Los polos opuestos de una misma nación
abril 30, 2015 2:05 am·
Cuba actualidad, Marianao, La Habana, (PD) La VII Cumbre de las Américas
dejó para los cubanos la amarga experiencia de lo que puede la
intolerancia y el irrespeto hacia el pensamiento diferente.
La delegación oficialista, según sus integrantes, fue en representación
de doscientas organizaciones de la sociedad civil. Algo que sorprende.
Llamar sociedad civil a apéndices del régimen como los Comités de
Defensa de la revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Central
de Trabajadores de Cuba, los miembros del parlamento y del Comité
Central del Partido único, los informantes de la Seguridad del Estado, y
las pandillas de represores nucleados en las llamadas brigadas de
respuesta rápida, bien conocidas por sus constantes arremetidas contra
la oposición pacífica, como lo hicieron en Panamá.
Lo anterior no amerita el menor análisis tratándose del castrismo. Para
sostener sus verdades no les queda otro remedio que acudir a las
mentiras y al camuflaje para confundir.
Estos representantes del oficialismo, fuertemente adoctrinados hasta que
se demuestre lo contrario, trataron de impedir que otros cubanos,
representantes de una parte de la oposición civilista, expresaran sus
puntos de vista.
Catalogarlos como mercenarios, apátridas, contrarrevolucionarios y un
sinnúmero de improperios, fue el bautizo oficialista a la oposición
pacífica cubana en tierra ajena. Al exportar la violencia y la razón de
la fuerza, hicieron recordar las marchas de odio durante el éxodo del
Mariel en 1980 y todas cuantas hasta hoy se han sucedido con el marcado
propósito de silenciar por cualquier medio las voces discordantes a la
política oficial.
Los opositores cubanos, entre insultos y golpizas, supieron capear el
temporal y llevar a vías de hecho el objetivo que se habían propuesto.
Dejaron de capa caída a los apapipios del castrismo, sin la mínima razón
de aquella absurda negativa a dialogar en un espacio que convocaba a la
diversidad de opiniones y al debate civilizado.
Panamá es un país libre, donde ninguna voz es pequeña. Su pueblo es
receptivo, capaz de sopesar las diferencias, aun cuando cantan al compás
de los acordes doctrinarios de Silvio Rodríguez.
Los apapipios quisieron hacer en patio ajeno lo que acostumbran hacer en
Cuba con los opositores: prohibirles el acceso a espacios públicos,
perseguirlos, calumniarlos, golpearlos. Luego, se encargarían de
desinformar al pueblo cubano, para que no pudiera sopesar los argumentos
las partes en discordia y sacar sus propios razonamientos .
La sociedad civil oficialista en nada representa el sentir de los de
abajo. Apedrean y acosan, y tratan, mediante la fuerza bruta, de impedir
que compatriotas pacificos muestren al mundo la desigualdad, la pobreza,
la falta de libertades civiles y políticas, el racismo, la
discriminación ideológica, la muerte cívica, las políticas selectivas
para cursar estudios superiores, la prohibición de acceso al trabajo por
pensar de forma diferente, y los privilegios de los militares y los
altos funcionarios gubernamentales.
Estas son algunas de las calamidades que los gobiernos del mundo
deberían tener en primerísimo lugar en sus agendas a la hora de
relacionarse con el gobierno castrista, que ni por asomo es democrático,
y que convierte a muchos de sus súbditos, como estos que presenta como
"sociedad civil", en bueyes cornetas y máquinas de matar. Como dijo el
poeta: "Que se avergüence el amo".
Para Cuba actualidad: mal26755@gmail.com
Source: Los polos opuestos de una misma nación | Primavera Digital -
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