El negro de los regalos
Eugenio Fuentes 01.04.2016 | 00:30
Podría pensarse que la reciente visita de Obama a Cuba no estuvo
acompañada de todos los gestos que al castrismo le hubiesen gustado. Eso
tal vez explicase las agresiones verbales que la longeva dictadura
caribeña le ha prodigado al presidente de la potencia hegemónica tras su
histórico viaje a la isla. Por ejemplo, la 'reflexión' que casi una
semana después de su partida le dedicó Fidel Castro ("no necesitamos que
el Imperio nos regale nada"), entre loas a los logros revolucionarios y
condenas a la fallida invasión de Bahía de Cochinos, de la que dentro de
dos semanas se cumplirán 55 años.
O, por más ejemplo, el humorístico dardo lanzado desde Tribuna de La
Habana: "Negro, ¿tú eres sueco?" Un derroche de ingenio que la propia
publicación decidió retirar de su edición digital tras comprobar que a
algunos cubanos, dentro y fuera del régimen, no les hacía demasiada
gracia un vocativo que, según el DRAE, no deja de ser una "voz de
cariño" utilizada en numerosas regiones de América "entre casados,
novios o personas que se quieren bien".
También podría pensarse que tanta gestualidad se debe a que el castrismo
ha jugado con dos barajas. En una mano, la de apuntarse el tanto de la
visita, que implica de facto una plena legitimación de la dictadura y
garantiza el mantenimiento de la cadena de iniciativas que le aflojan un
poco el corsé. En la otra, la de protestarla -antes, durante y después-
para dejar claro, sobre todo a los díscolos y a los ultraortodoxos del
interior, que la "Satisfacción" que proclama Jagger viene precedida de
unas palabras entre paréntesis que significan "No la logro". O sea, "(I
can't get no) Satisfaction". Algunos lo llaman el juego del poli bueno y
el poli malo, mientras que otros, con memoria de dictadura de aquí,
prefieren situarlo en "el legítimo contraste de pareceres entre las
familias del régimen". En cuanto a quienes sostienen de buena fe la
"heroica oposición del comandante", sólo cabe apuntar que al parecer los
hay.
Claro que, pasando del registro de gestos al análisis de su contexto,
también podrían pensarse otras cosas. Por ejemplo, que el viaje de Obama
-bellas palabras, medidas incitaciones a la apertura, rock'n'roll y...
nada nuevo a que ofrecer en los bolsillos- no es sino un bonito acto de
fin de curso en el que se escenifican los límites de una etapa. La que
se abrió con las negociaciones mantenidas en Canadá con mediación
vaticana. La que alcanzó su velocidad de crucero cuando en diciembre de
2014 se anunció el inicio del proceso de restablecimiento de relaciones.
La que, en fin, como tantas otras iniciativas de la actual Casa Blanca,
ha encontrado su rompeolas en el Congreso de EE UU, donde los
republicanos, por estricto mandato popular, marcan la ley y se niegan a
levantarle el embargo a Cuba. Un embargo que es la única clave de bóveda
de un proceso al que no le queda sino esperar la llegada de nuevos
arquitectos en las elecciones presidenciales y legislativas de
noviembre. De modo que, escenificación por escenificación, todos los
gestos que han rodeado este viaje del "sí pero no" serían, sin más, el
nítido retrato del estado actual de la cuestión.
Incluido, por cierto, el extraño gesto con el que se cerró la reunión
bilateral entre Obama y Raúl Castro. El cubano buscó por sorpresa esa
foto -manos enlazadas y en alto- con la que se celebran las victorias
compartidas y el estadounidense se la negó con un triple movimiento:
sonrisa amplia pero tensa, mano derecha en actitud de saludo algo
contraída, y mano izquierda, la que Castro pretende enlazar, en lánguida
caída de rechazo o en invitación al beso reverencial.
El negro de los regalos es cualquier cosa menos tonto -"nadie pensó que
fuera fácil", ironizó la Casa Blanca en réplica a la andanada de Fidel-,
y, además, está en campaña y sabe mejor que nadie que la hora de las
celebraciones aún no ha sonado.
Source: El negro de los regalos - La Provincia - Diario de Las Palmas -
http://www.laprovincia.es/opinion/2016/04/01/negro-regalos/806728.html
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