Wednesday, July 9, 2014

Miedo y rencor a Castro

Miedo y rencor a Castro
¿Podía ser de fiar aquel personaje atolondrado, vehemente, impetuoso y
agresivo, empeñado en gobernar Cuba a como sea?
miércoles, julio 9, 2014 | Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba. -Son pocos los que saben por qué el pueblo cubano no
apoyó a Fidel Castro en los años que antecedieron a su dictadura, cuando
para poner fin a su corta guerra de guerrillas en las montañas, pidió
una huelga general en 1957 y otra en 1958 y el pueblo se mantuvo a
distancia.

Si revisamos la prensa de aquellos años, podemos saber que a partir de
1944, cuando Fidel dio sus primeros pasos en el escenario político de La
Habana, comenzó a vérsele como un joven problemático capaz cometer
graves errores, al pertenecer a una agresiva organización política,
Unión Insurreccional Revolucionaria –UIR-, envuelta en cruentos
enfrentamientos y, como se publicó, por haber participado en una
balacera en el Estadio Universitario, con un saldo de varios heridos graves.

En 1947 recibe un contundente fracaso cuando participa de una expedición
para derrocar al dictador Trujillo, en la que, para evadir la cárcel,
escapa a nado de la embarcación. Luego, en noviembre de ese año, vuelve
a ocupar las páginas de algunos periódicos, cuando junto a otros
estudiantes, se roba la campana del ingenio La Demajagua, símbolo de la
guerra de 1868 contra España, un hecho hasta ahora poco esclarecido y
calificado entonces de ¨protagonismo político¨.
Al año siguiente, el 22 de febrero de 1948, también se le acusa de haber
asesinado a tiros a Manolo Castro, secretario general de la Federación
Estudiantil Universitaria –FEU-, cuando éste salía del cine habanero
¨Cinecito¨. A los pocos meses, el 6 de junio, vuelve a ocupar las
páginas de la prensa, al verse implicado en el asesinato de Oscar
Fernández Garalt, sargento de la policía universitaria.

El 6 de agosto de 1951, una historia macabra ocupa los titulares de
varios periódicos habaneros, cuando Castro pretende utilizar el cadáver
del líder ortodoxo Eduardo Chibás y desfilar con el féretro hasta el
Palacio Presidencial. José Pardo LLada, uno de los periodistas más
famosos de la época, relató los hechos y acusó a Fidel de querer sentar
el cadáver de Chibás en la silla presidencial para tomar el poder.

En 1953, la mala suerte no deja de perseguirlo. El 26 de julio también
fracasa en su intento por tomar de madrugada el Cuartel Moncada de
Santiago de Cuba con un grupo de hombres, uno de los actos terroristas
más trágicos de nuestra historia. Es condenado a 15 años de cárcel, pero
gracias al perdón de Fulgencio Batista, sólo cumple 22 meses.

¿Podía ser de fiar aquel personaje atolondrado, vehemente, impetuoso y
agresivo, empeñado en gobernar Cuba a como sea? El 31 de diciembre de
1958, se aprovechó de la fuga de Batista y protagonizó un carnaval
estrambótico y grotesco, jamás visto en la isla: Miles de soldados,
barbudos y harapientos levantaban sus armas, de pie, en vehículos
descapotados y en tanques de guerra recién obtenidos, mientras avanzaban
por las vías principales del país celebrando una súbita, inesperada y
extraña victoria, que nadie esperaba. El último en desfilar fue Fidel
Castro, todo bien planeado por él y ya sin su fusil de mirilla telescópica.

Así, comenzó a gobernar, como caído por sorpresa del Infierno, mientras
la población cubana se convertía en su rehén y asumía, sin ella saberlo,
el Síndrome de Estocolmo: esa reacción psicológica en la cual la víctima
desarrolla por su secuestrador un vínculo afectivo mezclado con miedo y
rencor.

Source: Miedo y rencor a Castro | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad/actualidad-destacados/miedo-y-rencor-a-castro/

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