Una antigua enemiga
Jueves, Septiembre 27, 2012 | Por Julio Cesar Álvarez
LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -Cuando conocí
personalmente a Tania Díaz Castro, mi primera reacción fue remontarme al
año 1990. Entonces yo era un joven oficial de veintiún años, recién
graduado de un curso emergente en la Academia de la Contrainteligencia
del Ministerio del Interior.
En esa época, en las oficinas de la Seguridad del Estado, todavía
retumbaba el eco de nombres como Tania Díaz Castro, Ricardo Bofill
Pagés y Samuel Martínez Lara, que dos años antes habían fundado el
Partido Pro Derechos Humanos de Cuba. Era una época de una intensa
actividad represiva, por el miedo del gobierno a que el modelo de
apertura soviética se esparciera por la isla.
A los oficiales de la Seguridad del Estado de más antigüedad les gustaba
humillar a los novatos, quienes se encargaban de los casos de menos
importancia, según el criterio de los jefes. De ahí que casos como los
de Bofill y Tania no estaban al alcance de un recién llegado como yo.
Eran los más viejos los encargados de "iluminarme", y me representaron a
esta mujer como la Hidra de Lerna, a la que era necesario cortar sus
cabezas.
De manera que, cuando saludé por primera vez hace casi un año a esta
madre cubana, periodista y poeta, y a su comitiva— tres perros y otros
tantos gatos —, tuve la extraña sensación de haber viajado en el tiempo,
y de haberme encontrado en el siglo pasado con una antigua "enemiga".
Unos amigos opositores me dijeron que tuve suerte de ser recibido en
términos amistosos por esta decana de los derechos humanos en Cuba. "No
le gustan los extraños, ni que la besen en la mejilla", me había
advertido un viejo amigo y opositor, artífice del encuentro.
Había ido yo a consultar sus buenos oficios. Me iniciaba en el
periodismo independiente y quería que ella revisara mis primeros
trabajos. No sólo se tomó el trabajo de leerlos, sino que también se
brindó solidariamente para enviarlos a nuestros amigos, y a comunicarles
que había un nuevo periodista independiente.
He visto sus fotos junto a Lezama Lima, y junto a Carilda Oliver Labra.
He oído sus anécdotas sobre Virgilio Piñera, y he leído sus poemas. Es
una mujer que, literalmente, no tiene pelos en la lengua y le suelta a
quien corresponda, sin protocolos ni edulcorantes, lo que en ese momento
observa en su colimador.
Pese a mis advertencias, no teme que el chequeo telefónico de la
Seguridad del Estado, monitoree sus conversaciones, y vaya un paso
adelante o las use para manipular alguna frase suya. "No tengo nada que
esconder. Ustedes son muy misteriosos.", dice una y otra vez, con ese
tono de reproche, que ya me es tan familiar.
Me alegro de haber conocido a esta singular mujer, que conoció antes que
yo el dolor del presidio político. Mi antigua "enemiga" se ha
convertido ahora en mi amiga.
http://www.cubanet.org/articulos/una-antigua-enemiga/
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