Trabajo Agrícola, Represión, Música
Réquiem por las placas
Se cerraron, a palos, los pequeños negocios, se prohibieron los cultos
de origen africano, la música "extranjerizante", ¡TODO!
Blanca Acosta, St. Louis, MO | 30/09/2013 11:30 am
Para las personas que lean este artículo y que hayan nacido después de
los años sesenta, las placas eran como los jóvenes, casi niños, de
entonces enfrentábamos el bloqueo de Castro a la música que nos gustaba.[i]
Según me explicó Armengol, un "gallo"[ii] que trabajaba en Radio
Progreso grababa sobre discos viejos la música de los Beatles, Rolling
Stones, Mammas and the Pappas y otros grupos.
El swing de tener una placa era solo superado por tener un disco
original.[iii]
Así fue nuestra juventud. Todo aquel aparato represor se extendió a los
setenta cuando ya no éramos casi niños. Por alguna razón histórica
éramos cultos e informados, y nos dolía aún más la represión.
Hoy día el agonizante régimen permite la homosexualidad, cualquier tipo
de música que no diga "Abajo Fidel", vende artículos en ese descarado
CUC que es más fuerte que el dólar, que antes era delito tener; los
babalaos hacen votos por la salud de Castro.
Cualquiera de esas cosas costaba la UMAP o la expulsión de la
universidad. Mi generación fue la generación de la Ofensiva
Revolucionaria y del Congreso de Educación y Cultura que fueron el Golpe
de Gracia al país (todo es tributario de su origen; the wasteland de hoy
día se entronizó entonces).
Se cerraron, a palos, los pequeños negocios, se prohibieron los cultos
de origen africano, la música "extranjerizante", ¡TODO!
Y en aquel terreno baldío los jóvenes soñábamos con la vida.
Aquello nos convirtió en adultos antes de tiempo. Cuando estábamos todos
vestidos de gris, "ropa de trabajo", y zapatos plásticos que el buen
Papa Castro nos regalaba, no pensábamos en ir a un mall, merendar con
los amigos; lo que nos dolía era tener fuera de nuestra alcance la
poderosa literatura que entonces se estaba escribiendo, por solo citar
una carencia.
Algunos intentaron ejercer, dentro del régimen, el pensamiento crítico,
el cual Raúl Castro, me han dicho, arrasó literalmente con una bulldozer.
Nuestras fiestas, reuniones y paseos tenían doble contenido, el de
cualquier actividad de jóvenes y un ahogado conciliábulo sobre nuestras
cadenas. Ninguno de nosotros hubiera creído en aquellos años que el
comunismo internacional se iba a acabar y que The Yellow Submarine que
nos prohibían iba a estar donde una vez estuvo el ensangrentado Muro de
Berlín. Nuestra juventud (en la que incluyo la década de los ochenta
cuando éramos aún adultos jóvenes) nos fue arrebatada, cercenada,
aherrojada.
Algo que me enorgullece es que aún el destape marginal no se había
descubierto como forma de entontecer a todo un pueblo.
Entonces no había jineteras, ni jineteros[iv], si nos oprimían
recurríamos al manantial del intelecto.
Sería después que jóvenes aún más desafortunados que nosotros se
sumirían en la marginalidad, incultura, falta de la menor actitud
civilizada para escapar. Aclaro que no son todos y mucho menos la
mayoría; sería muy vieja de mentalidad si no viera con agrado los pinos
nuevos que intentan rebelarse a través de la creación y la palabra.
La tecnología no nos ayudaba, cierto que escuchábamos la música
prohibida a través de estaciones norteamericanas pero Yoani Sánchez no
hubiera tenido modo de trascender.
Pensábamos como ella piensa ahora pero nos lo transmitíamos verbalmente.
Mi generación fue también la primera víctima de los "trabajos
improductivos". Nunca se me borrara la imagen de mi hermano de unos doce
años y un amigo suyo de toda la vida embalados como bestias en trenes de
ganado, sin protección alguna de los elementos, enviados a Camagüey a
"cortar caña".
A medida que se iba acercando la fecha del martirio nos devanábamos los
sesos a ver cómo podíamos eludirlo. Confieso haberme tomado tres latas
de leche condensada, una detrás de la otra con la esperanza de
enfermarme del estómago…si mi salud es excelente ahora, a los dieciséis
años no le entraba ni las piedras; todo lo que logré fue una resaca de
leche condensada que, sí, me libró un día del surco.
Nuestros padres nos visitaban los domingos y nos traían golosinas,
después nos tocaría a nosotros ser padres y llevarles golosinas, cada
vez más difíciles a nuestros hijos. Para entonces se había inventado
otro círculo del infierno, ¡Tarará!
Padres y niños odiaban esa "vacación junto al mar" de a porque sí.
Si mis padres no lo hicieron, yo sí; a la menor cosa me llevaba a mis
hijos de aquel horror.
Otra cosa que inauguró mi generación fue el fin del bachillerato y la
creación de las secundarias básicas e institutos pre-universitarios,
muchos de ellos en el campo sobre los cuales leí en este sitio un
excelente artículo.
Con esa nueva forma de enseñanza media surgieron asignaturas tales como
los "plenos estudiantiles"[v] y el mantra "la base condiciona la
superestructura".
No tuvimos, no tienen aún, una ceremonia de graduación para alegría de
adolescentes y orgullosos padres.
¿Qué digo? ¡En Cuba están prohibidas las tradiciones que no sean la
asquerosa caldosa del día de los comités!
¡Se nos fue la vida!
Al menos, un poco tarde, logramos empezar de nuevo en tierras libres en
los rincones más remotos del mundo. Nadie hubiera previsto la diáspora
cubana.
Coda; Este artículo fue inspirado en uno sobre el mismo tema que
publicara Armengol; me gustaría que otros "jóvenes sexagenarios"
abundaran sobre el tema… inagotable.
[i] Lo del bloqueo musical, la abominable "Pastilla de menta", el Grupo
de Creación sonora del ICAIC, etc. debe ser reseñado en un artículo
aparte por alguien que tenga la calificación y la información para
escribirlo.
[ii] Palabra obsoleta que usaban los hombres para referirse a un tipo.
Esta la usó mi entrañable amigo de todo una vida Iván Pérez Carrión
cuando yo sacaba de la gaveta del olvido a las placas.
[iii] Conservo mi "Beatles' 65". No sé si tiene un valor monetario para
mi tiene un valor sentimental enorme.
[iv] Creo haber conocido a la primera jinetera, solo que el vocablo no
se había acuñado.
[v] Han ido cambiando de nombre con los años pero son el mismo perro con
diferente collar.
Source: "Réquiem por las placas - Artículos - Cuba - Cuba Encuentro" -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/requiem-por-las-placas-308362
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