Primer patatús de Fidel Castro
Lunes, Julio 1, 2013 | Por Alberto Méndez Castelló
PUERTO PADRE, Cuba, junio, www.cubanet.org – "Era un campeón, por algo
le decíamos El Caballo, El Uno, pero ese día me dije: este es el
principio del fin. Y ya usted ve cómo andan las cosas, de mal en peor".
Así recuerda un viejo fidelista de Puerto Padre el primer patatús de
Fidel Castro, ocurrido el sábado 23 de junio de 2001, en el barrio
habanero del Cotorro.
Castro estaba por cumplir 75 años cuando sufrió aquella primera caída en
público, mientras pronunciaba un discurso de tres horas, transmitido en
directo por la televisión nacional. Ocho horas después del incidente,
reaparecía en la pantalla para dar su versión de lo sucedido, comentando
jocoso: "Era un ensayo. Se puede decir que me hice el muerto para ver
qué entierro se me haría."
Pero el "ensayo" se repetiría tres años después, al dar un traspié en la
ciudad de Santa Clara, el miércoles 20 de octubre de 2004, esta vez con
un costo agravado para el ensayista: la rótula de la rodilla izquierda
fragmentada en ocho pedazos y una fisura en el húmero del brazo derecho.
En "Carta del compañero Fidel a sus compatriotas," publicada por la
prensa oficial, el viernes 22 de octubre, expresándose en tercera
persona, el Dr. Castro Ruz decía sobre aquel suceso:
"El paciente les solicitó a los médicos no le aplicaran ningún sedante y
utilizaran anestesia por vía raquídea. (…) Les explicó que dadas las
circunstancias actuales, era necesario evitar la anestesia general para
estar en condiciones de atender numerosos asuntos importantes. Por ello,
durante las horas mencionadas que duró el proceso, mantuvo el contacto
con su jefe de despacho, también en las proximidades del salón de
operaciones y vestido con la ropa estéril de los cirujanos. Así, todo el
tiempo, continuó recibiendo informaciones y dando instrucciones sobre el
manejo de la situación creada con el imprevisto accidente."
Antes de transcurrir dos años de… "la situación creada con el imprevisto
accidente", presumiblemente luego de cambiada la vestimenta estéril del
quirófano, a las 9:15 PM del lunes 31 de julio, de 2006, cortada la
programación habitual, quien aparecía en la televisión nacional no era
el Comandante, como cuando el desvanecimiento, sino su ayudante: el Dr.
Castro Ruz había enfermado repentinamente y hacía delegación provisional
de sus responsabilidades.
"Mi estado de salud se convierte en un secreto de Estado que no puede
estar divulgándose constantemente", decía el "Mensaje del Comandante en
Jefe al pueblo de Cuba y a los amigos del mundo", fechado a las 5:30 PM
del 1ro de agosto, de 2006.
No se necesita ser especialista en criminología, ni en siquiatría o
sicología forense, para, al interpretar las palabras citadas en este
artículo, escritas por un mortal en ocasión de ocurrirle tres sucesos
comunes en la vida de cualquier ser humano, tales como desvanecerse, dar
un traspiés o enfermarse, para comprender las características de
personalidad de su autor, y, de paso, entender el oportunismo de los
allegados al castrismo durante más de medio siglo, quienes, al sepultar
en el estatismo un sistema socioeconómico con defectos pero perfectible,
por odio hicieron de este país una nación de miopes cuando no de
menesterosos políticamente hablando.
Precisamente al cumplirse 12 años del desmayo que, según algunos, marca
el fin del castrismo, el vicepresidente Miguel Díaz-Canel y el general
Leonardo Andollo están de visita en Vietnam. Buscan experiencias
industriales, agropecuarias y de arquitectura social, para mantener vivo
el comunismo en Cuba.
Bien pudieron ahorrarse el viaje. Más les hubiera valido darse una
vuelta por mi casa. Les hubiera mostrado un obsequio de mi suegra,
residente en Tampa, que es todo un poema. Dice de cómo quienes se
dispararon a la cabeza, hoy trabajan para protegerse del sol.
Resulta que antes de que, por odio, me prohibieran ir de caza, y los
policías se llevaran mi escopeta, mi suegra me envió de Estados Unidos,
para que fuera de montería, una gorra color desierto y caracteres de
enmascaramiento. Con muy buen gusto, bordaron las palabras MARINE por el
frente, U.S. MARINE en la visera, y en un costado el monograma de ese
cuerpo donde se lee UNITED STATES MARINE. En el interior campea la
etiqueta del fabricante: Made in Vietnam.
¿Acaso el vicepresidente Díaz-Canel y el general Andollo se proponen
llevar a la práctica la técnica con que los vietnamitas fabrican
productos con genuinos valores estadounidenses? Ojala, pero lo dudo, es
demasiado para ellos: los cubanos no son los vietnamitas, por una razón
de fondo: Cuba está a sólo noventa millas de Estados Unidos, y abierto
el contacto pueblo a pueblo, los cubanos terminarán por sacarse al
comandante que por más de cincuenta años llevan dentro. Ese sería el
desvanecimiento total, el patatús definitivo. Esa es también la razón
por las que en lugar de abrirse a América, para que América se abra a
Cuba, se van a Vietnam.
Source: "Primer patatús de Fidel Castro | Cubanet" -
http://www.cubanet.org/articulos/primer-patatus-de-fidel-castro/
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