Legitimar lo ilegitimable
septiembre 25, 2014 2:01 pm·
Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) El pueblo cubano no elige a su
presidente desde 1948. La constitución de 1940, a despecho de ser una de
las más avanzadas del mundo en su momento, se quedó a medio camino y
solo fue una buena intención frustrada. No se crearon enmiendas o leyes
complementarias que la protegieran de los desastres aun no resueltos que
se presentaron.
Primero fue un golpe de estado anticonstitucional, luego y a su sombra,
surgió la banda armada que asaltó cuarteles, mató y aterrorizó. Asistida
por el dinero de las clases vivas o de algunos elementos representativos
entre estas, lograron por fin en 1959 asumir el poder. Lo hicieron
sostenidos por el dinero de los viles de ayer y los gatillos sensibles
de sus armas.
Antes recorrieron triunfales las autopistas mediáticas abiertas por
Herbert Mathews, el periodista gringo que desde el New York Times y por
supuestamente alertar contra lo malo que existía, abrió las esclusas
para lo peor que llegó y se consolidó hasta hoy.
Sobre cómo pudo la banda de Birán destruir un país que construía una
pujante prosperidad material y que en 1958 tenía una calidad de vida y
un ingreso personal superior al de España, hay muchas cosas que decir.
En principio, contaron con el apoyo de los agentes de los servicios de
potencia extranjera, más orgánicos y mejor organizados que Cuba
conociera jamás. El Partido Socialista Popular, con sus agentes al
servicio de la Unión Soviética, desde el principio y antes, en la etapa
de la guerra manigüera, cerró filas con la banda biraní.
Desde esos momentos la Unión Soviética apoyó con empeño, determinación e
incondicionalidad a su vasallo en América. Por su parte, los Estados
Unidos abandonaron en no pocas ocasiones a los que desde esos instantes
en Cuba lucharon. Entonces la banda armada logró crear la
institucionalidad que aun sostiene con férreos amarres totalitarios: los
poderes omnímodos de una autocracia oligárquica sobre el pueblo sin
derechos de Cuba.
Hoy, entre algunas de las sospechosas iniciativas que surgen como parte
de una marea roja que crece, se destaca la que formula que los
opositores dentro de Cuba se presenten ante las asambleas de delegados
del llamado Poder Popular. Es entonces, que en este lugar y condiciones,
optarían por una representación o por plantear la solución de lo siempre
insoluble ante la siempre exigua concurrencia a estos eventos.
Esta legitimación de lo ilegitimable es otra nueva perla de la corona
castrista.
Como necesario complemento de esta opción, emerge otra variante. Los
opositores designados por alguien, hacen más oposición fuera de Cuba, de
aeropuerto en aeropuerto o de aduana en aduana, que la que eventualmente
harían en la Isla de estar presentes. Por supuesto, en este tur de la
representatividad, regularmente participan, -seleccionados por alguien
desde algún sitio- los menos capaces y los peor dotados.
No se trata de exigir al régimen militar totalitario el respeto de los
derechos conculcados al pueblo de Cuba, la excarcelación de los presos
políticos o elecciones libres que posibiliten que el pueblo decida si
quiere seguir o no con la oligarquía empoderada: se trata de legitimar
lo ilegitimable, concederles créditos y tiempo extra. Mientras, que
continúe la represión, que sigan los arrestos. Nada más.
Para Cuba actualidad: j.gonzalez.febles@gmail.com ;
director@primaveradigital.net
Source: Legitimar lo ilegitimable | Primavera Digital -
http://primaveradigital.net/legitimar-lo-ilegitimable/
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