Tachando víctimas de la lista
CAMILO LORET DE MOLA | Miami | 30 Mar 2015 - 6:22 am.
Del vandalizado Memorial Cubano de Miami han sido borrados algunos nombres.
Dos postes negros me dan la bienvenida al Memorial Cubano de Miami,
pequeños trozos de hierro que alguna vez sostuvieron un cartel y que
ahora son la prueba material del vandalismo a que está siendo sometido
el desolado lugar.
Hay letras de metal abolladas, losas apedreadas, espejos dañados
intencionalmente y gotas de pegamento que ruedan por la cubierta del
monumento. Por suerte, sus muros no han sido descubiertos por los
grafiteros, esa plaga juvenil que se ensaña con todo lugar público de la
ciudad.
El monumento parece inspirado en la pared conmemorativa de los caídos en
Viet Nam que fuera inaugurada en Washington en 1982. Repite el concepto
de los nombres de las víctimas tallados sobre un muro de granito negro,
pero esta vez con forma de estrella y rodeado por palmas reales.
Un joven corredor interrumpe mi inspección, un tipo sudado, de
respiración agitada, que aprovecha los bancos de la instalación para
completar su ciclo de ejercicios. El corredor y yo somos las únicas
presencias en el lugar esta mañana de viernes. Un vigilante a bordo de
un carro de golf pasa demasiado lejos del lugar, el conductor ni
siquiera desvía la mirada hacia el Memorial.
Increpo al descamisado atleta por darle semejante uso al monumento y sin
abandonar su rutina de flexionar piernas y contraer estómago me responde
que ningún letrero prohíbe sus abdominales. El muchacho tiene razón,
hay advertencias de cámaras de seguridad pero no prohibiciones de
actividades físicas.
Me bato en retirada haciéndole un llamado al respeto y al sentido común
para continuar con mi conteo de daños.
Alguien ha rayado el muro de granito negro hasta volver ilegible el
nombre de una de las víctimas, un acto mucho más grave que las pequeñas
fechorías y las transpiraciones de atletas. Un repaso rápido por el
resto de las paredes me permite corroborar que son varias las
laceraciones de este tipo y que los daños son irrecuperables.
Pero la supuesta profanación no parece obra de unos provocadores
temerarios e irresponsables, es más bien el trabajo de un profesional,
alguien que se ha dedicado a tachar ciertos nombres sin afectar los
bordes o los dibujos del panel.
No hay uniformidad en el orden de los nombres eliminados, tampoco
parecen elegidos al azar. Por ejemplo, en el panel de la letra B ha
sido borrado alguien cuyo nombre comenzaba con C, de apellido Benítez y
que por el orden del espacio la letra del nombre debe ser la O, por lo
que bien pudiera tratarse de Conrado Benítez, maestro voluntario muerto
en el Escambray en 1961 y venerado como héroe por el Gobierno de Cuba.
En el panel de la letra S, casi llegando al suelo, falta el nombre de
alguien de apellido Santiago y nombre con A, casi seguro Antonio "Tony"
Santiago, comandante y agente de la seguridad cubana que murió en una
operación de infiltración hacia la Florida.
Contacto con activistas del exilio y me conforman mi versión: "Se
colaron nombres del otro bando en el monumento".
Así que los rayones son remiendos, no afrentas.
Entre las personas que consulto no quedan claras las causas que llevaron
a incluir estos nombres en el listado, las teorías van desde errores y
desconocimiento por parte de los autores de la selección, hasta
acusaciones de espionaje y conspiraciones desde La Habana.
Un representante de lo que algunos llaman el exilio histórico me llega a
decir que el monumento es un reflejo del Miami de hoy, donde los buenos
están obligados a mezclarse con los malos.
Alejandro Cruz, el encargado de un archivo de fotos históricas de Cuba,
me pide que me calle, que no diga nada, que no hay necesidad de darle
publicidad a estos rayones.
Pero la reacción más original la escuche del analista político Jorge de
Armas, quien me asegura que en dependencia de cómo se interprete el
concepto y la categorización de mártires hasta Conrado Benítez y el
comandante Tony Santiago pueden ser contemplados como víctimas
indirectas del comunismo.
Por lo pronto prefiero defender la autenticidad y el valor del mausoleo,
que cumple su primer aniversario en el paraje solitario donde lo
levantaron, exhibiendo nuevas cicatrices en su espalda, pero sosteniendo
su legado, imponiendo presencia con la torre que se levanta en su
centro, visible en la distancia, inmensa e incólume, con la bandera
cubana en cada una de sus caras, dando fe del sufrimiento y las víctimas
de nuestra isla, rescatando del olvido los nombres de los miles de
cubanos fallecidos en este cruento enfrentamiento de más de 56 años.
Source: Tachando víctimas de la lista | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1427474209_13626.html
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