Sunday, November 23, 2014

La otra sucesión cubana

JOSE AZEL: La otra sucesión cubana
11/22/2014 8:00 PM 11/22/2014 4:04 PM

La conjetura de la sucesión cubana comenzó seriamente en el 2006 cuando
un envejecido y enfermo Fidel Castro transfirió el poder a su más joven
hermano Raúl. Con el general Castro, ahora con 83 años de edad, la
especulación continúa sobre quién le sucederá entre la generación más
joven de oficiales militares y apparatchiks políticos.

En Cuba, los ancianos Castro buscan perpetuar el poder del régimen
comunista alrededor de una sucesión dinástico-partidista-militar. Una
sucesión —que mi colega Dr. Pedro Roig ha definido como "una suprema
manifestación de trágica insolencia"— que busca dar continuidad a la
catástrofe marxista reciclando a sus retoños. Es una frágil sucesión de
cuestionable legitimidad ofreciendo solamente vidas sin libertad. Una
sucesión que presume que el también envejecido exilio histórico
simplemente se desvanecerá.

Ellos calculan erróneamente; existe una menos avisada sucesión cubana
teniendo lugar al norte de La Habana, que se yuxtapone con la de la
Isla. Es la sucesión cubano-americana de la primera ola de exiliados
anticastristas a sus hijos e hijas americanos.

Mi generación —la de los envejecidos héroes de la resistencia urbana en
los años sesenta, de Bahía de Cochinos, de los alzamientos en las
montañas del Escambray, del éxodo de los Pedro Pan— está también
transfiriendo a la próxima generación su misión de 56 años por una Cuba
democrática.

Se trata de una generación de profesionales jóvenes, educados en EEUU,
que sobresalen en cada campo del esfuerzo humano. A manera de ejemplo,
en el establishment político de Washington es la generación representada
por la nueva cohorte de senadores Marco Rubio (R-FL) y Ted Cruz (R-TX),
y los representantes electos Alex Mooney (R-WV) y Carlos Curbelo (R-FL).
Junto al senador Bob Menéndez (D-NJ) y los representantes Albio Sires
(D-NJ), Ileana Ros-Lethinen (R-FL) y Mario Díaz-Balart (R-FL), serán
ocho cubano-americanos sirviendo en el 114to Congreso.

Los cubano-americanos son menos de la mitad del 1% de la población de
EEUU, aun así constituyen el 3% del Senado y más del 1 por ciento de la
Cámara de Representantes de EEUU, hablan por cuatro estados y por ambos
partidos políticos. Mucho más destacado aun es el hecho de que todos los
congresistas cubano-americanos, sin importar su afiliación partidista o
el estado que representan, hablan con una sola voz sobre Cuba y su futuro.

Mi generación tal vez no tuvo éxito deshaciéndose del régimen de los
Castro en Cuba, pero en nuestra sucesión no planeada hemos triunfado
admirablemente transmitiendo a nuestros hijos pasión por los valores
democráticos y amor al país —ambos, EEUU y Cuba. La nuestra es una
visión de una Cuba democrática que ellos continuarán articulando, a
veces en un español chapurreado, pero elocuente y apasionadamente.

Quienes hereden nuestra lucha, a diferencia de sus contrapartes en Cuba,
entienden la libertad como razón de existir y estado de conciencia.
Conciben como forma de vida el libre flujo de información, los derechos
humanos, las libertades políticas, la transparencia, la libertad de
palabra, y el fortalecimiento del individuo ante el colectivismo. Sus
tácticas de lucha por la libertad pueden diferir de las nuestras, pero
estos son valores que ellos no repudiarán, y por tanto no abrazarán el
colectivismo tiránico de Cuba.

Estamos pasando la antorcha a una generación que entiende
instintivamente que el bienestar económico es consecuencia de la
libertad y que sabe evaluar la libertad como un revelador logro
filosófico y moral. También, en dramático contraste con sus contrapartes
en Cuba, es una generación que ha adquirido los valores del liberalismo
clásico de que los servidores públicos no son iluminados emisarios
mesiánicos.

Es una generación que creció escuchando nuestras historias de una Cuba
rebelde que perdió su libertad y ha aprendido de nosotros las lecciones
de Pericles cuando buscaba inspirar a los atenienses durante las guerras
del Peloponeso: "Entiendan que la felicidad depende de ser libres, y la
libertad depende de ser valientes". La devoción de nuestros herederos
políticos por la libertad nos honra.

Profesor Senior en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos
de la Universidad de Miami, y autor del libro 'Mañana in Cuba'.

jazel@miami.edu

Source: JOSE AZEL: La otra sucesión cubana | El Nuevo Herald -
<http://www.elnuevoherald.com/noticias/septimo-dia/article4054874.html>

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