Censo sin consenso
Jueves, 27 de Septiembre de 2012 12:48
Escrito por Juan Gonzalez Febles
Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) Hacer un censo en Cuba conlleva
el reto adicional de vencer el consenso generalizado y casi unánime de
mentir para subsistir. Se trata de que una población casada con la
mentira y obligada a vivir con ella, haga un paréntesis y se decida por
la verdad.
Esto es muy poco probable.
Los cuestionarios censales, son lo más parecido que pueda concebirse a
los esquemas de interrogatorio policiales. Son bloques o baterías de
preguntas que se repiten con variaciones poco perceptibles. Parecen
tener más del diseño de una batería a desarrollar por dos interrogadores
policiales que de un censo diseñado por demógrafos o cualquier otro
investigador social.
Cómo son pocos los que conocen o están interesados en conocer los
detalles de la ciencia demográfica, la gente se va por el lado práctico
del asunto. Esto se traduce en que si el estado se desentendió de la
satisfacción de las necesidades ciudadanas, no tiene sentido informar a
este estado policial y patrón sobre los detalles de la vida diaria
familiar en que el actual censo, orientado por ese estado, inquiere y se
detiene.
El ciudadano común teme declarar cuantos televisores o cuantos
ventiladores dispone. Temor justificado porque el estado inquiere con
intenciones que el ciudadano aún no logra ver claramente.
Olga B, una rolliza y contenta vecina de Lawton, me dice cuando le
pregunto por qué tanta prisa:
-Quiero llegar rápido, antes que lleguen los del censo…
-Pero…
-¡Ay, Juan! es para cerrar la casa y entonces piensen que no estoy y se
vayan.
Otro vecino dice: -Esta gente está en algo. ¡Total! Te preguntan una
pila de cosas sobre la vivienda y no es para resolver nada. Es para
averiguar si resolviste y entonces que se te tire la policía porque el
material es robado y… ¡ya tú sabes!
Existe el consenso generalizado de que el estado patrón no hará cosa
alguna para facilitar las cosas al ciudadano, entonces, ¿por qué ayudar
a ese estado en su afán de perjudicar al ciudadano? Si es consenso
generalizado que el estado patrón no hará cosa alguna por reparar las
viviendas, ¿para qué informar con exactitud detalles que quizás en un
futuro mediato o inmediato incriminarán al encuestado? Esto es solo un
pequeño ejemplo sobre cómo el cubano de a pie recibe al censo y a sus
jóvenes encuestadores.
Los encuestadores son estudiantes de ambos sexos que caminan distancias
considerables bajo el sol con temperaturas de 32º, 33º y hasta 35º.
Reciben para esta tarea, durante todo el tiempo que esta se extienda, 85
cup, que equivalen al cambio a 3 cuc y algún que otro centavo. Con esto,
quizás puedan comprarse algo dulce, hasta frío y un pan con algo
comestible, ciertamente poco o nada proteico.
Otro aspecto a considerar es el entramado creado para evaluar y compilar
los resultados obtenidos. Esas oficinistas y esos burócratas hambreados,
cansados y sin interés en lo que hacen, aportarán una dosis incalculable
de errores en la compilación y transcripción de algo que verdaderamente
no les importa.
El censo sin consenso que se lleva a cabo en la actualidad, se une en el
lugar de la historia en que reposan los diez millones que nunca fueron,
la Ciénaga de Zapata que felizmente nunca se desecó, el Cordón que no
logró estrangular La Habana. Ciertamente el general presidente no se
quedará atrás y va a igualar a su perínclito hermano en disparates. El
censo sin consenso es su último y mayor aporte. ¿Vendrá algo represivo
detrás?
Para Cuba actualidad: juan.gonzlezfebles1@gmail.com
http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/117-politica/5312-censo-sin-consenso.html
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