Rodeados y no solo de agua
JORGE OLIVERA CASTILLO | La Habana | 27 Nov 2014 - 9:15 am.
Breve crónica de una conversación tras un interrogatorio de la policía
política.
El joven insistió en que no revelara su nombre. Tenía miedo. Cree que la
policía política cuenta con poderes cuasi divinos.
Me cuenta que en un reciente interrogatorio le hablaron de los
pormenores de su vida desde que cursaba los estudios primarios, las
enfermedades que padece, sus gustos, sus fobias, el nombre de sus
mejores amigos, entre una extensa lista de intimidades.
Después del episodio represivo el tono de su voz bordea lo
imperceptible. Habla mirando para los costados, como si estuviera
perseguido por un ejército de fantasmas.
Se pregunta cuántas personas han intervenido en lo que no vacila en
calificar como "desdichada" existencia.
Nadie queda fuera de las sospechas. Hasta sus familiares más cercanos
están en la nómina de posibles chivatos.
"Estamos rodeados y no solamente de agua", me dice entre el temor y la
duda. No se fía de nadie. En su paranoia, cree haber visto un micrófono
pequeño encima del poste de la luz que se levanta a escasos dos metros
de donde conversamos. Es de noche.
Nuestro contacto ha sido concertado hace un par de días. En ese instante
es que me entero de los detalles. No me sorprenden este tipo de
noticias. Es parte del escenario que el régimen ha montado y
perfeccionado con el fin de garantizar el poder absoluto.
Analistas de sobrada sapiencia estiman que la plantilla de agentes
bordea los 80.000, sin contar a los colaboradores. Uno de los referentes
más cercanos es el de los desaparecidos servicios de la Stasi, en la
República Democrática Alemana (RDA).
Este cuerpo de vigilancia y control de la sociedad tuvo extraordinarios
dividendos desde su fundación, el 8 de febrero de 1950.
Sin la habilidad y falta de escrúpulos de Wilhelm Zaisser y Erich
Mielke, los dos hombres que ocuparon la jefatura del Ministerio de la
Seguridad del Estado del país centroeuropeo, respectivamente, Erich
Honecker no hubiese podido gobernar como un sultán hasta la caída del
Muro de Berlín, en noviembre de 1989.
La apertura parcial de los archivos de la Stasi en ese lado de la
cortina de hierro, superó con mucho las expectativas.
El nivel de delaciones alcanzó cifras record en este período, sin dejar
de mencionar el uso indiscriminado de procedimientos que causaron daños
irreparables a miles de alemanes.
Bajo chantaje, muchos ciudadanos se convirtieron en informantes, en una
cadena de complicidades que fueron caldo de cultivo para los suicidios,
la indigencia a causa de la exclusión laboral por problemas ideológicos
o los internamientos en manicomios por medio de un falsificado dictamen
médico o simplemente tras perder el juicio en las sesiones de torturas
psicológicas.
Muy poco de estas realidades pudieron ser oídas por mi interlocutor. Al
abordárselas siempre en voz baja, según su deseo, decidió partir en
forma descontrolada.
Puede que sus miedos lo lleven a la locura o a convertirse en soplón a
cambio de cierta inmunidad.
En el interrogatorio le expusieron que podrían llevarlo a los
tribunales. Realiza un trabajo por cuenta propia sin licencia.
Me rogó que si escribía algo sobre este asunto fuera lo más discreto
posible, preferiblemente que no lo hiciera.
La conversación resultó ser más breve de lo que esperaba. Abandonó el
lugar como un bólido. Desconfiando hasta de su sombra.
Source: Rodeados y no solo de agua | Diario de Cuba -
<http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1417076115_11441.html>
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