AGRICULTURA
Entre la hoz y el martillo
ALBERTO MÉNDEZ CASTELLÓ | Puerto Padre | 1 Jul 2013 - 9:59 am.
Tremenda alucinación: el viejo Betico sueña con vender pepinos y tomates
al Hotel Tunas sin pasar por la oficina estatal de Acopio…
"Beto, arranca el tractor y lleva para el Hotel Tunas 10 cajas de
pimientos, 15 de tomates, 1.000 mazorcas de maíz y toda la lechuga y los
pepinos que quedan en el campo. Eso está autorizado".
Beto quedó patidifuso. ¿Se estaría volviendo loco el viejo?
En sus 45 años jamás había escuchado algo semejante. ¡Poner mercancía en
la carreta para llevarla para un hotel…! ¡Para el hotel Tunas…! ¿Y el
visitador de Acopio…? ¿Y el presidente de la cooperativa…? ¿Y los
inspectores…? ¿Y la policía…?
Boquiabierto, Beto miró al abuelo antes de preguntar: "¿Autorizado por
quién, papá? ¿Autorizado por quién…?".
El viejo Betico saltó de la cama diciendo:
"Tráeme agua".
Cuando le llevé el vaso pregunté: "¿Qué le pasa papá, se siente mal?"
"Estaba soñando. ¿Será verdad eso que dice el periódico?", preguntó mi
padre al concluir el relato de sus pesadillas.
"Quizás, duérmase", dije.
Mi padre tiene 87 años. Nació en la finca de mi bisabuelo. Estaba por
cumplir ocho años cuando el 12 de enero de 1934 fue creada la Asociación
de Colonos de Cuba. Él produjo caña de azúcar en tierras propias y
administrando terrenos ajenos hasta que los colonos fueron disueltos por
la resolución 247 del 22 de enero de 1961.
Ese mismo 22 de enero, y por la propia resolución 247 del Instituto
Nacional de Reformas Agrarias (INRA), fue creado la Asociación Nacional
de Agricultores Pequeños (ANAP).
"No nos asociamos, nos juntaron", decía papá.
Cuando todavía siendo un niño preguntaba a mi padre por qué llamaron
pequeños a los agricultores de todo el país, invariablemente respondía:
"No querían que fuéramos grandes. No éramos pequeños. Nos hicieron
chiquitos".
El pasado 1 de junio el reglamento general de la Asociación Nacional de
Agricultores Pequeños cumplió 52 años. Fue instituido por la resolución
número 260 del Instituto Nacional de Reformas Agrarias. Su artículo
número 3 dice: "Esta organización se constituye por tiempo indefinido y
no se disolverá en tanto existan tareas que ella deba realizar según los
fines que motivaron su creación".
El citado reglamento fundacional de agricultores pequeños también expresa:
"Artículo 4: La ANAP tiene como fines los siguiente:
a) Organizar, unir y orientar a los pequeños agricultores en la
aplicación del programa agrario de nuestra revolución patriótica,
democrática y socialista.
b) Cooperar en la compra oficial de los productos del campo como
garantía de precios justos para los agricultores y adecuados para el
pueblo consumidor."
Pero el domingo 23 de junio, luego que por 52 años cooperaran con los
precios a pagar a los campesinos, el periódico Juventud Rebelde publicó
un artículo titulado Lo que hay que sacar del medio, diciendo: "…acaba
de decidirse que las ventas al turismo del sector campesino se hagan —de
verdad— directamente, sin intermediación alguna de los cooperativistas
(…) en adelante, los labriegos firman de tú a tú con las instalaciones
hoteleras los contratos para esas operaciones".
"Vamos a sacar del medio a todo el que no haga nada porque eso sólo
encarece y hace a la economía más ineficiente", citó Juventud Rebelde a
Marino Murillo Jorge, miembro del buró político del Partido y Jefe de la
Comisión de Implementación de los Lineamientos de la Política Económica
y Social del Partido y la Revolución.
"Si van a sacar del medio a todos los que no hacen nada… entonces tienen
que salir ellos mismos… los de la ANAP y los del Partido. ¿Tú crees que
ellos, los que están entre la hoz y el martillo, se busquen un trabajo y
nos dejen a nosotros trabajar en paz?", escucho decir a mi padre con
palabras entrecortadas por su tos bronquial.
"No sé papá, duérmase", digo.
Source: "Entre la hoz y el martillo | Diario de Cuba" -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1372345225_3969.html
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