Indiferencia y temor en Cuba con los Panama Papers
mayo 31, 2016
Iván García Quintero
A 9 de cada 10 personas en La Habana no le interesa opinar sobre los
Papeles de Panamá. Mientras el gobierno hace silencio sobre la
implicación de funcionarios públicos, la gente prefiere mirar hacia otro
lado.
Luego de ocho horas sentada vendiendo pasta dental Colgate, desodorante
Gillette y shampoo Head & Shoulders, probablemente no sea el mejor
momento para preguntarle a Leonor, una corpulenta mestiza madre de tres
hijos, su opinión sobre los Papeles de Panamá, donde funcionarios del
régimen de Castro están implicados en sospechosas cuentas offshore.
El calor, espeso y húmedo, no cede pasadas las cinco de la tarde. Con la
ayuda de su hija, Leonor enrolla una manta e introduce en dos grandes
bolsos de nailon la mercancía que no pudo vender. Hoy tuvo un día de
perro. Un inspector estatal la multó con 200 pesos por vender productos
que no están permitidos en su licencia y las ventas fueron flojas. "Como
casi siempre", dice, y se seca el sudor con un trapo rojo. Después expresa:
"Oye, lo único que yo sé de Panamá es por la persona que me provee de
pacotillas, que las compra en la zona franca de Colón. De verdad que no
me interesa ese asunto. Mijo, no se puede coger lucha. Uno se muere de
un infarto, sin un centavo, y todos esos descarados del gobierno roban a
las dos manos", apunta camino a su casa.
En las afueras del centro comercial del Mónaco, barrio a media hora del
centro de La Habana, el ajetreo es impresionante. Decenas de puestos de
venta, armandos en un santiamén, ofertan herrajes de plomería, productos
de aseo y ropa de marcas piratas. Cerca, varios jóvenes beben cerveza
dominicana Presidente y en voz alta discuten sobre fútbol, negocios por
la izquierda o un próximo ligue. Ninguno ha oído hablar de los Papeles
de Panamá.
Quizás la palabra exacta sea indiferencia popular. O la transformación
de seres humanos en zombis.
"Asere, eso es candela. De esas cosas no opino, no van resolver la
jodedera que es nuestra vida y si el jefe de sector (policía) se entera
que estoy dando opiniones políticas, se me encarna y yo, como casi
todos, vivo del invento. Pa'que voy a marcarme hablando de ese brete",
responde un muchacho con una camiseta del Barça.
La zona wifi, a pocos metros, está concurrida. Contínuamente, hombres o
mujeres te proponen tarjetas para navegar por internet a 3 cuc. Debajo
de la marquesina de un antiguo cine, una anciana vende cigarrillos
sueltos y en la esquina, justo al costado de un parque infantil, cuatro
taxistas privados ofrecen sus servicios.
Entablar un diálogo es fácil. En la actualidad, infinidad de cubanos
critica abiertamente la añeja y disfuncional autocracia verde olivo.
Algunos pueden estar horas quejándose de su mala suerte, que el dinero
no les alcanza y preguntándose "hasta cuándo va a durar esto". Pero si
te identificas como periodista independiente y les dices que quieres
recoger sus impresiones sobre un tema determinado, entran en pánico.
"Mi hermano, pitchea bajito, que el catcher es enano. Esa gaveta tiene
comején. En Cuba tu puedes hablar toda la mierda que quieras, pero si te
pones a juzgar a los pesos pesados (hace una seña con dos dedos encima
de su hombro derecho), Gerardo Mariposa (G-2 o Seguridad del Estado) te
parte en dos como un lápiz", indica un chofer particular.
Quizás la palabra exacta sea indiferencia popular. O la transformación
de seres humanos en zombis. Cuesta trabajo entender el comportamiento de
los cubanos ante asuntos de carácter público que el régimen ni siquiera
se molesta en ofrecer una explicación.
Sí, es cierto, Cuba es una autocracia y el férreo control social anula a
un segmento amplio de la ciudadanía. Pero la implicación de funcionarios
gubernamentales en paraísos fiscales debiera interesa a la población.
Una mayoría de cubanos considera que se deben al Estado. Y es al revés.
Incluso fuera de Cuba, encuentras compatriotas que no les gusta tocar
temas que consideran sensibles. "Recuerda que allá tengo a mi familia, a
mí no me interesa la política o esa candanga no es problema mío", son
algunas de las respuestas para justificar el temor.
Una mayoría de cubanos considera que se deben al Estado. Y es al revés.
Incluso fuera de Cuba, encuentras compatriotas que no les gusta tocar
temas que consideran sensibles
El daño que ha ocasionado Fidel Castro al país es antropológico. Los
cubanos de a pie aceptan que no se les den explicaciones, que no cuenten
con ellos para ninguna decisión de Estado y obedientemente aprueban un
texto delirante sobre las líneas maestras hasta 2030, cuando se
desconoce cómo llegaremos a fin de año.
La sociedad cubana está rota. Hace tiempo se fragmentó el trato social.
Hay dos Cuba. Una es la finca de los hermanos Castro. La otra es el
espacio ciudadano donde para sobrevivir el miedo, la delación y
cualquier comportamiento son válidos.
A nueve de cada diez personas en La Habana no le interesa opinar sobre
los Papeles de Panamá. Mientras el gobierno hace silencio sobre la
implicación de funcionarios públicos, la gente prefiere mirar hacia otro
lado.
Publicado en Hispanopost el 30 de mayo del 2016.
Source: Indiferencia y temor en Cuba con los Panama Papers -
http://www.martinoticias.com/a/cuba-panama-papers-indiferencia-/123114.html
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