Dos enfoques y una solución
PEDRO CAMPOS, La Habana | Septiembre 27, 2015
Un artículo de la periodista independiente Miriam Celaya, Sin
prisa...que no hay prensa, y una carta al Congreso de EE UU del Foro
Democracia y Libertad (FDL) reflejan con bastante claridad los enfoques
predominantes en la oposición tradicional en relación con el
levantamiento del bloqueo-embargo y su impacto en la sociedad cubana.
Al valorar las últimas medidas del Ejecutivo estadounidense en vísperas
de la visita del papa Francisco, la periodista precisa: "Con este nuevo
paso de acercamiento del presidente Barack Obama, que amplía las
posibilidades de beneficios tanto para los estadounidenses como para los
cubanos, el tan cacareado 'bloqueo' no pasa de ser un cascarón vacío de
contenido, y queda en evidencia la falta de voluntad política del
régimen cubano para permitir la prosperidad de sus 'gobernados'.
Literalmente, 'el Rey está desnudo', por más que el discurso oficial
trate de cubrir con su vieja retórica de trincheras las intimidades
expuestas".
En contraste, la carta del FDL, según Diario de Cuba, expone "que el
levantamiento del embargo, tal y como lo plantea la administración de
Barack Obama, permitirá que la vieja élite transfiera el poder a sus
herederos políticos y familiares, brindando muy pocas oportunidades al
pueblo de enfrentar este poder despótico".
Simplificando: para la escritora la nueva política del Gobierno de EE UU
pone en evidencia la debilidad del discurso oficial y su modelo estatal
centralizado; para el Foro dicha política resultará en la consolidación
del régimen.
Me atrevo a considerar que esas son las esencias de las diferencias
entre los dos enfoques.
Desde las posiciones del socialismo democrático que defiende una parte
de la izquierda cubana, coincido con Miriam Celaya en que la política
actual de EE UU, encaminada a empoderar a los emprendedores y a fomentar
las inversiones mayores de capital norteamericano, evidenciaría las
debilidades del modelo estatal y, además, lo llevaría a su paulatina
transformación hacia un modelo económico más democrático.
Al mismo tiempo, estoy de acuerdo en parte con el Foro: la política
estadounidense podría llevar a un fortalecimiento de la élite y su
modelo estatal-centralizado, pero si se concentrara en que el gran
capital coopere con las empresas estatales.
En cuanto a la forma de alcanzar la democratización de la sociedad
cubana, por la que abogan tanto Miriam como la carta del Foro, el texto
de la escritora no lo expresa con toda claridad, pero trasluce su
criterio de que la negociación y el diálogo, que caracterizan la nueva
política de Obama, serían el camino adecuado, al señalar: "La distensión
y el entendimiento son armas mortales para el castrismo".
Por su parte el Foro cree que el camino de la democratización vendría
por las presiones de EE UU. En tal sentido señala: "Si no existe una
política coherente hacia el régimen, los cubanos pagaremos un mayor
costo en el camino de la democratización de nuestra nación...y expresa
profunda preocupación por la fuerte campaña que se ha desplegado para
levantar las sanciones económicas que pesan sobre la dictadura cubana,
sin la existencia de condicionamientos o pasos para el respeto de los
derechos humanos y la promoción de la democracia".
Y aquí comparto plenamente la idea de Miriam de que el camino hacia la
democratización pasa por el diálogo y la negociación, al tiempo que
recuerdo también que las políticas de presiones solo han servido hasta
ahora para consolidar las posiciones más extremas del estatalismo y sus
políticas antidemocráticas y represivas.
De manera que no puedo concordar con la idea de que la democratización
nos vendrá por obra y gracia de las presiones del Norte.
Esa es una tarea que nos corresponde a nosotros los cubanos, todos,
incluidos los cubanos de fuera, sin excluir los que en el
Estado-Partido-Gobierno estén dispuestos verdaderamente a hacer avanzar
el país por un camino donde lo más importante, lo que se ponga en primer
plano, sean los intereses del pueblo, de los trabajadores y no los del
Estado o unas élites controladoras de los capitales, sean privados o
estatales.
Ahora bien, los cubanoamericanos con los cuales se relaciona el FDL,
posesionados en el Congreso estadounidense y tan interesados como toda
la oposición en la democratización en Cuba, bien podrían ayudar a
desbloquearla, contribuyendo a eliminar los pretextos del
embargo-bloqueo, que argumenta el Gobierno cubano para mantener sus
políticas represivas y antidemocráticas.
Ellos, como cubanos, aunque formen parte del congreso de otro país,
tienen en sus manos la posibilidad de entrar a negociar directa o
indirectamente con el Gobierno cubano un quid pro quo que posibilite,
paulatinamente, tanto el levantamiento de todas las medidas del
embargo-bloqueo, como el anhelado proceso de democratización en Cuba.
En artículo anterior, Las extremas frente a frente, expuse esa tesis que
ahora retomo con motivo del artículo de Miriam y la carta del Foro al
Congreso de EE UU.
Si el interés primero de los cubanoamericanos en el Congreso
estadounidense es la democracia en Cuba, en sus manos está contribuir
con ella de esa manera. Si el interés primero del Gobierno cubano es el
levantamiento completo del bloqueo-embargo, como precondición para la
solución de todos los problemas de Cuba, bien pudiera conseguirlo de
iniciar un proceso de democratización.
Si el interés de ambos es resolver los problemas de Cuba y no el de
mantener caprichos de elites enfrentadas, asuman entonces eso que el
papa Francisco llamó la "amistad social", capaz de poner en primer plano
las coincidencias y echar a un lado las diferencias.
En tal sentido no es ocioso recordar lo que dijo en su reunión con los
jóvenes católicos cubanos en el Centro Félix Varela: "La enemistad
social destruye una familia, un país, el mundo".
Source: Dos enfoques y una solución -
http://www.14ymedio.com/opinion/enfoques-solucion_0_1860413941.html
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