Jubilarse en Cuba, una seria desventaja
"Parece que nuestros últimos años serán bien negros", dice el autor de
este testimonio
jueves, marzo 31, 2016 | Jorge Luis González Suárez
LA HABANA, Cuba.- El pasado enero, en el número 256 de la revista
eclesial Palabra Nueva, en un dossier titulado "Jubilados en Cuba"
aparecieron testimonios de algunas personas en esta condición que
fueron entrevistadas por Mario Vizcaíno Serret, Jorge Fernández Era y
Antonio López Sánchez.
Todos los entrevistados coincidían en que la pensión percibida no les
alcanza para vivir siquiera de manera humilde. Algunos realizan negocios
sin autorización o semiclandestinos para "escapar". Otros, los menos,
confiesan tener ayuda de sus hijos o recibir remesas de sus familiares
en el exterior. Expresan que esperaban llegar a la vejez en mejores
condiciones económicas y sin tantos sufrimientos después de haber
llevado una larga vida de trabajo, pero no ha sido así.
La revista explicó que enfocó el asunto con la finalidad de que la
realidad de los jubilados "no se diluya en números, en informes o en las
nuevas inauguraciones, logros y éxitos de los noticiarios".
En Cuba es creciente el número de personas que llegan a la tercera edad.
En los próximos años, según datos oficiales, será casi el doble de lo
que es ahora.
La cifra de personas jubiladas, según datos emitidos por la Dirección
Provincial de Asistencia y Seguridad Social en la provincia de La
Habana, es de 335 178 personas, con un promedio de 272 pesos cubanos per
cápita. ¿Cuántos habrá entonces a nivel nacional?
El economista Antonio Romero señala: "En las nuevas condiciones
económicas de Cuba hay que mejorar el estándar de vida de los jubilados,
y como centro de esta mejoría debe estar el incremento de los niveles de
jubilación que reciben actualmente". Pero advierte que esto "no puede
ser ahora mismo, porque la economía tiene sus reglas y no puede
distribuirse lo que no se crea".
Me pregunto entonces, ¿cuándo será? ¿Después de muerta la persona?
Me toca muy de cerca este tema de los ancianos "desamparados". Tengo 68
años, me jubilé a los 60 con la antigua legislación y opté por concurrir
al hogar de ancianos San Rafael, donde permanezco de lunes a viernes, de
8:00 a.m. a 5:00 p.m., desde hace tres años.
Este asilo, que es particular pero apoyado por el Estado, es dirigido
por los Hermanos de San Juan de Dios, una orden que pertenece a la
Iglesia Católica.
Recibo en dicho asilo desayuno, dos meriendas, almuerzo, una atención
médica priorizada y medicamentos gratuitos. Hay geriatras y enfermeras
permanentes, además de especialistas que visitan el centro con frecuencia.
Algunas veces, no con mucha frecuencia, nos dan productos de aseo y
ropa. Una vez por mes se organizan paseos para la distracción de los
ancianos, aparte de otras actividades de entretenimiento que realiza la
institución.
Esta situación, comparada con la de los asilos estatales, donde la
alimentación, la limpieza y la atención dejan mucho que desear, da la
impresión de ser maravillosa, pero no es tan así.
A pagar el asilo tengo que destinar 162 pesos, lo que significa el 60%
de mi chequera. Como además tengo que amortizar mensualmente al estado
59 pesos por el refrigerador chino Haier, que me forzaron a comprar hace
once años, cada mes me quedo solo con 38 pesos.
El asilo está a más de cinco kilómetros de mi casa, por tanto debo
levantarme a las 6:00 a.m. para llegar en hora, luego de "fajarme" con
la ruta de ómnibus 43, una de las peores de la capital. En viajes, gasto
en el mes un aproximado de 30 pesos. Así, me quedo solo con dos pesos.
A veces, para ahorrar o cuando no pasa la guagua, tengo que ir
caminando. Aún estoy fuerte y muy lúcido, pero debido al desgaste físico
propio de la edad, empieza hace mella en mi organismo la distancia
diaria a recorrer. Esto hará que dentro de un tiempo no pueda asistir a
este "asilo voluntario". ¿Cómo sobreviré entonces, si soy una persona
sin familia?
Nuestra Seguridad Social no está preparada para la avalancha de "adultos
mayores" y la economía nacional no resiste la carga que se le viene
encima. A aquellos que trabajaron, como yo, 35 años o más, ¿qué nos
pasará? Parece que nuestros últimos años serán bien negros.
jorgeluigonza72015@gmail.com
Source: Jubilarse en Cuba, una seria desventaja | Cubanet -
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