Thursday, February 16, 2012

Contaminación mortal en Palmarito

Contaminación mortal en Palmarito
Jueves, Febrero 16, 2012 | Por Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -Nada pudo hacer la medicina
cubana con Gabriela Rodríguez Cabrera, una niña Testigo de Jehová, que
murió de leucemia, a la edad de 8 años, en la localidad de Palmarito de
Cauto, municipio Julio Antonio Mella, provincia Santiago de Cuba.

Desde mucho antes de su fallecimiento, su padre, Miguel Rodríguez
Vásquez, lucha por sacar al resto de la familia de aquella zona,
declarada inhabitable por el Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio
Ambiente (CITMA).

Gabriela nació el 2 de febrero de 1998. Vivió en el número 55 de la
calle 1ra, en Palmarito de Cauto, en un terreno que le fue asignado a
Miguel Rodríguez por el departamento regional de Planificación Física de
la Vivienda. El terreno es colindante con un almacén de plaguicidas y
herbicidas, perteneciente al extinto Ministerio del Azúcar.

Comenta Miguel Rodríguez que los olores y sabores en aquel entorno le
resultaban "raros". Seguro de que algún producto químico contaminaba el
ambiente, decidió quejarse a la Delegación Provincial del CITMA, al
gobierno municipal y al Partido Provincial. Nunca obtuvo una respuesta
favorable.

Gabriela Rodríguez Cabrera, comenzó a sentir los primeros síntomas de la
enfermedad a los cinco años de edad. Un mañana del verano de 2003,
despertó con una fractura en el brazo izquierdo. Luego de un estudio
exhaustivo, se le diagnosticó calcificación prematura en los huesos. Los
exámenes de sangre arrojaron las plaquetas altas y la hemoglobina baja.
El especialista en hematología del Hospital Infantil Sur (La Colonia),
en Santiago de Cuba, Dr. Carlos Yarenis Rodríguez, le dio seguimiento al
caso.

Rodríguez Vásquez, el padre de Gabriela, se enteró de otras muertes por
cáncer, en la calle 1ra, en Palmarito. Francisco Quiñones muere de
cáncer de próstata, en el número 54; Alberto Curra, de leucemia, en el
número 53; y una madre y su hija, en el número 57, ambas con leucemia.

El 26 de marzo de 2004, Miguel envió una carta al entonces Presidente
Fidel Castro, en la que cita: "…a usted me dirijo respetuosamente porque
necesito su ayuda humanitaria para salvar la vida de mi pequeña hija,
quien padece actualmente de leucemia y el lugar donde reside le está
acelerando el proceso de dicha enfermedad, ya que alrededor de mi casa
existe un almacén de productos químicos…"

En lo que pudiera considerarse una respuesta del Consejo de Estado de la
República de Cuba, y no de Fidel Castro, Miguel recibe, en junio de
2004, la visita de un funcionario del CITMA provincial, el ingeniero
Claudio Javier Carracedo. Éste le presentó el expediente de tramitación
de su caso, en el que se exponían entrevistas a varios especialistas de
oncología infantil y toxicología, obtención y análisis de las historias
clínicas de varios vecinos de la zona, así como la búsqueda de
información en Internet.

"Un día antes de llegar a mi casa el licenciado Carracedo, varios
camiones retiraron cajas y sacos del almacén, posiblemente de productos
químicos…", comenta Miguel.

Según cita el informe del CITMA que llegó a mi poder, "La enfermedad de
la paciente no se produce por la inhalación de los productos químicos
tóxicos que se encuentran en el almacén (…) No se ha comprobado
científicamente en el mundo el desencadenante de esta enfermedad, no
obstante, según las investigaciones existen factores genéticos y
ambientales relacionados con dicha enfermedad."

Por otra parte, en los puntos 2 y 3 del informe, relativos a la norma
técnica NC 93-02-202/87, se dice que: "Se está violando lo establecido
en la norma sobre el radio mínimo admisible de protección sanitaria para
los depósitos y almacenes de plaguicidas y herbicidas (…) Planificación
Física no tuvo en cuenta la Norma Cubana que establece el radio mínimo
que debe existir entre los almacenes de esos productos químicos y las
viviendas…"

Para sufragar los gastos por el padecimiento de Gabriela, su padre tuvo
que vender la carpintería particular y parte de su ropa. Cuenta Miguel
que la ambulancia que debía trasladarla hacia el Hospital Infantil Sur
para el tratamiento de quimioterapia, en ocasiones no venía. No le
quedaba otra opción que pagar un auto de alquiler, a veces en vano,
porque al llegar al hospital no había citostáticos.

"Un día la ambulancia que debía recoger a mi niña, trasladó a la cuidad
cabecera un perro de raza casi muerto…", agregó Miguel.

Por mediación del esposo de una prima, residente en Italia, Stefano
Hurosati, y una doctora italiana llamada Josefina, Gabriela recibió
tratamiento con anti-cancerígenos de primera generación. Incluso, Miguel
inició los trámites para un trasplante de médula, en Italia. Esta opción
se vino abajo cuando las relaciones entre Cuba e Italia se enfriaron, en
el año 2007.

Gabriela Rodríguez Cabrera, muere el 2 de enero de 2007, un mes antes de
cumplir los 9 años de edad.

"Como padre, me siento muy preocupado, y dolido a la vez, ya que tengo
un niño de 14 años. El gobierno cubano, que se dice defensor del medio
ambiente y la salud de los niños, hace caso omiso a mis demandas",
concluye Miguel.

odelinalfonso@yahoo.com

http://www.cubanet.org/articulos/contaminacion-mortal-en-palmarito/

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