribió a las diferencias en materia de
religión, de equidad de género, de igualdad racial o diversidad sexual.
Se observa de inmediato la ausencia de una oposición política. Es muy
justo que se reconozcan los derechos arriba mencionados, pues la mala
memoria no puede omitir el hecho de que también fueron minorías
discriminadas en Cuba. Pero mientras la opinión política y la iniciativa
al margen del Estado no estén presentes, la sociedad civil estará
incompleta, y cualquier observador democrático percibe de inmediato esa
anomalía.

Como señala el periodista de Granma, la sociedad no es homogénea.
Homogénea no es ni la personalidad de los hermanos educados bajo el
mismo techo. Sin embargo, el Estado cubano quiere lograr con estas
organizaciones de su sociedad civil una sintonía que es lo que supongo
lleva a la afirmación del articulista de que es una sociedad civil que
no se parece a ninguna otra.

Source: Una sociedad civil mutilada -
http://www.14ymedio.com/opinion/sociedad-civil-mutilada_0_1747625231.html

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