Sunday, February 19, 2012

Residencia en la boca del lobo

Publicado el domingo, 02.19.12

CRONICA DE DOMINGO

Residencia en la boca del lobo
Raúl Rivero

Madrid – Ahora que en los medios oficiales aparecen con reclamos (con
acompañamiento de violín y maracas) para hacer desaparecer los panfletos
que se publican en los medios propagandísticos y darle entrada al
verdadero periodismo, la recomendación que hacen las instituciones
profesionales es que se levante la censura. Y que los periodistas
independientes puedan llegar a los lectores de la isla con sus
informaciones, sus crónicas y sus artículos de opinión.

Es a través de ese grupo de corresponsales que, desde hace casi veinte
años, en el exterior hay una visión apegada a la realidad. Es un
movimiento que comenzó con los primeros reportes del presidio político,
sacados de los calabozos en esquelas mínimas escondidas por la familla
de los prisioneros.

En un proceso largo y lento fue en busca de lo mejor del periodismo
republicano y, a pesar de campañas de represiones y amenazas, sigue
vivo, se afianza y se extiende en las redes sociales y los nuevos
soportes del oficio.

Allá adentro trabajan agencias y periodistas en todas las provincias y
algunas firmas son ya habituales en las páginas que siguen el tema
cubano y en medios importantes de otros países.

La visión crítica, abierta, sin melaza ni furias baratas, tiene una
nómina consolidada en aquel país y, para asomarnos nada más que a la
punta del iceberg, pueden verse dos o tres decenas de nombres que ni los
mismos encarnizados censores tienen posibilidades de negar o de esconder
de manera efectiva.

Junto a esa petición esporádica y circunstancial de avance en el dominio
de la prensa, surge por estos días la idea de tratar de manejar, desde
una mesa de La Habana, la literatura de los autores que se han tenido
que exiliar y viven y trabajan en el extranjero.

Para ese afán hay otra propuesta: antes de preocuparse por quienes se
vieron obligados a irse, pidan autorización y llamen a sus revistas y
editoriales a quienes escriben en Cuba poesía, cuentos, novelas o
ensayos con una libertad que alcanzaron por cuenta propia y se juegan
todos los días una condena de cárcel por ejercer ese derecho.

Por el momento, tengo en la cabeza el nombre de Jorge Olivera Castillo
(La Habana, 1961) un poeta que acaba de publicar aquí en España esta
semana su tercera colección de poemas titulada Sobrevivir en la boca del
lobo. El primer libro, Confesiones del crepúsculo, salió en Miami en el
2005. Dos años después, en Praga, el Pen Club le publicó En cuerpo y alma.

Olivera es uno de los fundadores del periodismo independiente, fue
condenado (en la primavera de 2003) a 18 años de cárcel. Cumplió dos, y
sigue en su casa habanera amarrado a las teclas donde encuentra siempre
las palabras para sus piezas periodísticas, sus relatos de ficción y la
poesía, que es más arisca pero se deja querer.

No tengo hoy espacio para explayarme en casos como el de Dagoberto
Valdés, Tania Díaz Castro, Luis Felipe Rojas, Luis Cino y de otros
muchos que hacen allí su obra –para variar la metáfora zoológica de
Jorge Olivera– en las patas de los caballos.

http://www.elnuevoherald.com/2012/02/19/1129999/raul-rivero-residencia-en-la-boca.html

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