Dramática conjunción de epidemias en Guantánamo
Miércoles, Diciembre 19, 2012 | Por Roberto Jesús Quiñones Haces
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -La situación epidemiológica
en la oriental provincia de Guantánamo continúa siendo peligrosa. Al
dengue y al cólera se ha sumado una complicación respiratoria
caracterizada por fiebre alta y una tos persistente. Esta conjunción de
enfermedades ha obligado a la dirección del hospital Dr. Agostinho Neto
a habilitar nuevas áreas para la atención de los pacientes.
Constantemente, los medios de prensa de la provincia alertan a la
población sobre las medidas que deben observarse en la manipulación y
preparación de los alimentos, y también sobre la higiene personal, pero
es evidente que una gran parte del pueblo no se percata de la magnitud
de la situación, pues en los barrios periféricos de la ciudad muchos
ciudadanos no hierven el agua y ni siquiera la tratan con hipoclorito de
sodio, un producto que las autoridades han situado en las farmacias,
aunque no en la cantidad suficiente.
Otros ciudadanos guantanameros continúan asistiendo a las fiestas
populares que organizan las propias autoridades, y en esas
aglomeraciones comparten a pico de botella el ron que se les vende.
También algunos conductores de vehículos, estatales y privados,
persisten en lavar sus equipos en los ríos que atraviesan o circundan la
ciudad. Y se suman los cocheros, quienes, en los mismos ríos, bañan sus
animales. En tanto, muchas personas de las comunidades de El Raposo, Los
Cocos y Confluente usan esas mismas aguas para lavar la ropa y para
otras labores domésticas.
Todos los establecimientos públicos han situado en sus entradas
recipientes con agua, jabón e hiploclorito de sodio, para que los
visitantes se limpien las manos y desinfecten sus zapatos. A veces pasa
una avioneta fumigando sobre la ciudad, y continúan las inspecciones
semanales y la fumigación de cada una de las viviendas y
establecimientos públicos. Pero ni esto, ni la campaña que desarrollan
los medios –que continúan sin decir que estamos padeciendo una epidemia
de cólera-, parecen haber sido suficientes para detener esta
confluencia de enfermedades sobre la provincia.
La gravedad de la situación es tal que el Hogar de Impedidos Físicos
adoptó la medida de no permitir la entrada de alimentos preparados o
cocinados en otros lugares. Y la prisión provincial se ha declarado en
cuarentena, suspendiendo las visitas a los reclusos y hasta la atención
religiosa que reciben algunos de ellos.
Debido al secretismo con que las autoridades tratan asuntos como éstos,
se desconoce el número de muertes que hasta la fecha han provocado las
epidemias de cólera, dengue hemorrágico e infecciones respiratorias
agudas, algo que impide que la población tenga una percepción real del
peligro que nos acecha.
Se rumora que a los muertos por cólera no los están enterrando en el
cementerio municipal de Guantánamo, sino en un área destinada para ellos
en el cementerio del municipio Niceto Pérez García, a unos doce
kilómetros de la capital provincial.
En medio de las carencias habituales que padecemos, las que algunos
catalogan ya como endémicas, debido a su prolongación, esta confluencia
de epidemias se nos ha echado encima como una maldición. Pero algunos
guantanameros continúan viviendo como si nada ocurriese. Mientras, otros
toman sus medidas, como un hermano de fe, a quien al preguntarle cómo
veía este fin de año, me respondió: ¨Voy a ver al Padre Arturo, porque
si algo me pasa quiero que Dios me acoja confesado¨.
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