Un poco de pan sin libertad
RAÚL RIVERO
Las aperturas, concesiones, convenios y acuerdos económicos que han
hecho y harán las democracias occidentales con el régimen castrista
sirven sólo para ayudar a instalar en Cuba la versión caribeña (ya
existe en China y en Viet Nam) del capitalismo dirigido por el Partido
Comunista. Y ese escenario pone más lejos el día de la libertad.
Es cierto que esa nueva categoría de relaciones provoca, en el plano
económico, una confusión entre la miseria y la pobreza en la sociedad
cubana. Es verdad también que algunos grupos de cubanos alcanzan cierto
bienestar que era imposible cuando se consideraba un delito desde
limpiar zapatos hasta rellenar fosforeras.
Esas nuevas políticas, que instrumentan tanto la Unión Europea como
Estados Unidos, rebajan en algunos grados, en ciertas zonas de la
población, la escasez, la falta de alimentos y el control de las mesas
familiares que se estableció, en 1963, con la aún vigente libreta de
racionamiento.
Pero ese, desde luego, no es el camino del desarrollo y el progreso. Es
nada más que una ilusión que sostienen las prótesis de un capitalismo de
quincalla, mientras que los jefes, sus herederos y sus sirvientes más
cercanos continúan su vida de privilegios en un quicio alejado de la
realidad que tienen que vivir las mayorías.
En los dos países asiáticos que La Habana mira como ejemplo para que la
dinastía de los Castro siga en el poder, se ha producido un avance en el
plano de la economía y el comercio. Eso sí, la palabra libertad quedó
tan muerta como estaba en los manuales comunistas. La disidencia, con
una o dos excepciones, ha desaparecido de la vida pública.
Tanto en China como en Viet Nam son los señores del partido comunista
quienes ponen las coordenadas para las libertades individuales y son
ellos los que, como antes, marcan las líneas y ordenan los borrones que
hay que hacer en los originales de los medios de prensa.
La dictadura militar está en disposición de suscribir todos los
convenios que le ayuda a llenar sus cajas fuertes, pero no por ello
dejará de perseguir, apresar y golpear a los cubanos que dicen sus
verdades en aquellas tierras y trabajan de manera pacífica por cambios
reales.
De modo que la política nos propone esta foto: mientras la Unión Europea
trabaja para respaldar un acuerdo de cooperación y diálogo negociado con
el gobierno castrista y Raúl Castro se retrata como un venerable anciano
feliz por la firma en Cartagena, Colombia, del tratado de paz con la
guerrilla que se entrenó en Cuba, la policía política desató una brutal
campaña represiva contra la oposición en la isla.
Un pedazo de pan, tal vez. Pero ningún espacio para los ciudadanos libres.
Poeta y periodista cubano.
Source: Un poco de pan sin libertad | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article104778056.html
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