La irresponsabilidad de un ex embajador de España en Cuba
MANUEL CUESTA MORÚA , Septiembre 15, 2014
El efecto mariposa nos dice que una pequeña perturbación inicial dentro
de un sistema caótico podría tener, mediante un proceso de
amplificación, un resultado considerable a corto o mediano plazos.
Me viene a la mente esta teoría, muy utilizada por los meteorólogos y
los matemáticos, a propósito de una entrevista aparecida recientemente
en la revista Política Exterior, hecha a un ex embajador de España en
Cuba, Carlos Alonso Zaldívar. El diplomático estuvo destacado en La
Habana de 2004 a 2009, un periodo que fue especialmente duro para la
sociedad civil cubana.
El ex embajador expone algunas ideas interesantes y perturbadoras, pero
por el momento prefiero concentrar mi análisis en lo que llamaría la
irresponsabilidad estratégica global del colonialismo diplomático.
Su afirmación de que "la gran disyuntiva a que se enfrenta cualquier
política respecto a Cuba" es entre una transformación pacífica "con
cierta continuidad institucional y personal", y unos cambios radicales
que podrían "generar inestabilidad y violencia" es, además de
intelectualmente falsa, estratégicamente peligrosa en un mundo
interconectado y reducible a un pañuelo en términos políticos.
Recordemos que el efecto mariposa proviene, entre otros, del proverbio
chino que reza: "el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir
al otro lado del mundo". Puede entenderse por tanto que las
determinaciones políticas que la comunidad internacional tome respecto a
Cuba tendrán, como están teniendo, un efecto de retorno en otras áreas y
sobre intereses que competen, incluso a la misma España, y a la
estabilidad europea.
Por ejemplo, las declaraciones del Gobierno cubano en apoyo a la
Argentina de Cristina de Kirchner en su conflicto con la petrolera
Repsol contribuyeron, además de las razones económicas, a la decisión de
la compañía española de retirarse de la Isla con apuro.
En el siglo XXI, con cada día que pasa, aumenta la claridad sobre el
daño global que provocan las inconsistencias de la fallida apuesta
diplomática por las dictaduras, sobre todo las de aquellas que pretenden
cumplir un designio. Daño profundo si estas dictaduras son ideológicas.
Y esta avería puede medirse en cuatro sentidos importantes para un
planeta globalizado.
Primero, las dictaduras con misión están obligadas a ser proactivas,
estableciendo entre ellas alianzas negativas contra los valores
occidentales, lo que fortalece los escenarios de inestabilidad global.
Segundo, determinadas dictaduras, en función de su peso regional o de
sus necesidades geopolíticas, tienden a burlarse de los peligros
estratégicos de sus acciones políticas y a desconocer los efectos
globales o regionales que pueden provocar sus decisiones.
Mijaíl Gorbachov solía repetir que solo las grandes potencias tienen
grandes responsabilidades, pero olvidaba que a veces pequeños países
actúan como si fueran grandes potencias y dan pasos nefastos en
direcciones peligrosas, sin que puedan asumir alguna responsabilidad o
remediar sus consecuencias. Es el caso del Gobierno cubano, que acaba de
respaldar los apetitos imperiales de Rusia y la ruptura de pactos
internacionales, lo que despierta viejos temores europeos y amenaza la
estabilidad mundial a las mismas puertas de la Unión Europea.
Tercero, las dictaduras encarecen, por su ineficiencia, los precios de
las materias primas y no suelen cumplir sus compromisos financieros,
como muy bien saben muchos inversionistas españoles tras su experiencia
cubana.
Y cuarto, esos regímenes no están muy preocupadas por el respeto a las
instituciones. Una dictadura tan peculiar como la China, ejercida a
través de un mandarinato burocrático casi impersonal, se burla de la
propiedad intelectual y de los convenios internacionales en su afán por
dominar el vigoroso mercado de baratijas. Y la cubana irrespeta los
compromisos adquiridos con las instituciones mundiales en materia de
crédito financiero, además de hacer caso omiso de tratados y pactos de
las Naciones Unidas.
El Gobierno cubano viola todas las leyes y estatutos posibles, lo que
constituye un obstáculo político y estructural básico para cualquier
transición institucional. ¿Cómo encaja esta realidad con los consejos
del ex embajador de España en La Habana?
Cuando no se sabe mucho de un país es mejor seguir el ejemplo de aquel
diplomático norteamericano en la China de Mao a quien pidieron escribir
un libro que permitiera entender ese intrincado mundo. Al final de su
misión, el diplomático encuadernó bellamente el libro solicitado para
mostrarlo en Washington a su regreso. Al abrirlo sus páginas estaban en
blanco.
Source: La irresponsabilidad de un ex embajador de España en Cuba -
http://www.14ymedio.com/opinion/exembajador-Espana-Cuba-Carlos_Alonso_Zaldivar_0_1634236567.html
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