Reformas raulistas: cuando la liebre lleva la tortuga a cuestas
La iniciativa de los cuentapropistas va a un ritmo mucho más veloz que
las lentas legalizaciones del Estado.
Rolando Cartaya
diciembre 27, 2013
El lema de Raúl Castro para la llamada actualización del modelo
económico cubano es "sin prisa pero sin pausa", algo así como abrir el
grifo para que el agua salga sólo por goteo.
En la reciente sesión de la Asamblea Nacional Castro volvió a rechazar
los llamados a acelerar el paso, acusando a quienes se lo piden de
querer "dañar la confianza y el apoyo del pueblo en la construcción del
socialismo".
A ese ritmo, los trabajos por cuenta propia permitidos alcanzaron
penosamente a fines de septiembre la cifra de 201 categorías, 18 más que
las 183 iniciales publicadas hace tres años.
El desesperante paso ha llevado a algunos economistas a preguntarse si
no sería más fácil y conveniente para la prosperidad del país ir
publicando las listas de lo prohibido y dar por sentado que todos los
demás trabajos privados están autorizados.
Una de las consecuencias es que la iniciativa popular para crear ofertas
que cubran las innumerables necesidades de los cubanos se mueve a un
ritmo más rápido que la capacidad del gobierno para autorizarlas.
Una de las categorías que habían sido aprobadas es la de operador de
coches de paseo para niños, tirados por ponis o chivos. Ahora llega
desde la isla un reportaje de la Red Cubana de Comunicadores
Comunitarios que informa que en las calles del capitalino municipio de
Centro Habana el alquiler de caballos ponis se ha convertido en negocio
de particulares.
El precio por una vuelta cabalgando los equinos, un recorrido de dos
cuadras, es de 5 pesos moneda nacional (cup).
La nota de José Antonio Sieres Ramallo precisa que el cuidador de estos
animales y responsable del negocio utiliza un coche equipado para montar
niños, a un precio de 10 pesos por cabeza, en un recorrido de alrededor
de seis cuadras; obviamente, lo que cubre su licencia.
Pero el autor señala que montar a los niños directamente sobre los ponis
–el sueño de cualquier pequeñín-- no está regulado entre las licencias
aprobadas por la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (ONAT).
De igual forma, el propietario del negocio suele contratar el coche para
cargar alguna mercancía que no sea demasiado pesada, a un precio
ajustado entre él y el cliente.
Un servicio éste último que cubre otra necesidad, y que naturalmente se
le ocurriría prestar a cualquiera que tenga un coche y animales de tiro;
pero que probablemente tampoco está comprendido en la licencia de
operador de coches de paseo para niños, tirados por ponis o chivos.
Sin embargo, hay esperanzas: en octubre pasado se publicaron en la
Gaceta Oficial nuevas regulaciones para "ajustar" lo permitido por
algunas licencias autorizadas en 2010, como las de sastre y modista que
se usaban también para vender ropa importada. En este caso los
"ajustadores" consideraron que ese popular servicio estaba perjudicando
a las tiendas recaudadoras de divisas del Estado y lo proscribieron
expresamente de las licencias.
Así que hay razones para el optimismo. Tal vez, dentro de tres años la
mencionada categoría de servicios infantiles sea ajustada y quede así:
"operador de coches para paseo de niños y carga de objetos ligeros,
tirados por ponis o chivos, que también pueden ser usados para montar a
niños de hasta seis años y 364 días".
Y no hagan olas, señores, que esto es sin pausa, pero sin prisa.
Source: "Reformas raulistas: cuando la liebre lleva la tortuga a
cuestas" -
http://www.martinoticias.com/content/reformas-raulistas-la-liebre-lleva-la-tortuga-a-cuestas/30533.html
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