Thursday, March 19, 2015

Viva donde viva, seguiré trabajando por la libertad de Cuba

"Viva donde viva, seguiré trabajando por la libertad de Cuba"
REINALDO ESCOBAR, La Habana | Marzo 18, 2015

A doce años de la Primavera Negra, 14ymedio conversa con algunos de los
antiguos prisioneros políticos que viven actualmente en la Isla. Dos han
sido las interrogantes a estos activistas condenados en marzo de 2003:
una sobre su decisión de quedarse en Cuba y la otra sobre cómo ven el
país en la actualidad.

Marta Beatriz Roque Cabello

Salí de la prisión a finales del 2004, pues por motivos de salud pasé al
régimen de licencia extrapenal. A mí nunca me propusieron la posibilidad
de salir al exterior, pero tampoco se me hubiera ocurrido. Mi familia
más cercana, y la más lejana también, vive en el extranjero, pero nunca
he tenido planes de abandonar la Isla. Soy ciudadana española porque mi
familia hizo los trámites, visité la embajada de ese país el día que me
avisaron para rellenar unos formularios y para luego a buscar el
pasaporte, hace ya unos cuatro años.

Este ya no es el mismo país de aquella primavera del 2003. El Gobierno
se ha visto obligado a retornarle a los ciudadanos algunos derechos, con
independencia de que no puedan hacer uso de ellos. En aquella época, por
ejemplo, al cubano no se le permitía hospedarse en los hoteles. Ahora no
está prohibido, pero es la economía la que no le permite al ciudadano
común y corriente hacer uso de ese derecho. ¿Quién que no sean los hijos
de papá cuenta con el dinero para pagar una habitación? Otra cosa es la
posibilidad de viajar al exterior. A los que quedamos aquí con licencia
extrapenal no nos permiten viajar, a menos que lo hagamos sabiendo que
no se nos permitirá regresar.

"El Gobierno se ha visto obligado a retornarle a los ciudadanos algunos
derechos, con independencia de que no puedan hacer uso de ellos"
Recuerdo que el cardenal Ortega, en una declaraciones publicadas por
Granma, dijo que todos nosotros quedaríamos en libertad, pero solo
quedarían libres aquellos que optaran por el exilio. Esa es una forma de
castigarnos por no haber aceptado la deportación, es un capricho del
comandante en jefe y una burla a España y a la Iglesia. El 31 de octubre
del año pasado hicimos una reclamación formal para tener un documento de
libertad, pero nunca obtuvimos respuesta. Solo tenemos el carné de
identidad.

Ángel Moya

Salí de prisión debido a las gestiones que hicieron el Gobierno de
España y la Iglesia católica ante el Gobierno de Cuba, pero
especialmente gracias a la presión interna que significó el accionar de
las Damas de Blanco, la muerte de Zapata Tamayo y la huelga de Guillermo
Fariñas. A mí nadie me presionó para salir de Cuba. El cardenal me llamó
y me lo propuso y yo le dije que no. Mi decisión fue la de quedarme a
seguir luchando por la libertad de Cuba y nunca me arrepentiré de eso.
Fue muy importante el apoyo de mi esposa, Berta Soler, que siempre
estuvo de acuerdo con que nos quedáramos.

El país no ha evolucionado nada en términos de derechos humanos. Basta
con ver los listados de detenciones arbitrarias que mensualmente emite
el Comité de Derechos Humanos y Hablemos Press. Los métodos que emplea
la Seguridad del Estado incluyen golpizas y atropellos de todo tipo. La
represión se ha recrudecido para evitar que la población se sume al
activismo. Es verdad que no han vuelto a cometer el mismo error de la
Primavera Negra, porque aquello fue un fracaso que le costó caro al
Gobierno, pero sí continúan encarcelando por motivos políticos y se
siguen negando a ratificar los pactos internacionales de derechos humanos.

Arnaldo Ramos Lauzurique

Salí de prisión en noviembre de 2010. Poco antes, me había llamado el
cardenal Ortega y me había contado que se estaba preparando la salida
del país de los prisioneros de nuestra causa. Le dije que no estaba
interesado. Fue una decisión y han pasado muchas cosas desde aquel
momento, pero no tiene marcha atrás. Si ahora yo quisiera salir de Cuba,
tendría que ser para siempre, pero no voy a aceptar ese chantaje. Al
salir de la cárcel nos dieron un papelito para poder sacar el carné de
identidad, pero nunca se manejó nada legal. Mi familia comparte esa
decisión y cuando la familia lo apoya a uno, la decisión es más firme.

Todavía no se ha podido consolidar una oposición. La migración constante
de gente con experiencia nos hace mucho daño, esas salidas no permiten
consolidarnos. Cuando salí de la cárcel ya casi no quedaba ninguno de
mis conocidos en Cuba. Por supuesto que el régimen se ha visto obligado
a tomar algunas medidas, pero lo ha hecho por puro pragmatismo. Ellos no
tienen vocación de cambiar. En esta misma situación del restablecimiento
de relaciones con Estados Unidos no veo claro si ellos están realmente
interesados. Maduro desde Venezuela influye en eso, porque él no está
feliz al ver que hay una posibilidad de arreglo con Cuba.

Diosdado González Marrero

En estos momentos, casi cuatro años después de que nos excarcelaron,
sigo viendo como una cuestión de principios haber tomado la decisión de
no ceder bajo la presión del Gobierno de aceptar el exilio como
condición para salir de la cárcel. Lo vi así entonces y lo sigo viendo
de esa manera. En más o menos una semana me reuniré con mi familia en el
extranjero. Salgo de la Isla, pero me quedo en Cuba. Hice el intento de
salir como una visita normal, pero no nos está permitido. Incluso mi
esposa y yo fuimos a ver al cardenal para que intercediera, pero no fue
posible solucionar nuestra petición. Salgo por dos razones: el deseo que
tengo de reunirme con mis hijos y mis nietos y porque los cubanos
debemos aprender a vivir en democracia. He hecho lo posible en favor de
la unidad de la oposición, pero es muy difícil, hay demasiados intereses
propios de cada organización. Viva donde viva, seguiré trabajando por la
libertad de Cuba.

Después de haber estado ocho años en aquellos lugares que ni siquiera
merecen llamarse prisiones y salir de nuevo a la calle, lo veía todo
peor. Después uno se va aclimatando y se acostumbra otra vez a cualquier
cosa. Ahora vemos cambios. Hay algunas cosas que el cubano tiene derecho
a hacer que antes no podía. Acceder a un teléfono celular, conectarse a
Internet, poder viajar, eran metas que parecían imposibles, lo mismo con
el desenvolvimiento de los negocios particulares o la tierra en
usufructo, pero políticamente nada. Hay que seguir luchando. Después que
Fidel Castro se enfermó y dejó el poder a su hermano, se empezaron a
eliminar prohibiciones y ahora, con las conversaciones entre el régimen
cubano y el Gobierno norteamericano, las cosas mejorarán aun más, sobre
todo cuando fluya el turismo desde Estados Unidos.

Eduardo Díaz Fleitas

Me soltaron cuando solo faltaban unos días para que cumpliera ocho años
en prisión. Me llamó el cardenal Jaime Ortega para sugerirme que si yo
aceptaba marcharme para España podría ser liberado. Le dije que no me
interesaba irme de Cuba. Haberme quedado en la Isla ha sido muy
importante porque mi dedicación es luchar por los cambios que
necesitamos. Jamás me arrepentiré de haberme quedado aquí y no pienso
irme bajo ningún concepto.

El cambio mayor que ha sufrido el país en estos 12 años es que lo veo
más deteriorado. No hay respeto a la dignidad humana ni ningún tipo de
mejoramiento en ningún orden de la vida. En lo político, desde el 17 de
diciembre se ha abierto una nueva senda. Falta ahora que el régimen
decida aceptar realmente los cambios y buscar la paz para el progreso de
la patria.

Source: "Viva donde viva, seguiré trabajando por la libertad de Cuba" -
http://www.14ymedio.com/nacional/Viva-seguire-trabajando-libertad-Cuba_0_1744625535.html

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