Thursday, April 2, 2015

Viernes de Pasión - 56 años de presos políticos

Viernes de Pasión: 56 años de presos políticos
ELENA LARRINAGA | Madrid | 2 Abr 2015 - 1:40 pm.

Una reflexión a raíz de las últimas declaraciones del Cardenal Ortega.

La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la Pasión, Muerte
y Resurrección de Jesús. Ha terminado el tiempo de la cuaresma, es decir
el tiempo de conversión interior y de penitencia. La Resurrección nos
abre las puertas al triunfo de la vida y la verdad.

En declaraciones recientes, el Cardenal Ortega ha manifestado que en
Cuba "ya no quedan presos políticos". "Hace poco que salieron unos
cuantos, pero de esos que habían creado problemas…". "Él [Raúl Castro]
tuvo la voluntad de suprimir aquello." No entiendo bien la expresión
"problemas" y tampoco que parece dotar al Jefe del Estado de una
legitimidad moral de la que carece para decidir sobre el destino de las
personas según su propio criterio. Probablemente será un fallo de
apreciación personal.

Sabemos que la misión de la Iglesia no es la de resolver los problemas
sociales. Esta misión general corresponde a los hombres y en especial a
los gobiernos que redactan las leyes, pero sí es tarea sin embargo de la
Iglesia establecer caminos posibles y erróneos, teniendo en cuenta la
ley natural y las enseñanzas de Jesucristo.

La doctrina social de la Iglesia contempla que los grandes bienes que
conviene ejercitar para la vida social son la verdad, la libertad, la
justicia y la caridad. No hay que olvidar que conviene resolver las
situaciones buscando la verdad y el bien verdadero, con independencia
del propio interés de ninguna de las partes, ya que solo así se
evitarían muchas tiranías. Este tema, entre otros, también afectaría a
los medios de comunicación y a la libertad de expresión y de información.

La próxima semana se celebrará en Panamá la Cumbre de las Américas,
reunión de jefes de Estado y de Gobierno de América, auspiciada por la
Organización de Estados Americanos, en la que por primera vez estará
representada, en minoría, la sociedad civil independiente cubana. Estas
declaraciones del Cardenal pueden generar cierta confusión, pues su
deber hubiera sido, como mínimo contrastar datos.

"Saben siempre que nuestra actitud ha sido la de favorecer el diálogo
con el Estado cubano, la de encontrar caminos para mejorar la situación
de nuestro pueblo", dijo. Comparto con su Eminencia este deseo de
diálogo, pero creo realmente que el que habría que favorecer es el
diálogo entre el gobierno y sus ciudadanos. Corremos el peligro de
involucionar hacia el despotismo ilustrado, "todo para el pueblo pero
sin el pueblo".

En una conferencia reciente en la USMA en Panamá, surgió una pregunta en
el auditorio: ¿está el pueblo cubano preparado para un cambio? Creo que
este tipo de reflexión nos lleva de nuevo a lo anterior, a arrogarnos
una supremacía, si no moral, sí académica, para decidir sobre los otros.
La pregunta debería de ser: ¿tiene el pueblo cubano derecho a decidir
sobre su futuro? ¿Tienen las minorías derecho a ser respetadas y
escuchadas? Para mí, la respuesta definitiva es sí, y nuestra obligación
es ayudar.

Para la Iglesia, el amor al prójimo es el criterio supremo de la ética
social, ejercida a través de la caridad, que es la manifestación de
servicio a los demás. Este amor se refiere no solamente a la pobreza
material sino también a las numerosas formas de pobreza cultural. Así lo
ha demostrado y lo demuestra la acción social de la Iglesia en todas las
partes del mundo.

También la doctrina social de la Iglesia manifiesta que el bien común,
debe estar siempre orientado hacia el progreso de las personas.

"El orden social y su progreso deben de subordinarse al bien de las
personas y no al contrario [...] Este orden tiene por base la verdad, se
edifica en la justicia, es vivificado por el amor.

"El hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de las
dimensiones de su existencia terrena, ya que consiste en la
participación de la vida misma de Dios. Si no existe una verdad última,
la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las
convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines
de poder."

Para asegurar el bien común, el gobierno de cada país tiene el deber
específico de armonizar con justicia los diversos intereses sectoriales.
El Estado debe garantizar cohesión y la organización de la sociedad
civil de la que es expresión, de modo que se pueda lograr el bien común
con la contribución de todos los ciudadanos. De la dignidad, unidad e
igualdad de todas las personas deriva el principio del bien común.

Source: Viernes de Pasión: 56 años de presos políticos | Diario de Cuba
- http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1427978414_13726.html

No comments:

Post a Comment