La vida sigue igual, o peor
DARIELA AQUIQUE LUNA | La Habana | 2 Jul 2015 - 8:34 am.
Cuentapropismo Economía Internet Propaganda Raúl Castro Represión
El cambio de política de EEUU hacia Cuba ha sido favorable para las
cadenas de hoteles y otras grandes empresas. Para el cubano de a pie,
las esperanzas se desvanecen.
El pasado 17 de diciembre fue un día diferente para los cubanos y para
el mundo. Los presidentes de EEUU y Cuba anunciaron simultáneamente el
comienzo de la reanudación de las relaciones diplomáticas entre los dos
países. Como era obvio, las alocuciones de Barack Obama y Raúl Castro
provocaron reacciones diversas en las dos orillas, pero más que todo,
una gran expectativa en muchos cubanos que ingenuamente creyeron era el
comienzo del fin para las vicisitudes y penurias que se sufren día a día
acá en la Isla.
El discurso conciliador de Obama sembró esperanzas cuando anunció la
apertura de una embajada estadounidense en La Habana, la ampliación del
número de categorías de personas norteamericanas que podían viajar a la
Isla, la cuadruplicación de la cantidad de dinero que podía enviar la
comunidad cubana exiliada en EEUU, así como el propósito de involucrarse
más en los nexos económicos y en los intercambios de profesionales para
promover el mejoramiento de la situación del pueblo cubano.
Han trascurrido ya más de seis meses y muchas cosas han cambiado, ¿pero
para quiénes?
Primero fue la liberación de los tres agentes cubanos que desde entonces
se convirtieron en una suerte de estrellas de rock, apareciendo en los
medios, día y noche. Y que en los últimos meses hacen una gira junto a
sus familias, que comenzó en Venezuela y ya incluye Namibia, Angola y
Sudáfrica. Sin descartar que se extienda luego por Rusia, China y los
aliados latinoamericanos como Bolivia, Ecuador o Nicaragua.
En abril, Raúl y Obama estuvieron en Panamá en la Cumbre de Las Américas
y dieron a la prensa internacional citas y fotos de un antológico
encuentro entre mandatarios antagónicos "que pasaban por encima de sus
diferencias".
En este periodo varias personas y delegaciones de norteamericanos han
visitado la Isla, llevándose una "excelente impresión" después de hacer
visitas dirigidas a centros de investigaciones científicas, escuelas o
cooperativas agropecuarias, de ver un espectáculo de La Colmenita, de
pasear en un auto antiguo por las calles habaneras y de creer que el
desastre urbanístico se debe al bloqueo. Y por qué no, hasta de posar
para instantáneas amarillistas muy al estilo Fidel Castro Jr.-Paris
Hilton en la Fiesta del Habano.
En mayo, fiablemente Cuba fue excluida de la lista de países
patrocinadores del terrorismo, lo que favorece un mayor interés en la
inversión extranjera.
Al cierre del primer semestre, el número de turistas que visitaban la
Isla era mucho mayor al del año precedente, y la cifra de estadunidenses
empezaba a ser considerable.
Así, para el Gobierno cubano todo el anuncio del cambio de la política
de EEUU hacia Cuba ha sido beneficioso. Solo que el pueblo sigue siendo
el menos favorecido en dicho cambio.
El alza del turismo ha provocado que casi todos los productores del
sector privado (mal llamado cuentapropista) vendan directamente a los
hoteles, como es el caso de los agricultores; u ofrezcan otro tipo de
servicios, como lo hacen las cooperativas no agropecuarias.
Esto repercute en los mercados de alimentos para el consumo nacional,
donde cada vez son más escasos los productos y los pocos que aparecen se
han encarecido. Muchos de los restaurantes particulares (popularmente
conocidos como paladares) han subido los precios y han disminuido en
cantidad y calidad de sus ofertas, porque al no existir un mercado
mayorista para obtener sus insumos tienen que ingeniárselas para comprar
por la izquierda y salir ilesos de las inspecciones.
Ante la oferta de compañías norteamericanas de invertir en la Isla para
facilitar el acceso a internet, ha surgido un miedo institucional, que
aunque quieran disfrazarlo se hace demasiado evidente en la propaganda
política que inunda los medios de comunicación masiva desde el pasado
diciembre. Spots, video-clips, programas televisivos, sitios web,
propaganda gráfica, de todo han usado para alertar a la población del
peligro que representa el libre acceso a la red de redes.
Toda una campaña en nombre del rescate y salvaguarda de la identidad
nacional y los valores. Porque cada día las nuevas generaciones son más
mal educadas y con tendencias extranjerizantes. Y de esto el bloqueo no
tuvo la culpa, así que ahora no vale culpar a lo que los jóvenes puedan
bajar de internet de hacerlos más irrespetuosos, banales y de gustos
foráneos.
Por otra parte, la tan cacareada apertura a la "libertad de expresión"
que anunciaba el General en sus discursos, no fue más que arenga
eufemística.
Se ha intensificado la represión contra los opositores. Abandonar el
país para muchos sigue siendo una meta. La gente se queja cada vez más
del alto costo de la vida, de los bajos salarios, de la escasez de
productos, pero lo hace en voz baja, a nivel de acera o de pasillo,
porque nadie quiere buscarse problema.
Un buen ejemplo es que quise hacer un reportaje de la situación actual
de los negocios particulares en la ciudad de Santiago de Cuba y cuando
decía para cuál medio era, se negaban a ser entrevistados.
Ante la crisis, el negocio ilícito y la corrupción crecen a todos los
niveles, y como serpientes tratan de evadir las innumerables auditorías
fiscales que andan cortando cabeza por todo el país. Pero las cabezas
principales no caen.
Favorable ha sido el cambio de política de EEUU hacia Cuba para las S.A.
a las que pertenecen las cadenas de hoteles y otras grandes empresas.
Para los cinco espías que andan tomándose un buen año sabático de avión
en avión. Pero para el cubano de a pie, las esperanzas que nacieron el
pasado 17 de diciembre se desvanecen y, como decía Julio Iglesias, "la
vida sigue igual"… O hasta peor.
Source: La vida sigue igual, o peor | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1435784166_15465.html
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