Sobreponiéndonos al miedo que nos separaba
ALICIA FERNÁNDEZ | La Habana | 22 Sep 2015 - 6:34 pm.
Tensiones entre estudiantes de la UCI, la CUJAE y la UH impuestos como
cordón de seguridad y la Pastoral Juvenil en el encuentro con el Papa.
El encuentro de los estudiantes de la Laurea en Humanidades, del Centro
Cultural Félix Varela, con el papa Francisco, el pasado domingo fue más
de lo que esperaban algunos. Hubo tensiones entre los estudiantes de la
UCI, la CUJAE y la UH que impuso el Gobierno como cordón de seguridad y
la Pastoral Juvenil. El cardenal se llevó una sorpresa y los asistentes
al final lloraron.
Karolina Guillén, estudiante de segundo año del Centro Cultural cuenta
su experiencia.
"Salimos de la Plaza a pie para el Centro y cuando llegamos, nos
identificamos con una oficial y nos dijo que esperáramos que Damián, un
compañero de aula nuestro, que estaba en el grupo de organizadores, nos
vendría a buscar. Supuestamente debíamos estar en primera fila, pero los
de la Seguridad se cuadraron y nos dijeron que no habría distinción y
que entrarían primero los que habían llegado desde temprano".
El oficial se refería a los estudiantes de la UCI y de la CUJAE que se
encontraban apostados allí desde aproximadamente las 11:00 am para un
evento que sucedería sobre las 6:00 pm.
Y Guillén agrega: "Y aunque Mónica, la secretaria del Rector llamó para
decir que ya todo se había arreglado, desde el inicio los de la
Seguridad nos escondieron información. Que si no sabían por dónde
abrirían, que si se había cambiado la hora de la actividad. En fin, pero
eso ya se veía venir".
Karolina se refiere a la carta de inconformidad que, desde el 1 de
septiembre, el Rector del Centro, Yosvany Carvajal, había redactado y
hecho firmar a todos los estudiantes presentes en el acto de inicio de
curso, donde se pedía que los jovenes de la Laurea fueran distinguidos,
al menos con solapines.
La carta que había sido enviada al Arzobispado de la Habana, quedó sin
respuesta.
El encuentro con el Sumo Pontífice lo había coordinado el Rector del
Centro y la idea inicial era hacer la actividad dentro de los muros del
colegio aprovechando los pasillos que comunican la Catedral de La Habana
con el colegio. Otro motivo para efectuar el encuentro era que la Laurea
es un nuevo proyecto educacional de estudios superiores avalado por la
Congregación para la Educación Católica en el Vaticano.
Una carta de la FEU enviada al Cardenal Jaime Ortega pidiendo su
participación en el evento provocó que la convocatoria se abriera a
otros jovenes. Sin embargo, la máxima con la que se promovía la reunión
en la Colina no tenía ningún viso Cristiano.
"Tremenda hostilidad. ¿Tú sabes lo que es pedir que la gente vaya a ver
al Papa bajo el lema: 'Hay que ir a ver al Papa, tenemos que ser
mayoría'?", comenta un joven católico, estudiante de la Universidad.
"Cuando nos dijeron que abrirían finalmente no nos quedó más remedio que
correr como salvajes para alcanzar un lugar", continúa contando
Karolina. "A Lorena se le cayeron los espejuelos y no pudo regresar por
ellos; otra estudiante se cayó y se quedó en el piso. Los primeros que
llegaron a la valla que quedaba frente a la tarima donde hablaría el
Papa abrieron espacio para los que quedamos atrás. Ellos nos empujaban a
nosotros y nosotros los empujábamos a ellos. Hasta que los estudiantes
de la Lauren logramos hacer un espacio. Éramos un grupo de quizás 40
personas que a penas nos podíamos mover".
Y sigue testimoniando cómo los de la UCI o de la CUJAE, que formaban el
cordón de seguridad, perfectamente se podrían confundir con los de la
Pastoral Juvenil, que nunca pudieron acordonarse como estaba previsto
porque no se les permitió.
"Parecía que el objetivo era que ni siquiera pudiéramos ver", afirma
Guillén. "Teníamos a nuestro alrededor un ambiente de tensión e intriga.
En eso llega el jefe de Seguridad y le dice a uno de los del cordón:
'Oye, si no se quitan, entonces a patá por los huevos'. Más tarde el
comentario era que una muchacha de un pulóver rojo le entregaría una
carta al Papa. Y empezaron a buscar entre nosotros a alguien que nadie
sabe a ciencia cierta si existía realmente".
Según Karolina Guillén, la diferencia se hizo notar entre unos jóvenes y
otros cuando los obispos pidieron un momento de meditación y rezo para
el Papa o por las consignas de "Arriba, arriba, juventud católica
arriba", "Esta es la juventud del Papa", "Esta es la juventud de Cristo".
Aunque dice que cuando comenzó el concierto de Martin Valverde y recordó
lo que había pedido Juan Pablo II, en su visita, "que Cuba se abra al
mundo", todos nos empezamos a relajar. "Los del cordón, que parecían muy
fieros, nos dieron espacio para que los que estábamos detrás pudiéramos
hasta grabar; algunos cerraron las sombrillas que habían abierto por la
llovizna y otros se intercambiaron, porque eran demasiado altos y no
dejaban ver."
Cuenta además que había sido un día de mucha tensión. Entre 4:00 y 5:00
am habían detenido a un grupo de personas entre las que había niños de
la Pastoral de Familia de Santa Rita, solo porque uno de ellos es
miembro del grupo Cuba Decide y los demás llevaban pulóvers con mensajes
cristianos, pero con el logo de la organización. Los mantuvieron en la
estación de Boyeros y Zapata, hasta que por una gestión de Juan de Dios,
obispo auxiliar de la Habana, los dejaron finalmente llegar a la Plaza.
"En un inicio nos tenían prohibido tirar fotos y mostrar carteles", así
que los llevaban escondidos en las mochilas, cuenta Karolina, "pero
cuando vimos que el Papa aún tenía energía para tomar notas del discurso
que dio el representante de la juventud católica universitaria, y que
sus palabras hablaban de los sueños y de no quedarse 'en la cola de la
historia', nos envalentonamos. Hubo un momento en que habló de dialogar
con el Gobierno y alguien del público le gritó: 'Si nos dejan'. Aquello
fue el detonante. Todos empezamos a gritar. Y ahí fue cuando levantaron
un cartel que decía 'Que Cuba se abra a los cubanos'. Había que verle la
cara al Cardenal".
Quienes tenían el cartel eran jóvenes laicos comprometidos que en más de
una ocasión se le han encarado al Cardenal recordándole que él no es la
Iglesia.
"Hubo un momento en que todos éramos cubanos", termina contando
Karolina. "Nos hizo sobreponernos al miedo que nos separa. Imagínate que
te pongas a llorar y que creas que eres tú nada más y que de repente
mires al lado y todos estén igual que tú, incluidos algunos de la UCI
que a lo mejor no tenían autorización para llorar".
Source: Sobreponiéndonos al miedo que nos separaba | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1442939462_17081.html
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