Publicado el domingo, 09.01.13
El anzuelo de la apertura económica
TANIA MASTRAPA
Los comunistas jamás han sido reconocidos por su creatividad. Por lo
tanto, el que haya estudiado bien sus métodos de desinformación,
campañas de difamación e utilización de extranjeros ha de reconocer que
las supuestas reformas de Raúl Castro siguen detalladamente el modi
operandi de sus predecesores.
En 1921 con Rusia Soviética en condiciones desastrosas, Vladimir Lenin y
sus compañeros comenzaron su campaña llamada la Nueva Política Económica
(NPE) para normalizar relaciones con los países occidentales y atraer
inversiones extranjeras. Lenin explicó que la meta de dicha
contradicción con el marxismo era la de reenforzar el comunismo con el
dinero de los capitalistas. El había declarado que los extranjeros,
particularmente los occidentales, eran tontos, avariciosos y útiles.
Tuvo razón. Y, para el que dude de estos hechos, las organizaciones
marxistas han tenido la cortesía de proveer las comunicaciones escritas,
charlas y órdenes de Lenin en línea.
Varias operaciones, inclusive las dirigidas por el infame asesino Félix
Dzherkhinsky, desacreditaron y sembraron desconfianza entre los rusos
exiliados, propagaron que el comunismo estaba en las últimas y
difundieron que el cambio solo podía venir desde dentro del país. Este
último era un enfoque primordial para que los exiliados y gobiernos no
apoyaran a grupos opositores en el extranjero. Comenzó un movimiento de
exiliados conocidos como los Smenovekhovtsy que publicaban los
beneficios de formar relaciones estrechas con los soviéticos proponiendo
que la colaboración política y económica les daría la oportunidad de
influenciar la situación para crear una Rusia más liberal. Es decir,
intentaron convertir el diálogo y relaciones comerciales en una política
de orgullo nacional. Algunos burlaban y insultaban a los que no les
siguieran la corriente. Las publicaciones resultaron ser patrocinadas
por los rusos comunistas y varios de los miembros exiliados eran agentes
de la policía secreta rusa.
Lenin contaba con la participación de periodistas, mujeres de sociedad,
exiliados y hombres de negocio para ayudarlo con la NPE. Utilizó en
particular a dos rusos-americanos, Washington Vanderlip y Armand Hammer,
supuestamentes multimillonarios. Vanderlip no le sacó nada a su cabildeo
en los EEUU para normalizar relaciones y Hammer les lavaba el dinero a
los comunistas para su espionaje en el extranjero. Lenin y sus
compañeros animaron a los exiliados rusos a regresar a sus país natal
con las promesas de comercio libre, protección a sus inversiones,
ganancias astronómicas y la gran oportunidad de arrendar las propiedades
que la revolución les había confiscado. Los exiliados y extranjeros se
tragaron el anzuelo.
En 1927, bajo el gobierno de Stalin, comenzaron los planes quinquenales
para terminar con las "reformas" de la NPE. El gobierno se deshizo de
sus marionetas acusandolas de corrupción, arrestándolas y a veces
ejecutándolas. Para el año 1937 se habían confiscado las inversiones y
se cerró la apertura tal como pensó hacer Lenin desde un principio.
Si Cuba va por este mismo camino sin la descomunización del gobierno, la
recuperación de propiedades confiscadas continuará siendo un sueño.
Source: "El anzuelo de la apertura económica - Séptimo Día -
ElNuevoHerald.com" -
http://www.elnuevoherald.com/2013/08/31/1556572/el-anzuelo-de-la-apertura-economica.html
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