Víctimas de la exclusión y la injusticia
¿Cómo reconocer y garantizar los derechos de la comunidad LGBTI cubana
cuando en la Isla no se respetan los derechos fundamentales de las personas?
miércoles, julio 29, 2015 | Leonardo Calvo Cardenas
LA HABANA, Cuba. – Concluyó hace poco un nuevo período de sesiones del
fugaz y monocorde parlamento cubano —sesiona solo dos días al año y
nunca hay allí una decisión dividida— que una vez más guarda total
silencio sobre complejos problemas que agobian a la sociedad. Los
reportes informativos oficiales dan cuenta de un inaudito crecimiento
del Producto Interno Bruto (PIB), así como de tantas carencias y
atrofias que se debaten de manera recurrente en la asamblea sin atender
nunca a las causas estructurales y sistémicas que convierten en
disfuncional a nuestra sociedad.
Todo parece indicar que la esperada modificación del Código de familia
para consagrar los derechos al matrimonio igualitario y sus
consiguientes beneficios para la comunidad de lesbianas, gays,
bisexuales, transexuales, transgéneros e intersexuales (LGBTI) todavía
languidece como una propuesta olvidada en algún oscuro cajón de las
oficinas de la Asamblea Nacional.
Hace unos cuantos años Mariela Castro, miembro prominente de la dinastía
gobernante, se tomó la prerrogativa sultánica de seguir la saga
nepotista de su estirpe para ponerse al frente del Centro Nacional de
Educación Sexual (CENESEX). Desde esa posición la hija del actual
presidente cubano se ha impuesto como líder de una supuesta posición
oficial de tolerancia y protección de los derechos de la comunidad LGBTI.
En un franco diseño de despotismo ilustrado la "infanta" Mariela se
empeña en generar la imagen, que por cierto ha confundido a unos cuantos
en el mundo, de que las autoridades cubanas se han convertido en los
actuales garantes de los derechos de un sector de la población que ha
sido bastante discriminado y reprimido por el alto liderazgo
revolucionario, siempre enfermo de machismo y homofobia.
Con el desprecio por los valores y la dignidad humana que caracteriza a
los gobernantes cubanos, la señora Mariela ha emprendido su cruzada de
hegemonismo y manipulación sin reconocer o desagraviar a tantos cubanos
víctimas de discriminación, represión y exclusión social y profesional
por razón de su orientación o preferencia sexual. La pregunta que ni
Mariela ni sus acólitos han podido responder nunca es: ¿Cómo reconocer y
garantizar los derechos de la comunidad LGBTI cubana cuando en la Isla
no se respetan los derechos fundamentales de las personas?
Con el pasar del tiempo va quedando claro el alto nivel de politización
que imprime Mariela Castro a su declarado compromiso, ya no es secreto
para nadie que en el CENSEX los miembros de la comunidad deben profesar
fidelidad incondicional al régimen y no encuentran el prometido respaldo
legal y jurídico, amén de que Mariela y compañía miran para otro lado y
guardan silencio cuando las autoridades (in) competentes abusan o
discriminan a homosexuales o transgéneros.
Semanas atrás, la sociedad norteamericana fue estremecida por la
decisión de la Corte Suprema de Justicia, la cual legalizó
definitivamente el matrimonio homosexual en los Estados Unidos. Una
determinación como esta refuerza la tendencia global, de consagrar
jurídicamente los derechos y las demandas de la comunidad LGBTI incluso
en naciones de larga tradición machista, puritana o conservadora.
Estos avances jurídicos en varias naciones del hemisferio ponen en
evidencia los niveles de retraso que todavía padecemos en temas tan
sensibles como los derechos de la comunidad LGBTI; la lucha contra el
racismo, los derechos de los discapacitados, la protección de los
animales o del medio ambiente.
Considero que la gran tragedia del caso cubano radica en la ausencia de
cultura e independencia cívica e institucional, que garantiza a los
gobernantes cubanos total control hegemónico sobre todos los espacios de
desenvolvimiento social. Los avances y alcances en la validación, en
cualquier rincón del planeta, de los derechos y potestades para los
sectores o grupos más vulnerables se fundamentan en las crecientes
capacidades de activación cívica de los ciudadanos y en la aplicación de
efectivos mecanismos de protección a las garantías jurídicas que en Cuba
constituyen todavía un sueño inalcanzable.
Mientras nuevas naciones se incorporan a ese ambiente internacional de
respeto a la diversidad Cuba se queda atrás, porque sus gobernantes
continuaran enarbolando la autocomplacencia paternalista para apuntalar
su maltrecha imagen. Al tiempo que los cubanos somos víctimas inermes de
la exclusión y la injusticia.
montesinos3788@gmail.com
Source: Víctimas de la exclusión y la injusticia | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/victimas-de-la-exclusion-y-la-injusticia/
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