Metas y miserias en Santiago
DARIELA AQUIQUE LUNA | La Habana | 1 Mar 2015 - 10:11 am.
Los santiagueros viven sin agua, pero las obras por el medio milenio de
la ciudad no dejan de estar bien abastecidas.
Metas, como sustantivo, tiene entre sus acepciones las de finalidades,
intenciones, objetivos, propósitos. Miserias, por su parte, significa
pobrezas, infortunios, desgracias, escaseces, penurias y otros males.
Obviamente, desde las miserias es paradójico trazarse metas. Pero como
en nuestra Isla lo irracional es un lugar común, vivimos entre metas y
miserias.
Un ejemplo que bien lo ilustra son las tantas obras de construcción que
a contrarreloj y por disposición del Partido y el Gobierno se llevan a
cabo actualmente en la ciudad de Santiago de Cuba. Pues resulta que este
año se cumple medio milenio de la fundación de la villa y se pretende
engalanarla. A lo que habría que sumarle la ya tradicional conmemoración
del asalto al Cuartel Moncada.
Desde principios de año la sequía ha estado afectando el oriente del
país, principalmente a Santiago, donde los embalses han estado muy por
debajo de sus capacidades, y en consecuencia se han alargado los ciclos
de bombeo. Si caminamos por cualquier calle de la ciudad, encontraremos
gente arrastrando carretillas con tanques o cargando cubos desde lugares
distantes. Hay quienes se aprovechan de la escasez y venden barriles
traídos de manantiales. Y hasta quienes se asean en sitios públicos.
El ciclo de abastecimiento, que ahora es cada siete días, trae como loca
a la gente que, independientemente de la hora a la que le llegue el
agua, se pondrán a lavar y a llenar cubos, cubetas y hasta pomitos de
reserva. "¡Llegó el agua!" , es un grito de aviso entre los vecinos,
todas las semanas. "¡Ay Dios mío, que llueva!", es la frase más oída el
resto de los días.
En los hospitales, escuelas de becados, penitenciarias y otros centros
de concentración de personas, el agua se pone diariamente durante una
hora. En ese corto tiempo habrá que asearse, lavar, fregar y hasta hacer
del cuerpo, como decía mi abuela. Mientras que en las instalaciones
turísticas sí está garantizado el suministro diario, pero eso ya sabemos
por qué.
Lo incomprensible en este asunto es que no hay actividad que necesite
más del agua que la construcción y, sin embargo, ninguna de las
numerosas obras que se están efectuando se ha parado por este contratiempo.
Para que la ciudad luzca fastuosa en su onomástica se rescatan
emblemáticos edificios citadinos como el Hotel Imperial, una bella y
céntrica construcción de estilo neoclásico que llevaba más de 20 años en
total deterioro.
También se restaura el Museo Provincial Emilio Bacardí. Asimismo, se
reconstruyen otras obras de interés patrimonial como Botino, una
singular farmacia ubicada en el casco histórico de la ciudad. El antiguo
Club San Carlos, el Ateneo Cultural Antonio Bravo Correoso, elegante
vivienda de apariencia ecléctica con influencia de la arquitectura árabe
y gótica. Y no deja de recibir sus acicates la Catedral, que fue muy
dañada desde el paso del huracán Sandy.
No solo hay reparaciones, también hay fabricaciones de nuevos proyectos
como una serie de hostales destinados al turismo en toda la avenida
Manduley del residencial reparto Vista Alegre. Se erige un malecón en el
litoral, que incluye tres parques. Un Museo de la Música, una Casa del
Tabaco, un complejo gastronómico-cultural, así como varios complejos
habitacionales en diferentes sitios de la ciudad, que serán entregados
en saludo al 26 de julio.
Pero quizás la obra más ambiciosa de todas sea la nueva avenida Juan
Gualberto Gómez que irá desde la Plaza de la Revolución Antonio Maceo
hasta el cementerio Santa Ifigenia, y que tendrá entre sus objetivos
servir de escenario para desfiles militares.
Para colmo de males, las construcciones viales de la nueva avenida que
comprende los repartos Yarayó y San Pedrito han provocado roturas en las
tuberías que han agravado la situación de la llegada del suministro de
agua a estos lugares.
Que se atavíe la ciudad me parece genial, lo que resulta ilógico es que
sea en estas condiciones climatológicas nada propicias para fines de esa
envergadura. Sin embargo, "las metas hay que cumplirlas" aunque los
santiagueros dejen de bañarse. Tendrán una ciudad engalanada en sus 500
años de fundada y, aunque sea con ropas sucias, irán a gritar consignas
el 26 de julio junto al antiguo cuartel.
Es una orientación del Partido y el Gobierno y hay que consumarla,
aunque las metas sean a costa de la miseria.
Source: Metas y miserias en Santiago | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1424971885_13106.html
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